Sin una reforma judicial feminista no hay justicia, democracia y Ni Una Menos

⚖️ Melisa García, abogada y fundadora de Abofem Argentina, retoma la consigna de la movilización de este 2023 y analiza, frente a este contexto donde la Justicia es el poder más retrógrado del Estado: ¿cómo es posible generar transformaciones desde este 3J?

Este año se cumplen 8 años sin Chiara Páez, el primer caso tratado con la carátula de femicidio en Latinoamérica, y desde la primera marcha nacional por Ni Una Menos. Desde aquel 3 de junio de 2015 hasta lo que lleva transcurrido del 2023, se cometieron entre 2286 femicidios y transfemicidios (de acuerdo al informe presentado por el Observatorio de las Violencias de Género Ahora Que Sí Nos Ven junto al medio de comunicación Feminacida) y 2282 (que reportó el Observatorio de femicidios en Argentina «Adriana Marisel Zambrano», coordinado por La Asociación Civil La Casa del Encuentro, la primera en construir datos estadísticos de los femicidios en el país). En un mismo rango horario que no se modifica: cada alrededor de 30 horas, una mujer es asesinada en la Argentina.

A esta fecha, la consigna ¡Vivas nos queremos! de aquel primer movimiento masivo de los feminismos en nuestro país, no sólo se mantiene sino que se le incorpora el lema de este 2023 que visibiliza «Con este poder judicial no hay Ni Una Menos». Frente a un contexto donde la Justicia se conserva como el poder más retrógrado del Estado en términos de avance con la lucha contra la violencia de género y las desigualdades, de una pérdida profunda de legitimidad, en instancias donde –por ejemplo– le niegan la excarcelación a la mamá de la niña Arcoiris, y donde la Corte Suprema de la provincia de Santa Fe dictó la reducción de la pena para Manuel Mansilla, el femicida de Chiara Páez. Entonces, ¿qué es urgente hacer?

“Venimos luchando muchísimo por el acceso a la justicia en términos reales de derechos humanos, poniendo como bandera que sin una reforma judicial feminista no hay justicia y me permito decir que ni democracia siquiera”, promueve Melisa García en diálogo con El Grito del Sur. Es fundadora y preside la asociación Abofem, la primera organización de abogadas feministas del país, a su vez una consejería Psico-Legal para la defensa y abordaje de casos con perspectiva de género. Trayecto que la involucra en el proyecto de transformación del sistema de derecho ofreciendo capacitaciones, y herramientas; “también hemos impugnado un concurso de jueces y juezas porque no contaban con la formación en género correspondiente”, y “acompañado amparos colectivos por falta de paridad en las ternas”.

En este clima de incertidumbre en vistas a continuar modificando el paradigma patriarcal, el reclamo por la Reforma Judicial Feminista, se alza como prioridad. Entendiendo – en palabras de la abogada– que en esta justicia descontextualizada “no sólo se deslegitima” sino que “demuestra que utiliza su poder a conveniencia” sin el “sentido de impartir justicia”. “Está alejada total y completamente de la sociedad, pareciera que son como arcaicos y en muchos casos nos alejan de saber la verdad, que es su rol principal”, manifiesta.

Este sábado, desde las 13 a las 15 horas, en el gazebo de Abofem, tanto la fundadora como integrantes de la asociación de letradas con perspectiva de género, estarán brindando asesoramiento gratuito, concientizando qué es y por qué es tan importante la reforma judicial feminista, y destacando la necesidad de que sea prioridad además de una mención dentro de las causas de Ni Una Menos y que principalmente “se haga efectiva”.

“Sin dudas el sistema judicial que tenemos en toda su lógica, desde la Corte Suprema de Justicia que se roba facultades que no le corresponde, que tenemos 4 jueces varones y sin nombramientos de mujeres en este momento cuando hay una banca disponible, cuando tenemos sentencias aberrantes, termina ocasionando una enorme injusticia. Incluso metiéndonos en política partidaria, para perjudicar a nuestra vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner”, evidencia García.

Volviendo a las bases, para la socióloga y referente Rita Segato (La guerra contra las mujeres, 2016; a su vez citada en el informe del Observatorio Ahora Que Sí Nos Ven y Feminacida), la violencia de género y los femicidios están arraigados en “las desigualdades de poder” y “las relaciones de dominación” entre hombres y mujeres en la sociedad, de modo que son el último eslabón de un fenómeno estructural y cultural más amplio “basado en el disciplinamiento” hacia las mujeres.

A esto aludió el padre de Chiara, Fabio Páez, cuando el 8M de este año dijo que la reducción de la condena de Mansilla “es un mensaje peligroso que da la Justicia” a las mujeres paradójicamente en fechas tan simbólicas como el Día Internacional de la Mujer o de Paro Nacional, como el Ni Una Menos.

“El sistema penal termina siendo un disciplinamiento, o un mensaje a la sociedad”, lamenta la abogada al tiempo que también considera: “si estamos hablando de un delito cometido por un menor de edad, tenemos que rever qué sistema le va a regir. En este punto la sanción tiene que ser -más allá de que sea privativa de la libertad- la menos gravosa. Eso tiene que ver con una mirada de los derechos de la persona que está imputada pero no contextualizada en los casos que tienen que ver con la gravedad de la violencia de género”. Recordemos que el femicidio de Chiara obtuvo una primera condena con agravantes ante el hallazgo de alrededor de 50 pruebas y la confesión del crimen.

“Es ahí donde la respuesta termina siendo que si se aplicara perspectiva de género encontraríamos justicia y los mensajes serían otros. No solamente dentro de las sentencias judiciales sino en los abordajes de los medios de comunicación después de ese tipo de sentencias”, añade García en referencia al tortuoso y revictimizante proceso que transitan las familias de una víctima o denunciante: Páez denunció la desigualdad entre que Mansilla contase con el respaldo de la Defensoría de Menores, no así ellos en representación de Chiara que también era menor; incluso no les permitieron presentarse como querellantes por protocolo del Código Procesal de Menores de la provincia de Santa Fe.

Otros puntos de la reforma judicial feminista –en el que insiste Jimena Aduriz, mamá de Ángeles Rawson– señalan la necesidad de modificar carátulas por “lesiones” y añadir “en ocasión de”, ya que judicialmente equivalen lo mismo causas o accidentes por viales que atentados de femicidio. “Además cuando hay un caso de una niña desaparecida, por ejemplo, tiene que aplicarse la perspectiva de género en los rastrillajes que realmente la justicia no aplica a pesar de estar establecido en la Corte interamericana de Derechos Humanos”, complementa García. No olvidemos la falta de aplicación de esta medida en la búsqueda y cobertura mediática del transhomicidio de Tehuel de la Torre.

Entonces ¿cómo es posible garantizar una mejora del sistema con una perspectiva antipunitivista? considerando la dificultad de una reinserción en agresores y femicidas. “Primeramente hay una batalla anterior que es la contextualización de la sentencias situadas: la perspectiva de género en el abordaje, y eso va a llevarnos en algún camino de pensar de una manera antipunitivista. Hoy tenemos un sistema penal donde la lógica es punitivista. Y si bien desde los feminismos cuestionamos el punitivismo, porque no resuelve, porque la reinserción termina siendo peor, y porque verdaderamente las cárceles no son un lugar donde se trata de reveer conductas sino más bien donde se agudizan esas violencias”, responde la abogada, al tiempo que concluye con el horizonte hacia el futuro: “Es un tema muy complejo porque tiene que ver con el sistema penal que tenemos a la vez que por otro lado también hay una lectura social que sostiene el punitivismo o la sanción como el sentido de la Justicia. Considero que debemos pensar en otras lógicas, en justicias más distributivas. Un ejemplo es la Ley Micaela: que no busca la pena sino el foco en la sensibilización y concientización. Son medidas difíciles de lograr y parece que tuvieran menos peso, pero es un camino a recorrer”. 

Si estás atravesando episodios de violencia de género o conocés a alguien en esa situación, la línea 144 brinda asistencia gratuita las 24 horas del país y permite realizar la denuncia. También te podés acercar a cualquier comisaría, recordá que es tu derecho.

Compartí

Comentarios