El primero de marzo de este año, en ocasión de la apertura de sesiones ordinarias de la Legislatura, el gobernador de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur (AeIAS), Gustavo Melella, compartió una frase que sirve para graficar a la perfección el entramado político de la provincia más austral: “En Tierra del Fuego no hay grieta”.
La conclusión de Melella, que oficia de descripción pero también de mojón, debe estar presente en quien esté leyendo este artículo durante todo su transcurso, a modo de clave para entender el panorama político fueguino de cara a las elecciones 2023.
“En Tierra del Fuego no hay grieta” explica, en gran medida, el panorama en relación a cómo quedaron acomodadas las fichas en este proceso. La provincia más austral irá a las urnas para renovar todos los estamentos del Estado provincial y de los municipales; con el oficialismo unido detrás de las figuras ejecutivas, Juntos por el Cambio en listas separadas y una pastora evangelista arriba de la ola libertaria-conservadora que encabeza Javier Milei en Buenos Aires.
Allá por el año 2019, Tierra del Fuego se presentó orgullosa como la primera provincia del país en sellar la unidad puertas adentro del peronismo. Con Rosana Bertone y el intendente de Ushuaia, Walter Vuoto, a la cabeza en búsqueda de sus respectivas reelecciones y el entonces diputado Martín Perez, que perseguía la intendencia de Río Grande. “Unidad Fueguina” se llamaba el frente, que contaba con el apoyo del entonces armador del peronismo: Alberto Fernández.
La cosa resultó bien para Vuoto y Perez, pero no para Bertone, que perdió en primera vuelta con quien era intendente de Río Grande y candidato por fuera de este armado, el mencionado Melella, referente de FORJA en alianza con el partido tradicional de la provincia, el Movimiento Popular Fueguino. El espacio se caracterizaba por ser anti kirchnerista, pero sin problemas a la hora de formar gobierno con fuerzas aliadas al Frente de Todos. “En Tierra del Fuego no hay grieta” permite explicar que la capacidad de obtener consensos desconoce de sellos partidarios, en muchos casos. Entonces el pueblo fueguino eligió la fórmula Melella-Urquiza para el periodo 2019-2023.
En medio de mucho movimiento interno y externo, el 2023 llegó con un nuevo sello de unidad, esta vez entre el actual gobernador y los intendentes (a Vuoto y Perez hay que sumarle a Daniel Harrington, que ganó el Ejecutivo de Tolhuin en 2019). Así nació “Unidos hacemos futuro”, el frente por el que competirán los oficialismos para renovar sus mandatos y que buscará dejar a Gustavo Melella de cara a cuatro años más en la casa de la gobernación. El actual mandatario comparte binomio con Mónica Urquiza. Equipo que gana no se toca.
El binomio Melella – Urquiza deberá enfrentar a dos listas que se extraen, en mayor o menor medida, del armado nacional de Juntos por el Cambio. Por un lado, Tito Stefani y Paulino Rossi serán los candidatos del PRO, que no pudieron (o no quisieron) mantenerse dentro del frente opositor. La otra lista es la del senador radical Pablo Blanco y Rogelio Frigerio (primo del exministro macrista), que se presentan dentro del armado nacional de JxC y son apoyados por la mismísima Patricia Bullrich.
Como signo de estos tiempos destaca la fórmula encabezada por Andrea Almirón de Pauli, pastora evangelista (con todo lo que eso implica), que buscará dejar mejor parado el concepto “Milei” (con todo lo que eso implica) después de varios traspiés electorales en otras jurisdicciones.
Los otros Ejecutivos en pugna son los municipales. En la ciudad de Ushuaia, el intendente Vuoto irá en busca de su tercer mandato, posibilidad emergente de la reforma de la Carta Orgánica de la ciudad realizada el año pasado donde, entre otras cosas, quedó fijado el principio de Democracia Paritaria para la ciudad. El mandatario ushuaiense tiene entre sus principales competidores a Tomás Bertotto, presidente de la Coalición Cívica e integrante de Juntos por el Cambio y, por otro lado, a la experimentada Liliana “Chispita” Fadul, mujer de extracción peronista que hace tiempo se alejó del movimiento para disputar poder desde afuera haciendo palanca en el electorado más bien conservador de la ciudad capital.
Dentro de un sistema electoral que no tiene ballotage, tanto propios como ajenos ven difícil la posibilidad de arrebatarle la reelección al intendente -que llega a las elecciones como presidente del PJ provincial-.
Al igual que Vuoto y Melella, Harrington y Perez intentarán renovar los ejecutivos de Tolhuin y de Río Grande, respectivamente y al igual que Vuoto y Melella -siempre a priori-, el panorama para ellos también se presenta bastante allanado y difícil de hacer temblar.
A nivel legislativo, este domingo estarán en juego 15 bancas con una particularidad: Tierra del Fuego es una de las dos provincias que aún no tiene ley de paridad integral en las listas. Aunque hace años se presentan proyectos, se cita a expertas a exponer sobre el tema y se hace gala del consenso (casi) total que hay al respecto, las iniciativas duermen en los cajones de la misma Cámara Legislativa.
Los números se verán el 14 de mayo cerca de las 22, cuando se hayan contado los votos de los 147.000 electores que tiene la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur.
