De Corazza a Jey Mammon: denuncias de abuso sexual de menores, escándalo e impunidad del poder

😠 La misma semana que el primer ganador de Gran Hermano fue detenido por corrupción de menores, un joven sobreviviente relató que fue contactado por él, en una entrevista donde a su vez acusó al conductor Jey Mammon. ¿Qué factores se disputan a la hora de denunciar a una personalidad pública? Opina el periodista Franco Torchia.

Cuando la periodista Gretchen Carlson (Nicole Kidman) decide demandar al director del multimedio Fox News, Roger Ailes (John Lithgow), por abuso sexual, destapa un mecanismo que a efecto dominó va tirando las fichas. El acoso a las comunicadoras sobre el largo de la vestimenta que debían llevar, los comentarios sexistas, los rumores a puertas cerradas de quienes no confían o tratan el tema como chimento de pasillos, la impunidad de un empresario que se afirma insondable, sus amenazas, y los testimonios de muchas que saben y tantas que vivieron lo mismo. Como ella, la joven recién ingresante Kayla Pospisil (Margot Robbie) sepulta sus aspiraciones tratando de repasar si dio señales, cuándo su interés profesional tuvo que conciliar con un sometimiento. El silencio se rompe cuando la conductora Megyn Kelly (Charlize Theron) también decide hablar y, a fuerza de las tres, la noticia estalla en el medio de comunicación. De esto se trató la premiada película “Bombshell” (2019). En su título original, el concepto de una bomba que explota. Pero en su traducción para Latinoamérica, nos llegó como “El Escándalo”, en representación del tratamiento frívolo que se les da a estos casos.

El film se basó en un caso real y se estrenó en un contexto que rindió homenaje a la lucha por el Me Too («A mí también me pasó») en Estados Unidos: un movimiento encarnado por artistas para desarticular la trama de los abusos sexuales del poder, que comenzó por denunciar al magnate y productor Harvey Weinstein (ya condenado a 16 años de prisión, con más de 80 acusaciones). 

En Argentina, la película de ver famosos enfrentando denuncias por abuso sexual y corrupción de menores tiene un punto en común: el escándalo como práctica no sólo con el fin de visibilizar el delito sino de reducir su espíritu a costa de rating sensacionalista. Pero esto no es una ficción.

En una misma semana, Marcelo Corazza –primer ganador de Gran Hermano (2001), productor de la última edición y participante del ciclo La Noche de los Ex que se emitía hasta hace dos viernes en Telefé– fue detenido por corrupción de menores y Lucas Benvenuto, un joven sobreviviente de redes de explotación sexual infantil, relató que mantuvo una comunicación con él donde le pidió fotos íntimas, en una entrevista (A la Tarde, América TV) en la que a su vez contó que llevó adelante una denuncia contra un “conductor y músico” en una causa (que se remonta a cuando tenía 14 años) que la Justicia cerró como prescrita (2021). El nombre de Jey Mammon no tardó en circular en las redes sociales, hasta que más tarde Lucas lo confirmó en un vivo de Instagram. Además aseguró “que hay muchos más famosos involucrados” como “uno que viaja por el mundo”. Más tarde, a través de su abogado Javier Moral, dijo que 114 personas le escribieron asegurándole haber sido abusadas por personalidades conocidas. 

Horas más tarde, la secuencia de hechos. Telefé “suspendió momentáneamente” a Mammon -que estaba al frente de La Peña de Morfi-, quien por su parte publicó un comunicado redactado por abogados donde acusó de extorsión a Lucas. A ello le siguió una batahola de programas. Luego, el acusado publicó una primera grabación a cámara para contar su versión donde se lo ve leyendo; minutos más tarde la borró de sus redes. 

Después eligió a Jorge Rial y a Baby Etchecopar (a quien le respondió dejando ver sus premios Martín Fierro de fondo) para que lo entrevistaran. Mismo modus operandi -presuntamente a cargo de Fernando Burlando- cuando en 2018, Mauro Viale entrevistó a Juan Darthés. Hombres al frente de las notas, ya que el acusado contó que por el momento no hablará con Elizabeth “La Negra” Vernaci.

Según el Programa Nacional Las Víctimas contra las Violencias del Ministerio de Justicia de la Nación, desde 2017 a octubre de 2022 hubo 14.424 niñas, niños y adolescentes víctimas de violencia sexual. De esa cifra, el 84,6% de los agresores son del ámbito de confianza de la víctima, ya sean familiares o conocidos. “No podés dar estas noticias a cuenta gotas porque te rinde más en el programa”, señala Benvenuto.

Ante este panorama, el conductor, escritor y periodista especializado en diversidad sexual y sobreviviente de abuso sexual, Franco Torchia, lo describe como una práctica más cotidiana de lo que se exterioriza socialmente y analiza: “¿Cuál es, en mí, la secuela del abuso? Desconfío del poder siempre”.

“Yo creo que el poder por supuesto que petrifica, ¿no? El poder detiene, el poder desde luego atemoriza. Sin embargo, también es cierto que si hay algo que caracteriza a estas primeras décadas de este siglo del siglo XXI es que, en efecto, el poder está reconfigurándose”— reflexiona en diálogo con El Grito del Sur—“Los movimientos emancipatorios están en una suerte de tensión renovada con el poder. Es en ese marco que hay que ubicarnos. Demandas como las del Me Too en Estados Unidos, movimientos poderosísimos sin poder, pero poderosísimos con mucho poder encima, como el Ni Una Menos en Argentina que este año va a cumplir 8 años. Todas aquellas demandas de violencia sexual también están expandiéndose en el mundo. No quiero dejar de citar también lo que viene ocurriendo en los últimos 10 años en torno a los abusos perpetrados por la Iglesia católica. Me parece que estamos en ese marco global y que en la Argentina impacta a la manera argentina como siempre”.

Franco Torchia

El lunes, el juez Javier Sánchez Sarmiento dictó la orden de liberar a Marcelo Corazza, que aún continúa procesado en la causa en la que se le imputan los delitos de corrupción de menores. La realidad de Gran Hermano y la de la televisión se parecen. Hay una analogía del encierro en ambas, una burbuja frente a una realidad social y económica contrapuesta a la exhibición permanente. 

“Nuestra sociedad está muy empobrecida en muchos sentidos, pero no solo materialmente sino también en su coraje. En general, denunciar en otras sociedades hace que el atrevimiento sea diferente. Quizás el Me Too sea un ejemplo en ese sentido. Porque en Estados Unidos se logró desplazar a una persona que concentraba un poder gigantesco, ¿no?”, aporta Torchia, lo que nos remonta al principio de esta nota. 

“Creo que en Argentina siempre es más complicado, pero sobre todo por una fantasía vinculada a que una persona con cierta o con bastante exposición pública tiene nexos con el poder y no siempre es así. Y aunque fuese así, desde luego que eso no tiene que frenar ninguna denuncia, pero entendemos que la frene”, añade. 

“La lógica del escándalo vuelve a todo una trifulca de soñadores de ShowMatch, empobrece. Y además apuesta a la fugacidad, nace con una especie de fecha de vencimiento y por eso es una especie de estruendo cuyo sonido puede extenderse por algunos días, pero finalmente nadie ignora que ese sonido va a desaparecer. De ninguna manera esto es un escándalo, como tantos otros episodios de nuestra vida que no son reductibles más que al sistema bajo el cual estamos malviviendo”, manifiesta.

Por otro lado, el silencio, que se constituye como el elemento de abusadores y atacantes para perpetuarse y ocasionar vergüenza y opresión en la víctima, se contrasta con el ruido mediático.

“En relación al silencio, creo que hay una incomodidad general para dar cuenta de esto, porque la televisión tiene este funcionamiento amiguista-afectivo cerrado entre quienes la componen, que frente a algo así desacomoda mucho más. Entonces esa incomodidad se ve en ese: ‘lo llamo’, ‘habló, no habló’, ‘mandó o no mensaje’. Todo ese desacomodo es tributario de la lógica del escándalo, como si se tratara de una separación problemática entre dos famosos”, señala Torchia. Cabe recordar que primitivamente femicidios y casos de violencia de género se caratulaban como crímenes pasionales.

Marcelo Corazza al ser detenido por la Policía de la Ciudad

A contraefecto del hermetismo, la televisión ha ido adquiriendo espacio con la idea (que nos remonta a sus orígenes) que lleva el mundo a los hogares. Entonces, si entra en mi casa, genera preguntas: ¿cuántos delitos no se saben? ¿qué responsabilidades tienen muchas personas del medio? ¿es mediante la cancelación la forma de obtener justicia? En ese caso, no es la cuarta pared la que se rompe. 

“Lo que noto es que básicamente está suscitando indignación y la indignación de la mano con el punitivismo, desear penas máximas, precipitar juicios en torno al victimario y la víctima, seguida de ¿cuál debería ser la pena? ¿Cuál debería ser la sanción? ¿Cómo debería ser la cancelación? ¿Qué deberían hacer las empresas, las personas, los amigos/as? Además también hay un gran mareo. En este momento se habla muchísimo de pedofilia y no es el término correcto (sino pederastía; el primero no alude al abuso). Hay una ensalada aborrecible con toda la terminología en danza y las confusiones que despierta, que incluso evidencia una falta de perspectiva de género en la televisión”, analiza Torchia y propone: “¿Por qué no usamos la comunicación precisamente para enfatizar que eso debe ocurrir antes de estos episodios para que no se cometan?”

La ley de Educación Sexual Integral (ESI) se sancionó en 2006. “En los últimos años se habló y mucho, y mal también, en dos oportunidades: cuando en 2018 y 2020 se discutió el aborto hasta que fue afortunadamente aprobado, ¿y después?” —cuestiona el especialista en diversidad sexual — “Es un tema que se evapora. La ESI va a cumplir 20 años; sin embargo, es una ley incumplida”.

Hace algunos años atrás, el panorama era ampliamente distinto. Cuando el sentido común chicanea acerca de dónde están las feministas, o cuando nos preguntamos en qué momento se encuentra hoy el movimiento luego de sancionar la IVE (Interrupción Voluntaria del Embarazo) nos encontramos con una sociedad que reacciona distinto y escucha más. 

La actriz, sobreviviente y activista, Thelma Fardín, ilustró (en una nota para Argenzuela, ciclo que conduce Rial) qué distinto hubiera sido su caso si “una persona que haya atravesado lo que me pasó a mí me dijera ‘acá estoy’”. Ahora ella se lo dice a Lucas. 

A fines de 2018, un año después del estallido Me Too, la actriz denunció penal y públicamente a Darthés, que ya había sido acusado por Dignity Calu Rivero y Natalia Juncos, y que decidió demandar a Anita Co (no se presentó en ninguna audiencia), luego de que ella diera a conocer su testimonio. Thelma fue la única en llevar el caso a la Justicia (encara el primer juicio donde tres ministerios públicos fiscales de los tres países, Nicaragua, Brasil y Argentina, consideraron que había pruebas más que suficientes contra el acusado) por contar con el amparo de los plazos legales, es decir sin la “prescripción” del delito. Uno de los temas del caso de Lucas Benvenuto, quien aún puede recurrir a la instancia del juicio a la verdad.

En este sentido, Torchia repara en un punto central: “estar detrás de la prescripción de determinados delitos también transforma esto en una suerte de fósil, como si todo fuese qué cantidad de tiempo tiene que pasar tal o cual en la cárcel. Y lo digo, además como víctima de abuso sexual que fui, que lo pude contar 30 años después, imaginate en mi caso, pensar en la prescriptibilidad. ¿Frente a mi historia se hizo justicia? Yo siento que sí. ¿Cómo la hice? Fui sumando claves, encontrándome con colegas víctimas, fui tomando de dónde podía y de donde busqué, pero no lo hice solo, sino que fue un trabajo que hizo la sociedad y la historia conmigo”.

Educación Sexual Integral

Se trata, además –detalla el periodista– de no iniciar ninguna causa a una víctima que denunció, como hizo Darthés y como amagó Mammon (en torno a la extorsión). «Más allá de eso, me parece que la necesidad parte por una conciencia integral que no es bajo la lógica del escándalo”, retoma. 

Otro programa con índices de rating fue la presencia de Natacha Jaitt en La Noche de Mirtha Legrand (también en 2018, en marzo), conductora que históricamente incomodó e instigó a invitadas e invitados (como fue el caso de Mario Massaccesi). El archivo de ese entonces vuelve a viralizarse con frecuencia a partir de las siglas y nombres de personajes del medio que acusó por corrupción de menores. La misma lógica del escándalo hizo que el archivo circulara la semana pasada en relación a la detención de Corazza, fake news que Ulises Jaitt salió a aclarar. 

“No son denuncias formalizadas y lo son, no lo sabemos. Por supuesto, hay que investigar. Ojalá todos los abusadores, de esta y otras veces sean identificados pero lo que importa acá es situarse como corresponde frente a violencias en curso”, prioriza Torchia. Es decir, si bien es importante recurrir a la vía judicial, una persona ni el cambio social pueden únicamente depender de un espacio conformado por individuos -muchas veces sin la capacitación necesaria, ni conocer la realidad de barrios en situaciones de emergencia- y de sus decisiones. Entonces el foco se amplía: ¿qué medidas protegen a las infancias? ¿en qué colegios y talleres no se aborda la ESI? ¿cuántos espacios no accionan o desconocen el abuso intrafamiliar e intrainstitucional porque “hace quedar mal”? 

“No hace falta recordar cuáles son los tiempos de las víctimas que son tan infinitos y extralimitados. Cada una tiene sus procesos y formas de llevar adelante aquello que les pasó y de poder vivir con eso que sufrieron, y que a veces no son desde el Poder Judicial porque pierden el sentido de hacerlo. Y lo entiendo. Es torturante depender de sus burocracias y su patriarcalismo. Por eso, creo que no es la única salida. La ley tiene que actuar pero mientras tanto las víctimas nos vamos rearmando”, cierra.

Ante cualquier situación de vulneración de los derechos de niñas, niños y adolescentes, comunicate con las líneas 137 y 102 que brindan asesoramiento, asistencia, y contención de manera gratuita y confidencial.

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