Una ofensiva bestial contra los más débiles. Concreta, política y discursiva. Una campaña de «limpieza del espacio público» centrada en el desalojo y la desaparición de personas en situación de calle. La Ciudad de Buenos Aires atraviesa su momento más crítico desde que comenzara -hace 16 años- la administración macrista. Sin la herencia de gestión de Larreta y con una población empobrecida, Jorge Macri ha optado por construir un enemigo en torno al sujeto más vulnerable: la gente sin hogar.
La campaña comunicacional que mostraba el antes y el después de los desalojos a la gente en situación de calle encendió las alarmas. La preocupación se disparó con las declaraciones del ex-progresista y ahora bullrichista Diego Kravetz, ministro de Seguridad de la CABA: «O dormís en un parador o vas a dormir a otra ciudad». En la misma entrevista, Kravetz declaró que la mitad de la gente en calle tiene antecedentes delincuenciales y sentenció: «El 60% no tienen vínculos con nadie, solos de soledad absoluta, nadie pide por ellos, no hay con quién trabajar el vínculo de salud mental»
Florencia Montes Paez es militante del colectivo No Tan Distintes, que nuclea mujeres y disidencias en situación de calle. Desde hace años trabajan con este colectivo con una perspectiva integral de derechos. «Una de las cosas a marcar es que Kravetz desconoce toda la trayectoria de derechos que tenemos las organizaciones sociales en diálogo con los distintos Gobiernos. Lo hicimos en 2010 para demostrar que las políticas de parche como los paradores y los Operativo Frío no servían, que los lugares estén abiertos solo de noche y entregando frazadas solo en invierno, como si la problemática fuera recortada».
Montes Paez destaca el trabajo realizado para la aprobación de la Ley Nacional N° 27.654, orientada a la atención a personas y familias en situación de calle. Allí se enfatiza en la necesidad de encontrar soluciones de fondo, centros de integración e instituciones abiertas las 24 horas. Entre otras cosas, la norma reconoce el derecho a la identidad, a la dignidad personal e integridad física así como al acceso y al uso de los servicios, de la infraestructura y de los espacios públicos.
El debate sobre las soluciones parciales no es nuevo. «Hablar de que la gente no quiere ir a los paradores da cuenta del desinterés que tienen por la problemática», señala Montes Paez, que destaca el trabajo realizado por las organizaciones y movimientos sociales que abordan la problemática. Pero también subyace una nueva lectura, vinculada a la emergencia de discursos que se centran en la responsabilidad individual.
«A tono con el clima de época y el triunfo de Milei hay un reforzamiento de la narrativa individual. En este caso, las problemáticas sociales son contadas como si fueran elecciones individuales en lugar de atender a las cuestiones estructurales, macropolítica, macroeconómicas para que la gente termine en situación de calle. Cada vez más gente va a quedar en la calle pero todo el relato individualizante hace parecer que fuera responsabilidad de la gente que hace las cosas mal«, concluye la militante.