La génesis de la militancia de Juan Del Pino estuvo vinculada a la iglesia, cuando estaba en la escuela secundaria y participó de un grupo misionero. En un principio estaba lejos de la política partidaria, pero un viaje a Bolivia allá por el año 2010 transformó su visión y le permitió conocer de primera mano el proceso de cambio encabezado por Evo Morales. Volvió al país fascinado. De allí en más no dejó de militar y, luego de una serie de experiencias políticas, formó parte junto a un grupo de compañeros y compañeras de la fundación del Frente Patria Grande (FPG).
A finales de 2019, a la dirigente villera Fernanda Miño -muy cercana a Juan Grabois- le ofrecieron el cargo máximo de la Secretaría de Integración Socio Urbana (SISU). Ella decidió aceptar el desafío y fue acompañada por Del Pino, quien se transformó en su funcionario de máxima confianza. Juntos recorrieron el país e impulsaron obras que están transformando la realidad cotidiana de muchas familias que viven en barrios populares. Ahora el joven dirigente de 34 años, oriundo de San Isidro, es uno de los impulsores de la precandidatura de Grabois 2023 y busca que los sectores más humildes sigan ganando protagonismo en una coyuntura difícil.
En la SISU han logrado dar muchas respuestas frente a distintas problemáticas, como de tipo habitacional. ¿Qué balance hacen?
La verdad es que cuando agarramos la Secretaría había apenas cuatro obras en todo el país. Cabe destacar que esta área se creó en el año 2018 a partir de una ley que pelearon los movimientos sociales. Hoy la Secretaría tiene más de 1000 obras en todo el país y ejecutó más de doscientos mil millones de pesos, que además de las obras de integración socio-urbana ha impulsado cerca de 150 mil mejoramientos habitacionales a través del programa Mi Pieza, que está saldando una deuda histórica con las familias más excluidas. Por la escala y velocidad con que se hizo, esta política es algo único en Latinoamérica.
Sos un dirigente joven que forma parte del Frente Patria Grande. ¿Cómo estás viendo a la juventud que empieza a mirar con entusiasmo el crecimiento de opciones anti-política como Milei?
Si lo comparo con el momento en que yo tenía 16 o 17 años, allí estábamos subidos a los inicios de la ola latinoamericana y en un proceso muy distinto al actual. Veo que muchos jóvenes se sienten interpelados por Milei, pero al momento de proponerles una opción rupturista -que interpele sus intereses- están abiertos a dialogar. No hay una cosa tan ideologizada, sino más bien de bronca y malestar por la falta de perspectiva de futuro. Hoy el peronismo no tiene un discurso de opción hacia delante para la sociedad, estamos muy sumidos en la interna. Lo mismo le pasa a Juntos por el Cambio. Milei, en cambio, está teniendo un discurso político claro y no tiene interna.
¿Cuál es tu mirada sobre la situación social y económica actual?
La situación social es mala y muy compleja. Hay una caída muy notoria del salario real que viene de seis años a esta parte, no se termina de frenar la caída. Esto se ve en todo el país, no es una situación como en 2001, 2002 o 2003 donde efectivamente había niveles de pobreza superiores. Pero la situación es muy crítica y la política no está tomando nota de eso. Frente a eso hay un clima de apatía y resignación muy grande.
En dicho contexto decidieron lanzar la precandidatura presidencial de Juan Grabois. ¿Qué significa esto para vos?
A mí me genera mucha expectativa. Juan es un tipo brillante, con un nivel de compromiso que es muy conocido. Él optó por atar su futuro a los sectores más humildes de Argentina y el mundo, lo cual me genera mucha admiración y esperanza. En un principio sentimos su candidatura a presidente como una necesidad para agitar un poco el tablero político, en un contexto en el que se necesita a alguien que se pare con mayor firmeza. Hoy están las condiciones geopolíticas para dar esa discusión que es regional con el objetivo de terminar con el condicionamiento que nos impuso el FMI a partir del préstamo a Macri. También nos parece fundamental atender la deuda social, como por ejemplo repartir 1 millón de lotes con servicios para todas las familias que no pueden acceder a un pedacito de tierra. Creemos que la candidatura de Juan se está convirtiendo en una realidad, en las próximas semanas va a quedar claro que él tiene posibilidades reales de ganar una interna en el Frente de Todos en caso de que haya PASO y convertirse en el candidato a presidente.
¿De qué depende esta posibilidad?
Por ahora, salvo que cambie su decisión, Cristina no se va a presentar. Si lo hace, nosotros y nosotras vamos a dejar todo para romper la proscripción e impedir que se bloquee su candidatura. Pero ella tiene una definición clara y ya la transmitió. En ese marco, no imaginamos que Cristina vaya a apoyar explícitamente a uno de los candidatos. Creo que Cristina va a estar en una posición por encima de todo eso, lo cual es correcto y le garantiza una conducción estratégica al Frente de Todos. La única forma que Juan Grabois se baje es la presentación de otro candidato o candidata de nuestro cuadrante, que plantee una rediscusión profunda de la relación con el FMI. Una opción es Wado, otra Kicillof.
Vivís y militás en San Isidro desde hace mucho tiempo. Allí se encuentra la familia Posse atornillada en el poder. ¿Hay alguna perspectiva de cambio en este distrito? ¿Cómo se van a posicionar?
Tanto Gustavo Posse como su padre Melchor han sabido construir una estructura que representa bastante fielmente el status quo de San Isidro. Por eso logran mantenerse en el tiempo. Nuestro planteo, a nivel local, es que para derrotar al status quo hay que ofrecer una perspectiva de futuro mejor. Ese proyecto no está todavía construido desde el peronismo, pero hay condiciones para hacerlo. El Frente de Todos tiene en San Isidro referentas y referentes de mucho peso y trayectoria. Asimismo, nuestra fuerza tiene un montón de compañeros y compañeras jóvenes involucrados en el día a día. Queremos transformar y hacer de San Isidro un lugar mejor para vivir. Desde Patria Grande queremos debatir puntos como la integración de barrios populares, la defensa del espacio público y la construcción de una ciudad para los jóvenes. Esto último implica una política de alquiler donde el Municipio ayude a que este sector no tenga que irse a otros lugares y un fomento importante a la cultura.
