¿Qué se hace cuando la justicia tarda 22 años en llegar?

⚖️ El martes 2 comenzó el segundo juicio por el caso Natalia Melmann, luego de que el Tribunal de Casación Penal provincial anulara el fallo que absolvía al ex sargento de la policía bonaerense Ricardo Panadero.

¿Qué se hace cuando la justicia tarda 22 años en llegar? Laura Calampuca, la mamá de Natalia Melmann, se lo pregunta a diario desde aquel 4 de febrero de 2001, al igual que su papá, Gustavo Melmann. 

Ambos llegan alrededor de las 8:30 hs a la puerta del Tribunal Oral en lo Criminal N°4 de Mar del Plata, con el temple cansado, lágrimas en sus ojos y sus cabezas gachas. “Hoy por Natalia, estamos acá, luchando contra la justicia patriarcal”, corean quienes se concentraron alrededor del edificio.

Miramar, ciudad ubicada a 50 km de Mar del Plata, pareciera haber quedado atrapada en el tiempo. El aire es intenso, pesado. El frío cala los huesos en la zona balnearia. Caminar por las mismas calles que Natalia recorrió hace más de 20 años, estremece. 

22 años atrás

Aquel 4 de febrero, la joven había ido a bailar a Amadeus y volviendo a su casa un grupo de policías interrumpió su paso obligándola a subir a un patrullero. La llevaron a una vivienda del barrio Copacabana, en las afueras de la ciudad. Tenía 15 años y una vida por delante que fue arrancada por 4 policías: Oscar Echenique, Ricardo Anselmini, Ricardo Suárez y Ricardo Panadero. También estuvo involucrado Gustavo Fernández, conocido como “El Gallo”, quién entregó a Natalia a sus asesinos y actualmente cumple una pena de 25 años de prisión, pero quedó absuelto de los cargos de coautor del homicidio. 

Copacabana se encuentra unos kilómetros antes de llegar a la zona urbana de Miramar. Para trasladar su cuerpo tuvieron que atravesar literalmente toda la ciudad, hasta dejarla abandonada en el Vivero Florentino Ameghino, donde fue hallada semienterrada entre el barro y las hojas secas cuatro días más tarde. La trasladaron muerta, luego de haber sido torturada, violada y estrangulada con los cordones de sus propias zapatillas en una camioneta policial.  

Ayer comenzó el segundo juicio que se realiza, luego de que el Tribunal de Casación Penal provincial anulara el fallo en el que había sido absuelto el ex sargento de la policía bonaerense Ricardo Panadero, que hasta el momento permaneció libre, transitando las calles de Miramar.

Ricardo Panadero

Ricardo Panadero, policía y femicida

¿Cuántas veces las familias de las víctimas tienen que atravesar el dolor y la impotencia de ver sentados enfrente a los asesinos de sus hijas? 

Panadero está imputado por «privación ilegítima de la libertad agravada por el uso de violencia, abuso sexual agravado por acceso carnal y por la participación de dos o más personas y homicidio triplemente calificado por ensañamiento, alevosía, en concurso con dos o más personas para procurar su impunidad». Su caso no formó parte del juicio en el que los otros tres policías fueron condenados a prisión perpetua, en septiembre de 2002. El actual juicio lo llevan adelante los jueces Néstor Conti, Mariana Iriani y Juan Galarreta.

“Con harina se hace el pan, con la uva se hace el vino. Pregúntale al patriarcado cómo se hace un asesino”, cantan las mujeres que se acercaron mientras esperan que salgan Gustavo y Laura, quienes ingresaron a la sala pasadas las 9:30 hs. Ella, antes de entrar, besa el cartel que está colgado al lado de la entrada, con varias fotos de Natalia en diferentes momentos de su vida. Y llora, llora mucho.  

El grito del silencio

Informan, desde adentro del Tribunal, que uno de los jueces manifiesta que por los gritos y el sonido de los tambores no puede oír los relatos de quienes se encuentran sentados en la misma sala que él, y solicita que se disminuya el sonido de quienes están acompañando a Laura y Gustavo. Al igual que en el juicio de Lucía Pérez, la marea humana del exterior del edificio hace silencio para que pueda proseguir el juicio, ya que de no hacerlo, podría ser la excusa para interrumpir la audiencia. Creen que 22 años de espera ya fueron suficientes, entonces hacen silencio y siguen aguardando que llegue la justicia de la mano de la sentencia a Panadero. 

El juicio se desarrollará esta semana con audiencias hasta el viernes, incluidos los alegatos, y contará con alrededor de 20 testigos. En el piso, la escritura Nati presente acompañará cada jornada. “Como a los nazis, les va a pasar, adonde vayan los iremos a buscar”, gritan cada tanto, hasta que culmina la primera audiencia, pasado el mediodía.

“Es una barbarie lo que hicieron con Natalia”, dice Gustavo, e invita a acompañar cada jornada. Cuando habla se le quiebra la voz, el cuerpo, el alma. La foto de su hija lo acompaña y él la sostiene como si estuviera agarrando sus manos. “Justicia por Natalia” dice arriba de la imagen en la que se ve su rostro sonriente, a medio tapar por cuatro flores de colores. 

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