Primera guía de la porteñidad Scalonista

⚽ Calles, murales, clubes de barrio y homenajes populares. Un repaso por algunos de los indicios, explícitos y no tanto, de nuestro amado equipo argentino en la Ciudad de Buenos Aires.

En un artículo publicado en febrero de este año en la Revista Cordón, de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, la periodista Juana Groisman se propuso pensar y determinar las características de la llamada porteñidad. Aunque la propia autora admite desde el inicio que no podrá hacerlo, parte de una experiencia en la que algunos usuarios de Twitter consideraban que no era apropiado que el recital de Taylor Swift se realizara en un estadio en La Plata por la lejanía que les implicaba, para luego pasar a delinear una serie de características de “la cultura, los usos y las costumbres” de los y las habitantes de CABA.

El objetivo de este artículo no pasa por delinear la esencia o los avatares de un gentilicio urbano, sino por trazar ciertas notas de una guía que apunte a precisar algunos de los lugares en los que la Ciudad de Buenos Aires refleje, de manera más o menos metafórica, la existencia del equipo que tiene a todo nuestro país en vilo: La Scaloneta, la selección argentina campeona del mundo en Qatar 2022.

Pensar que un texto de estas características podría agotar el problema sería impreciso, no solamente por las dificultades para investigar en todos los rincones de la metrópolis sino, sobre todo, porque esos puntos se viven construyendo y rearmando.

Se puede empezar por las calles de los cien barrios de nuestra geografía. Técnicamente solo hay una que se refiere a un futbolista: se trata de Hermindo Masantonio, figura de Huracán en los años treinta, que ve su nombre brillar en 200 metros de Parque Patricios. Pero, en un acto de resignificación mundana, podemos incorporar otros casos. El más famoso es el de la senda villacrespense y palermitana llamada como el centrodelantero de la selección: Julián Álvarez, que se hizo conocida no solamente por la cercanía con la Av. Santa Fe y Scalabrini Ortiz, sino también por los festejos con banderas argentinas y dedicatorias al actual delantero del Manchester City.

Hay otros casos con ese nivel claridad: la calle Otamendi, en Caballito, que va desde Rivadavia hasta el Parque Centenario, se podría pensar como un homenaje casual a uno de los mejores defensores de la Copa del Mundo; las calles Molina y Montiel, que corren paralelas en el barrio de Mataderos, una al lado de la otra, como si se pudiera jugar con dos laterales derechos que dejasen un surco en el andarivel, a la vez. El barrio de Palermo tiene un nombre que, si bien no participó de la convocatoria, es indudable que es campeón del mundo: Agüero, aunque no el “Kun”.

En CABA hay tres calles llamadas Martínez, como, acaso los tres Martínez de la selección: Lautaro, Lisandro y, como no, Emiliano (Dibu). Por el barrio de Pompeya, cerca del histórico club de fútbol de salón Franja de Oro, pasa la calle Romero, que no es para el Cuti pero nos hace acordar a él. Sólo una calle comienza con Gómez (Gómez de Fonseca), como el “Papu” Alejandro, pero también está Valentín Gómez y Cañada de Gómez.

La calle Fernández (a secas, ya que hay, por lo menos, dos más: De Enciso y Blanco), como Enzo, arranca en Parque Avellaneda y termina cerca de Bajo Flores, en el Estado Nueva España (Deportivo Español). Correa, como Ángel y Joaquín, florea sus cuadras por Saavedra y Nuñez, desde el Parque Sarmiento al predio de la ex ESMA. El “Huevo” no tendrá su intersección, pero “Acuña” aparece en los letreros de Almagro y Palermo por Acuña de Figueroa.

No existe el “Paredes” a secas, pero la Villa 20 tiene el pasaje Francisco Torres Paredes. La única arteria parecida al “Motorcito” De Paul, es el pasaje Paul Groussac, en Monte Castro. Messi, es cierto, no tiene ni por asomo una calle propia, pero en Palermo, en El Salvador a la altura del 4400, entre Araoz y Scalabrini Ortiz, alguna persona con espíritu de picardía bautizó a la calle como “El Salvador Lionel Messi”.  

Algunos equipos que Argentina enfrentó en el Mundial también tienen de referencia alguna arteria: la calle México, en la zona de San Cristóbal y Constitución, es muestra de ello. Polonia quizás es menos conocida, pero también ostenta su arteria en el barrio de Liniers, así como Australia se despliega por Barracas. Croacia no tiene una calle propia, pero es la continuidad de Tinogasta pasando la General Paz, del lado de Ciudadela. Países Bajos (con el nombre de Holanda) y Francia no ostentan calles pero sí dos plazas, en el Rosedal de Palermo y en la Recoleta. Las otras dos finales que jugó la Scaloneta quedan plasmadas en marquesinas: Brasil en Constitución y La Boca, e Italia, en Flores.

Las paredes y sus murales dejan plasmado al equipo del momento. Las (desde enero) famosas escalinatas de La Scaloneta, la obra «Exabrupto de Color Campeones del Mundo» de Alfredo Segatori en Lavalle y Alem, constituye una iconografía histórica en el centro porteño, con la bandera pintada en el suelo.

Cerca de esa zona, en San Telmo, dos pintadas del artista Mario Abad brillan en el aire porteño: el mural de Messi, con su famoso Topo Gigio a Louis Van Gaal, en Bolívar al 900; y, en Humberto Primo al 400, Di María haciendo el corazón en su clásico festejo de gol. En La Boca, en Caminito, Messi también quedó inmortalizado. En las cercanías de la cancha de River, sobre Lidoro Quinteros, Franco Armani ostenta su figura en óleo, pero en un mural del equipo de River que ganó la Libertadores 2018.

El barrio de Palermo se lleva varias de las mejores obras. En Darwin y Gorriti está la conocida “esquina Messi” (Maximiliano Bagnasco), en donde se ve, en una pared, el momento en que Lionel levanta la Copa del Mundo, junto a Paulo Dybala, Rodrigo De Paul y Emiliano Martínez, que tiene su atajada épica en Gorriti y pasaje Atacalco (Maic Bruera, Esto es). En Gurruchaga y El Salvador se inmortalizó a Messi llevando en andas la Copa del Mundo (@uasen94). En La Paternal, sobre Boyacá y a pocas cuadras del Diego Armando Maradona, Alexis Mac Allister ostenta su mural, con la leyenda “Soy del barrio del semillero del mundo” (@muralistasdela).

Algunos otros campeones del mundo tienen sus murales propios pero en la parte bonaerense del AMBA. Pasa con De Paul (en la calle Emilio Sola, en Sarandí), Leandro Paredes (en La Justina de San Justo), Enzo Fernández (tres pintadas en San Martín), Otamendi (en la escuela N° 47 del barrio La Paloma, en Tigre), entre otros.

Hay varios de los jugadores que brillaron en equipos de CABA: Armani (Ferro, River), Molina, Paredes (Boca), Montiel, Rodríguez, Palacios, Álvarez, Fernández, Pezzella (River), Mac Allister, González (éste último, afuera por lesión, Argentinos Juniors), Acuña (Ferro), Almada, Otamendi (Vélez), Gómez, Correa (San Lorenzo). Algunos otros transitaron los clubes de barrio de la Ciudad: en la Asociación de Fomento Parque Chas estuvieron Palacios y Montiel y el Club Parque vio crecer a Mac Allister.

Nuestros cien barrios, y todo lo que conllevan los “usos y costumbres” de la porteñidad, pueden traer un montón de discusiones, debates y dimensiones. Nadie puede dudar, no obstante, que se trata de una Ciudad campeona del mundo, como todo el resto del país.

Y que las huellas que en sus calles quedan sobre semejante hazaña recién se están poniendo en pie.

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