«Mi voz es mi máquina»

🗣️ Hace veinte años que Claudia Álvarez se desempeña como la voz de la FILBA. Desde ser casi "la voz del estadio" a aparecer en el escenario del evento donde participa en 30 actos en una jornada y camina 12 kilómetros diarios. "Todo eso en tacos".

Hasta comienzos del siglo XIX, cuando la Feria del Libro de Buenos Aires se mudó a la Rural, funcionaba en el Centro Municipal de Exposiciones, sobre Avenida Figueroa Alcorta. La locución de los actos, firmas de escritores y anuncios se hacía desde una cabina: era una voz en off que se reproducía por altoparlantes, como la voz del estadio, de las canchas de fútbol. 

Hoy, Claudia Álvarez es la voz de la Feria: este 2023 cumplió veinte años como locutora oficial de la Feria del Libro. Se la ve en las inauguraciones, pero también en la presentación de distintos actos, que pueden alcanzar los 30 por día. El cálculo lo lleva con precisión: camina un promedio de 12 kilómetros diarios. 

“En tacos”, aclara en una entrevista por Zoom con El Grito del Sur. “Ezequiel Martínez, el director de la Feria, me dice: ‘¿te pusiste el cuentapasos?’ En el grupo de personas que trabajamos para el evento, preguntan: ‘¿cuándo vas a usar el monopatín eléctrico?’”

Claudia tiene un humor que la ayuda a sobrellevar un trabajo cansador que hace “con mucho orgullo”. Además de locutora, es periodista, productora de radio y TV, y docente. Amante de la cultura italiana, estudió en la RAI y acaba de recibir su diploma en cocoliche y lunfardo. Así resume su curriculum.

“Yo me dediqué al área de ceremonial y protocolo para aplicarlo en trabajo corporativo y gubernamental, congresos, conducción de eventos. Soy docente universitaria de ISER, doy italiano para locutores, soy coach en comunicación, estudié en la RAI en Italia y desde hace unos años me corrí de la radio, TV y periodismo para trabajar más con esto. Lo disfruto un montón. Trabajé como locutora y como productora. Escribía de madrugada para Cosmopolitan, Apertura, Salud Vital, hice turismo en radio y en gráfica. Como productora, quiero que los otros brillen, como locutora quiero ser funcional y que se destaque el conductor. Me recibí de locutora en Cosal y de periodista a los 21 años. Tengo 25 años de carrera”.

Dice que durante muchos años “decía sí a todo lo que se me presentaba. Vida social, te la debo. Estoy muy orgullosa, eh, que no se me caiga ningún anillo”.

Su ingreso a la Feria se lo debe a su antecesora, María de los Ángeles Lorenzo. “Me llevó como suplente -cuenta, y viaja a 1997-. Era la época del voceo de cabina: una voz que te decía qué había en cada sala, qué autores firmaban, los pibes que se perdían, etc. La información se concentraba en una línea en el programa, pero yo tenía que armar todo un anuncio. Era todo improvisación. Marta Díaz, cuando era directora de la Feria, me dijo: ‘Vos abrís la boca y abre la boca la Fundación El Libro’. Eso fue un yunque de oro, diamantes y platino. Tenía que leer con la pronunciación exacta en todos los idiomas. Entonces llamaba a la Embajada de Bulgaria, de Suiza, de Indonesia, para chequear las pronunciaciones. Yo no paraba de hablar durante las 14 horas que duraba el encuentro. La cabina funcionaba donde estaba el comité organizador. Había una recepción que se encargaba de recibir las novedades. Todo me llegaba por papelitos muy informales, escritos a mano, por la gente del stand a las corridas o por los propios autores. Había mucho desgaste físico porque era un lugar pequeño, siempre rodeada de equipo técnico. En el centro de Exposiciones, con esos techos altos, de chapa, nos pescábamos todos los fríos”.

Claudia también ha sido la voz en la Feria del Libro Infantil. Cuando algún niñe se perdía, ella intentaba llevarles calma. “Les decía que no se preocuparan, que los que se perdían a veces eran los papás o los maestros, pero que se quedaran tranquilos que los íbamos a buscar, que yo me iba a ocupar -recuerda- Me iba a un stand, les pedía que me pintaran la cara y salía por la Feria con la cara pintada, con unas florcitas. Lo que les llamaba la atención, sobre todo a los varones, era que ‘la señora que habla tiene la cara con dibujitos’”.

En la inauguración de esta Feria, la única mujer que tuvo voz en el escenario fuiste vos, representando al universo de las mujeres. 

También tuvo su voz Silvina Monteros, la intérprete de lengua de señas de Argentina, que estuvo realizando su trabajo en la inauguración. Pero nosotras tenemos un rol que no es el de la voz de la inauguración, como quienes participan y dan un parecer político, como directivos de una asociación. Nosotras somos partícipes necesarias y qué lindo que estemos. La Feria está hecha por muy poca gente que trabaja todo el año, las comisiones están llenas de mujeres. Los ministros son dos varones, y este año se eligió un escritor varón. Eso me excede. Pensá en que este año le han dado una sala para unir todas las temáticas de discapacidad, y aparte el espacio con auditorio de Orgullo y prejuicio. Yo voy a realizar presentaciones en esos espacios todos los días enviada por la dirección a cargo de Ezequiel Martínez. Yo tengo una reunión con el director todos los días para marcar agenda. No siento internamente ningún tipo de diferencia, de exclusión. En mi percepción, no existe. Si queremos igualdad, aceptemos también la idoneidad. Las mujeres están en los lugares donde tenemos que estar. Por supuesto que falta que podamos demostrar cuánto valemos y todo lo que podemos hacer. Que tengamos la oportunidad. Aquí han llegado las que tienen la oportunidad. Y los que están aquí tienen todos la misma posibilidad. 

¿Qué personajes del mundo literario más te impactaron o con quiénes tuviste contacto?

Cuando Estela de Carlotto presentó su libro de memorias, me saludó muy amorosamente. “Ay, nena, que lindo que me acompañes tantos años”, dijo, y nos sacamos una foto. Después estuvo Vargas Llosa y le digo: ‘Maestro, tengo que leer su último libro’. Un colega nos sacó una foto y me la mandó. Y de repente me han hecho algún comentario negativo, pero en mi corazón ese pensamiento no está. Este año estuvo Arturo Pérez Reverte y dijo: “Claudita cumple 20 años, saquémonos una foto”. Nos sacamos una foto en el camarín, subo la escalera, lo anuncio y bajo por otro lado. No lo vi más. Duró tres minutos. Me muero de orgullo pero no tengo tiempo de quedarme.

¿Cómo preparás la voz?

Me cuido, desde los 18 años los 365 días al año, de no tomar nada demasiado helado ni demasiado caliente, no comer picantes. Tengo mis controles médicos de otorrino y foniatra anuales, porque mi voz es mi máquina. Cuidarse significa no tener excesos vocales. Puedo ir un ratito en tu cumple, pero no voy a cantar ni hablar en voz alta. Tengo un desgaste. Somos de poner los huevos en distintas canastas, pero no podés descuidar ninguna. La dedicación y el amor que le ponés a tu trabajo estructuralmente y mentalmente te sostiene y te prepara. Estoy abocada a la Feria. 

Claudia tiene una aspiración: “Un profesor me dijo: los mediocres compiten contra los demás, los sabios compiten contra sí mismos. Cuando sea muy viejita aspiro a ser aprendiz de sabia, tratar de dar lo mejor de mí”.

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