El dolor y la lucha por Chiara Páez, el femicidio que impulsó el Ni Una Menos

💜 Este 10 de mayo se cumplen ocho años desde que Manuel Mansilla, de 16 años, terminó con la vida de la joven. Al femicida se le redujo este año la pena. “Es un mensaje peligroso que da la Justicia porque están corriendo riesgos otras chicas”, advierte Fabio Páez. En esta entrevista el recuerdo de su hija y cómo late en el presente.

Manuel Mansilla fue el primer menor sentenciado con la categoría “femicidio” en Sudamérica. Tenía 19 años cuando el 8 de septiembre de 2017, el juez de menores Javier Prado lo condenó a 21 años y 6 meses de prisión por asesinar a golpes a su novia Chiara, una adolescente con 14 años recién cumplidos, ocultar su cuerpo en el jardín de su casa y crear una falsa coartada: que consistió en llamar a la madre para preguntarle si sabía algo de ella. Le dijo que se vieron, discutieron y se fue ofendida al encuentro con unas amigas, que al rato le habían dicho que ella nunca llegó. La última conexión de Whatsapp fue a la 1.25.

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Al poco tiempo del crimen, Fabio Páez se mudó a Venado Tuerto, a alrededor de 100 kilómetros del sitio donde permanecen los restos de su hija. Necesitó distancia, pero a la vez asegura que ella le da fuerzas para seguir. “En esta lucha, Chiari me hace sentir que la tengo aquí al lado mío porque ella era así, solidaria, carácter fuerte que ya demostraba en las cosas que le gustaban y hacía”, cuenta su padre a El Grito del Sur, y se sincera expresando que la baja de la pena a Mansilla “fue como volver a ese día”. “Encima te van revictimizando cada vez más”, agrega.

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La madrugada del 10 de mayo de 2015 fue una noche oscura y larga que Rufino –ciudad santafesina de más de 18.000 habitantes– no se olvida: la gente estaba en vilo y se necesitó un allanamiento modelo, que requirió de canes entrenados para encontrarla. Tarde.

Twitter se enardeció con la noticia. Otra vez, otra pérdida cada menos de 30 horas. Fue el detonante para que un grupo de periodistas se reuniera; para que ese estallido trascienda de la red social en un movimiento masivo, que se instaló como el corazón de la lucha contra la violencia de género en el país. Menos de un mes después, el 3 de junio, las plazas del país se tiñeron de violeta. Liniers acompañó dibujando a Enriqueta. Chiara fue emblema del #NiUnaMenos.

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Para este 8M, tanto Páez como Verónica Camargo -la madre- iban a recibir el fallo de la Corte Suprema de Santa Fe a partir de la resolución de los jueces Guillermo Llaudet, Georgina Depetris y Javier Beltramone que establecieron la reducción de la condena de 21 años a 15 (de los que ya cumplió 7) por haber sido menor y alegando su “buen comportamiento”. En paralelo, dos mensajes contrapuestos: por un lado, haber simbolizado la primera marcha nacional de la consigna y, por otro, enviar el Día Internacional de la Mujer «un mensaje muy peligroso para todas», asegura Fabio. Con el beneficio de la reducción de su condena, pronto accedería a salidas transitorias.

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Los detalles se fueron sabiendo de a poco. Esa noche, Chiara se despidió de sus amigas porque se veía con Manuel. Lo que es cierto fue que discutieron: ella le manifestó firme su intención de continuar con el embarazo, le dio sus razones, lo dijo con dulzura, segura. Para él era un tema cerrado. 

Chiara Páez

“Todos sabemos que la mataron a golpes, la enterraron, taparon pruebas, hicieron desaparecer el chip de su celular que estaba en la casa, taparon todo con ramas, y comieron un asado a 10 metros del cuerpo. Hay amigas de Chiara que siguen haciendo terapia con una psicóloga porque no lo pueden superar. Todas las barbaridades que hicieron, y le achican la pena. Están corriendo riesgos otras chicas”, advierte Fabio Páez. Habla en plural porque la familia –a la que no le permitieron presentarse como querellantes por protocolo del Código Procesal de Menores de la provincia de Santa Fe– siempre señaló que Mansilla no actuó solo sino con el aval y participación de su madre, aunque la fiscalía no consiguiera pruebas que pudieran demostrarlo al tribunal.

“La pena máxima que puede recibir un menor en los papeles de 15 años, pero ha habido un precedente de menores que le han dado más por la magnitud del asesinato. En el femicidio de Chiara hubo más de 50 pruebas y un asesino confeso. Hasta la Cámara de Rosario agregó en la sentencia los agravantes de ese momento: ‘desprecio de la vida’, ‘conciencia plena del hecho que había cometido’ y el ‘no arrepentimiento’. Está todo anotado en el expediente. Hoy me vienen a decir que él está arrepentido, y sí, eso lo argumenta para salir antes”, manifiesta el padre.

En su sentencia, el juez Prado describió que Mansilla asesinó a Chiara “despreciando su condición de mujer y conociendo su embarazo”. En febrero del año pasado, la Corte de la provincia emitió el fallo con la reformulación de la pena por “no aplicarse la ley penal juvenil” (la 22.278) y ordenó que se lo juzgue nuevamente por un Tribunal de Justicia de Menores bajo la carátula «tentativa de homicidio» (que prevé esos 15 años).

El 1 de marzo de 2023, Verónica y Fabio estuvieron presentes en la última audiencia virtual, donde el defensor de menores se encontraba sentado al lado de la defensora General de Menores y representante del femicida, Gabriela Del Castillo. “Cuando me dieron el espacio de 45 minutos para usar el micrófono, les dije muchas cosas a los jueces: que un día van a tener que dar explicaciones a la sociedad, a sus hijos y nietos porque estaban dejando a un asesino suelto, que puede que vuelva a matar, o a ejercer violencia de género contra otra chica. Y al defensor de menores: usted tendría que estar defendiendo a mi hija, que es la víctima y la menor también, en lugar de a su asesino”, afirma el padre de Chiara. 

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De todas formas, Fabio y Verónica recibieron por mail la notificación de la promulgación del fallo el 17 de marzo. “El sábado 18 tenía el cumpleaños de 15 de mi hija -de otro matrimonio, pero hermana de Chiara- y el viernes anterior me dan esa noticia. Por un lado, estaba organizándole el cumple a mi hija y por otro recibiendo que le bajaban la pena al asesino de Chiara. Fue horrible. No podía festejar porque por dentro sentía una angustia, una tristeza e impotencia, decía ‘cómo puede ser’. Son momentos muy difíciles para nosotros. Cómo arrancás otra vez con tu vida habitual. Yo siempre digo como que uno tiene una careta. Cuando me baño, lloro solo. Y salgo de ahí, y mis hijos están afuera. Así que me tengo que lavar la cara, cambiar la careta y salir a que todo esté bien. Yo siempre digo que cuando los jueces comiencen a ver el daño que hacen… (dice sin poder terminar la oración, confiando en el cambio pero a la vez escéptico a la transformación del Poder Judicial). Mi mamá, la abuela de Chiara, murió de tristeza después del femicidio. Pasaste por tantas cosas malas y de repente tenés que entender que le bajen la pena al femicida que dañó a toda una familia, a las amigas de Chiara. Esta es una lucha por todas ellas”, defiende aferrándose al legado.

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Según el último informe de Amnistía Internacional, se registra un femicidio cada 35 horas que en el 81% de los casos (254 muertes en 2022) se produjo en contextos de violencia doméstica o bien, en los que el atacante es pareja de la víctima o alguien conocido por ella. 

Según el último informe de Amnistía Internacional, se registra un femicidio cada 35 horas.

Fabio reflexiona: “Los mayores porcentajes sí, son del círculo cercano o intra familiar. Es la lucha en la que uno trata de detenerlo, visibilizando esto (su historia) para que las chicas vayan teniendo más cuidado, vayan apoyándose, o no se queden solas. Antes las mujeres sentían mucha vergüenza en hacer una denuncia, salir a hablar con alguien, contar que había sido violada o que había sufrido violencia de género, porque hacían que se sienta culpable. Con el tema de Chiara siempre nos preguntamos por qué. Esos porqués los tenemos siempre y es como que no me entra en la cabeza. Estaba embarazada y siempre me pregunto qué hubiera sido su vida”.

“A él lo conocí de vista nada más. Chiara se quedaba a dormir todos los fines de semana. Tenía una relación excelente con nosotros, somos una familia muy unida. Entonces un día viene y me dice que ese chico estaba en la esquina a 30 metros de la puerta de mi casa. Fue la única vez que lo vi en mi vida. Nunca dio algún indicio de que esto podría terminar ni siquiera en violencia. Ella era, digamos, la de carácter más fuerte. Nunca, ni la mamá ni yo, habíamos escuchado ninguna discusión”, lamenta, intentando revolver el pasado.

Fabio reprocha que “es una lucha muy desigual”: “Nosotros la venimos luchando del primer día y vamos a seguir siempre con el apoyo de la gente, pero los femicidas tienen el respaldo del Estado. Nosotros vivimos cosas horribles desde que se hizo la primera audiencia en Rufino, como el despliegue monstruoso de plata que movió la provincia para trasladarlo pero para analizar un pelo que habían encontrado en la mano de Chiara estuvieron más de tres meses porque ‘no había presupuesto’. Esta sentencia de reducción de su condena es un retroceso judicialmente para el país. Un retroceso hacia la tranquilidad de los colectivos de mujeres, de las familias de víctimas, que están tratando de lograr que podamos vivir en paz o que no sean nuestras hijas o hermanas, y que cualquier mujer pueda salir a la calle y volver tranquila a su casa”.

Pese a las deudas, también hubo avances. Chiara fue la primera mujer en ser juzgada bajo la carátula de femicidio y además impulsó a que se modifique el sistema de búsqueda que anteriormente obligaba a esperar 48 horas para salir a buscar a una mujer. Además, está a disposición la línea gratuita 134 para dar aviso, y la 144, ambos servicios gratuitos y funcionando las 24 horas.

Cuando les informan de la sentencia, Fabio declara que no se podían “quedar de brazos cruzados”. La familia juntó firmas para que no se le reduzca la pena a través de la página Change Org y consiguieron más de 30.000 firmas, pese a la no adhesión judicial. “Eran los superiores (la Corte) de la provincia y la sentencia estaba dictada”, lamenta. Hace poco recibió el llamado de Jorge Barraguirre, procurador general de la Corte Suprema santafesina, que está llevando adelante la causa (ya que actúa como jefe de fiscales) con la presentación completa del pedido de apelación de la Corte Suprema de Justicia de la Nación (que comparte en exclusiva con El Grito del Sur). “Nos dijeron que casi no teníamos ninguna posibilidad de ir”, plantea. Sin embargo, deciden intentarlo porque entienden que la lucha no es por probabilidades, sino que deja un mensaje. El opuesto al que insiste, que está dejando la Justicia, que opina debe reformarse.

Como el que dejaron aquel 3 de junio de 2015. Un mensaje de que aunque todavía no podamos sentirnos seguras, siempre hay quienes están dando sus vidas por nosotras.

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