“No somos material de descarte”

🚇 Tres fallecidos, tres trabajadores con cáncer y otros ochenta y cinco afectados evidencian que el asbesto en el subte no es “sarasa”. Entrevista con Gustavo Villalba y Martín Paredes, “los maquinistas que no pueden bajar”.

“Vos no podés seguir trabajando hasta que saquen el asbesto del subte”, le dijo una junta médica a Gustavo Villalba en marzo del 2020. Maquinista de la línea B desde hace veinticinco años, tuvo que dejar su puesto por neumoconiosis e inflamación pleural causada por el asbesto. “La única forma de impedir que se siga expandiendo esta patología es evitando el contacto y rogando a Dios que esto no termine en un cáncer”, dice Villalba a El Grito del Sur en las puertas de la estación Rosas, en Villa Urquiza.

El paro del día lunes, en el que todas las líneas dejaron de funcionar en distintas franjas horarias, provocó una nueva ola de ataques hacia los trabajadores: “son todos vagos”; “el asbesto es sarasa”; “quieren un franco más para dormir todo el día”; “hay que echarlos”; “es un paro político”, fueron algunos de los enunciados emitidos por conductores televisivos, funcionarios del Gobierno de la Ciudad, como Felipe Miguel, y voceros de la empresa Emova (ex Metrovías), concesionaria de la Red de Subtes de Buenos Aires.

Martín Paredes, diagnosticado con placas e inflamación pleural, habla con angustia y con los ojos al borde de la lágrima: “Cuando tomo verdadera conciencia de lo que pasa me quiero matar. Durante el día a veces vos te olvidas pero hay momentos en que tu cabeza hace clic y empezás a tomar conciencia y es terrible”. El maquinista se realizó los estudios en el Hospital Británico y en noviembre del 2020 lo llamaron para darle los resultados, al enterarse del diagnóstico “pensaba cuántos años me necesita mi hija vivo, hacía cuentas, cuántas cosas no había hecho en mi vida, cuántas cosas quería hacer. Te agarra una angustia, fue como una sentencia de muerte. Algunos dicen ‘eh exagerado’ pero tenemos tres compañeros muertos. Ahora yo hace dos meses más o menos que estoy sintiendo un dolor en el pulmón izquierdo”.

Otro de los afectados es Daniel Fernández, el primer trabajador diagnosticado con cáncer y a quien debieron extirparle medio pulmón para salvarle la vida. Trabajaba en el Taller Roncagua, debajo del Parque Los Andes en Chacarita, el sector más crítico en lo que a partículas de asbesto respecta. Jorge Pacci, peón de limpieza, falleció en marzo de 2021. Su caso es paradigmático porque la ART se había negado a hacerle estudios, ya que para Metrovías Pacci no era parte del Registro de Agente de Riesgo al no estar en la plantilla del sector de tráfico del subte. Cuando meses más tarde, y gracias a la intervención de los metrodelegados, acude a realizarse exámenes y le detectan un cáncer que en tan solo nueve meses le quitó la vida.

Las y los trabajadores reclaman a la empresa Emova que realice estudios a todo el personal que cumple funciones en el subte, no solo a maquinistas y guardas. Hasta el momento se han realizado estudios a unas 2700 personas de los más de 4000 trabajadores de la red. De esas 2700, unas 85 han sido diagnosticadas con patologías vinculadas al material contaminante. Una trabajadora de los locales comerciales que están en los andenes también fue diagnosticada con fibrosis pulmonar y, según informan los trabajadores, ya está confirmado el caso de una pasajera también afectada.

En los últimos meses, el sindicato de la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y el Premetro (AGTSyP) realizó distintas medidas de fuerza (apertura de molinetes, paros escalonados) para reclamar el retiro de las formaciones con asbesto y por un esquema laboral con dos francos. Al paro del último lunes se sumó la protesta por los descuentos salariales que la empresa realizó sobre los días de huelga.

“No es solo por pedir un franco. Si está la incapacidad de cambiar la flota, está la imposibilidad de sacar los Mitsubishi, la imposibilidad de sacar el asbesto de los CAF 6000, que están tirando asbesto a las vías, si está esa imposibilidad, nosotros entonces estamos pidiendo reducir nuestra jornada laboral para no enfermarnos más porque estamos con el corazón en la boca rezando no tener un cáncer mañana y los compañeros están con el corazón en la boca por no estar en la misma situación”, remarca Villaba.

Las instalaciones fijas del subte, usinas, cables que generan calor también están “forrados de amianto”. En todas las líneas hay, incluso en la H, la más nueva. “Los coches de todos los subtes que fueron fabricados en el siglo pasado también tienen asbesto pero la peor es la línea B”, indican los trabajadores. Los análisis para detectar contaminante empezaron en 2018 luego de la insistencia y múltiples jornadas de huelga de los metrodelegados. La compra de los CAF 5000, realizada al metro de Madrid en 2011 bajo la gestión de Mauricio Macri en la Ciudad, hizo que los sindicatos de ambos países entren en contacto y desde España advirtieron la presencia del material contaminante que está prohibido en Argentina desde 2001. En los últimos cinco años, al menos diez trabajadores del país ibérico perdieron la vida por amianto. Si bien esos coches fueron retirados, no sucedió lo mismo con otras formaciones.

“Yo soy de Tucumán y uno soñaba, como nos pasa a los provincianos, que cuando me jubilara iba a volver a mi Tucumán querida a pasar los últimos años, pero después del estudio ya no planeo más, no puedo planificar para cinco, diez o quince años”, dice Martín Paredes, que trabaja en el subte desde el año 1994, primero en el sector de boletería, luego como guarda y desde 2003 como conductor de la línea B. “Cuando me dieron el diagnóstico, las primeras noches no podía dormir, pensando. Era como una condena de muerte ya directamente. Hubo dos o tres veces que lloré solo, mis hijos eran chicos y uno necesita mostrarse fuerte por ellos”.

Gustavo se manifiesta en el mismo sentido: “me cortaron las piernas, me dijeron te quedas tranquilo en tu casa que te sustentamos. Me cortaron la posibilidad de progreso. Es muy feo no tener un proyecto a futuro, no saber si de acá a diez años, o al año, te despertó un cáncer”.

Por iniciativa y reclamo del gremio, los trabajadores consiguieron que se les realice exámenes anualmente, aunque no a todos. “Lo importante es sacar el asbesto, sería la mejor campaña política que nos puedan entregar. Si no hay más asbesto yo vuelvo a mi puesto de trabajo. Sabes cómo los voto”, dice Villalba. “Estamos pidiendo que saquen el asbesto para que chicos de 25 años que entran a trabajar no lleguen a los 50 enfermos como nosotros”.

“Una cosa así te descoloca, te da vuelta toda la vida y me da mucha bronca escuchar a la empresa, a periodistas mercenarios como Feinmann o Novaresio que dicen cualquier cosa. Da mucha bronca porque este es un tema triste, penoso, angustiante para nosotros, para la familia de los tres compañeros que ya fallecieron”.

“Esta es una lucha desigual” -señalan- “porque enfrente tenemos al Gobierno de la Ciudad, con todo el poder político económico que tiene, a la empresa y por la tele están todo el tiempo diciendo ‘son vagos, no quieren laburar’ y no es así”.

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