Estar “quemado”, no dar abasto, vivir con angustia, no llegar a fin de mes, hacer malabares entre dos o tres trabajos precarizados y tener constantemente miedo a ser despedido: estas son solo algunas de las formas que toma la crisis económica en la vida de los jóvenes argentinos. Tener que aportar a la economía familiar, la falta de proyección a futuro, el desgaste de los afectos luego de la pandemia y las migraciones forzadas impactan de diferentes maneras en la psiquis de los chicos y chicas. Entre el peligro de perder la gratuidad de las universidades y los ajustes cotidianos en el transporte, cada vez son más los que se vuelcan a las apps de reparto o los call centers, buscando una solución temporal. La falta de oferta laboral esboza un futuro incierto. De a poco, se va forjando una generación donde la desesperanza parece ser un signo de época, el estrés una realidad unánime y la angustia una variable de cambio.
Los datos del cuarto trimestre de 2023 -extraídos del informe del INDEC- muestran que en Argentina los más afectados por el desempleo fueron los jóvenes de entre 14 y 29 años. Para ellos, la tasa de desocupación fue del 13,4% en mujeres y 11,5% en los hombres. En términos de salud mental las cosas no son mejores: según la OMS, para el 2021 se calculaba que uno de cada siete adolescentes de 10 a 19 años padecía algún trastorno mental. Asimismo, el 3,6% de los adolescentes de 10 a 14 años y el 4,6% de los de 15 a 19 años dijeron padecer un trastorno de ansiedad. Sin embargo, estas enfermedades siguen en gran medida sin recibir el reconocimiento y el tratamiento debido.
Julieta Calmels es psicóloga, subsecretaria de Salud Mental, Consumos Problemáticos y Violencias de la Provincia de Buenos Aires y “militante del proyecto Nacional y Popular”, como se define en sus redes sociales. Cuando se conoció que la ley Ómnibus contemplaba modificaciones en la ley de Salud Mental -cuyo espíritu está a favor de la desmanicomialización y el empoderamiento de los usuarios del sistema de salud mental-, fue una de las primeras en advertir el perjuicio que podía generar este retroceso en materia de derechos. “El modelo manicomial concluyó hace muchos años y es nocivo, porque las personas se desligan de sus comunidades, pierden lazos afectivos, referencias comunitarias y empeoran mucho su salud”, explicó en una entrevista a Página/12.
Consultada por El Grito del Sur, la funcionaria habló sobre cómo afecta la realidad política a les jóvenes y cuáles son las estrategias que se deben elaborar para mejorar el sistema de salud. Una conversación reflexiva que abarcó desde los vínculos hasta la precarización laboral, pasando por el consumo de sustancias y plataformas. “En la Provincia de Buenos Aires, las políticas de salud mental son transversales. De hecho, un tercio del presupuesto que se invirtió en estos cuatro años proviene de otras áreas de gobierno”, aseguró la psicóloga.

¿Cómo ves la salud mental de la juventud actualmente? ¿Cómo afecta la crisis económica?
La situación de crisis es económica pero también social y simbólica y está sucediendo por la manera en que se ejerce el poder desde el gobierno nacional y el retiro del Estado en muchos niveles. En los jóvenes afecta especialmente en el acceso a bienes y servicios básicos y en la continuidad de un estudio. El panorama actual implica más deserción escolar y universitaria porque los chicos y chicas tienen que salir a buscar su propio sustento. También afecta los procesos de autonomía de la juventud, que se ven golpeados. Esto genera, a su vez, un incremento en los números de ansiedad y consumos, que ya se venían agudizando después de la pandemia.
Como decías, cada vez más chicos y chicas tienen que dejar sus estudios para trabajar. ¿Cómo impacta esto en su subjetividad?
Es una situación de frustración muy grande, ya que la universidad muchas veces representa la posibilidad de construir un futuro mejor, un mejor empleo y la puerta de entrada a un entorno que promueve redes de contención y vínculos. Esto tiene una gran consecuencia en los chicos, pero también en los adultos que pensaban que sus hijos iban a llegar a hacer una vida mejor.
Milei tuvo una gran cantidad de votos entre los varones de sectores jóvenes. ¿Por qué creés que se da este fenómeno? ¿Coincidís en la idea que es una revancha contra el avance del feminismo?
Es real que mundialmente todo momento de la historia que ha tenido grandes avances en la ampliación de derechos y el reconocimiento de tales tiene reacciones muy conservadoras detrás. Creo que el voto a Milei tiene muchas dimensiones posibles involucradas. Considero que la juventud está queriendo producir algunos cambios que se capitalizaron de esa forma a partir de muchas desilusiones y dolores. Igualmente, como estuvo el voto a Milei a nivel nacional, en Provincia de Buenos Aires el pueblo eligió otra manera de gobernar, con un apoyo rotundo a Axel Kicillof. Es otra manera de pensar la política y de elegir la vida. Considero que estamos en un momento de disputa del gobierno argentino, pero no daría por concluida la voluntad popular a favor de la derecha.

Hablaste de un aumento de los consumos. ¿Cómo es esto? ¿Se consumen las mismas sustancias?
A nivel mundial vienen aumentando los consumos desde hace un tiempo y el consumo de alcohol es por lejos el más importante. También aumentaron los consumos de la tecnología y el de psicofármacos, que a veces tienen que ver con regular el sueño y la ansiedad, factores que se vieron muy afectados por la pandemia. Vale aclarar que no todos los consumos son problemáticos.
Respecto a la pandemia, ¿creés que la salud mental de les jóvenes es una de las áreas que no se llegó a abordar del todo por el gobierno anterior?
Me parece que la pandemia vino a trastornar la vida de todos. El gobierno anterior intentó hacer muchos esfuerzos económicos para que el país no se cayera en ese sentido. Desde la Provincia de Buenos Aires también activamos políticas específicas como líneas de acompañamiento a los contagiados e incluso se trabajó en los hospitales armando protocolos para los ingresos a los velorios. También tuvimos un programa de post-pandemia en el cual acompañamos a los chicos a retornar al colegio. Creo que la pandemia lo atravesó todo, así que prefiero pensarlo en clave de “trans pandemia”.
¿Qué genera en la juventud la proliferación de las redes sociales?
La utilización de redes sociales y el consumo de tecnologías afecta tanto a los jóvenes como a los adultos y hace que cambien las relaciones entre ellos. Las interacciones y las plataformas que utilizan los jóvenes traen problemas que van desde el grooming hasta la exposición de los cuerpos, especialmente de las chicas. También están las apuestas online que en el caso de los menores de 18 años son ilegales y es parte de un problema contemporáneo que hay que abordar.

¿Qué pasa con las modificaciones a la ley de Salud Mental que se habían propuesto en la ley Ómnibus?
Es llamativo cómo se siguen armando discusiones en torno a la ley de Salud Mental, que tiene más de diez años y retoma tratados internacionales y derechos avalados por las organizaciones de salud. Las propuestas que se habían planteado no solo tenían un nivel de abordaje muy pobre sino que significan un retroceso. La posibilidad de que un juez indique una internación en vez de ayudar a que la internación sea más fácil complejiza el panorama. Respecto a los jóvenes, la modificación implica que los padres puedan pedir la internación, algo que pasa solo en la órbita de salud mental. En sí no es verdad que las internaciones no se aplican, de hecho aumentaron un 28,8 % entre el 2022 y el 2023. Sin embargo, esto no quita que hay que seguir trabajando en los problemas de salud mental y que tenemos que aumentar las respuestas, especialmente en los casos agudos. Esto no es un problema de la ley, sino un problema de la organización del sistema de salud. Lo mejor sería encontrar respuestas idóneas, crear sistemas de emergencia con más perspectiva de salud mental, vincular de mejor manera con los territorios y los hospitales, entre otros factores.
¿Qué políticas se están llevando a cabo desde la Provincia de Buenos Aires en torno a la salud mental?
En la Provincia de Buenos Aires, desde hace cuatro años, se está realizando una reforma de Salud Mental que tiene muchos ejes. Por un lado está la desmanicomialización, donde se busca transformar los manicomios en dispositivos comunitarios a través de la creación de casas colectivas, acompañadas por equipos de salud para garantizar la inclusión social. También se acrecentó la cantidad de camas para internaciones de salud mental en hospitales generales, y se crearon 19 espacios de base comunitarios para la salud mental, los cuales aún quedan tres por inaugurar. Asimismo, hay programas que transversalizan los hospitales y los centros de salud tanto para adultos como para infancias y juventudes.