“Este es un juicio armado. Tiene un móvil económico y político, de eso no tengo dudas señor Juez. Yo vengo a presentarme y a dar la cara”. Así comenzó la declaración de José Alperovich en la causa que lo tiene como imputado por abuso sexual. Casi como una provocación o por los destinos de una justicia que llega después de 5 años, el lunes 3 de junio -el día de Ni Una Menos- declaró el dos veces gobernador y ex senador por Tucumán.
El juicio se encuentra en su etapa final y con la declaración del político tucumano comienza la etapa de alegatos en el Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional Nº29 a cargo de Juan María Ramos Padilla. Este juicio inició en febrero de este año y tuvo una decena de testigos que pudieron retratar el entorno siniestro donde se encontraba la joven denunciante a la que llamaremos F.
Alperovich es acusado de tres abusos sexuales, dos en grado de tentativa, y enfrenta seis cargos por violencia sexual con acceso carnal que habrían sucedido en los años 2017 y 2018 en la Ciudad de Buenos Aires y en la provincia de Tucumán.
“Por qué se quedaba si yo la abusaba, cuál era el motivo por el que se quedaba. Por qué volvía a Buenos Aires si acá fue abusada entonces, eso es lo que yo me pregunto señor Juez”, repitió incansablemente el imputado.
El ex senador estuvo acompañado por sus cuatro hijos -Gabriel, Sara, Mariana y Daniel- con un traje azul brilloso y una medalla en su mano bendecida por un rabino ortodoxo, según le comentó a una periodista en la sala. Su esposa Beatriz Rojkés no asistió pero estaba por Zoom, con la cámara apagada.
“Sarita” Alperovich estaba con actitud provocadora. Ella es legisladora provincial y antes que comenzara la audiencia enfrentó a una periodista: “Espero que ahora escuchen, escuchen a la otra parte, porque yo los veo. Sé lo que dicen de mi padre”. Luego se la vio vapeando y arrojando humo en la sala.
Luego de sus primeras declaraciones, el ex gobernador fue interrogado por la defensa que lidera Augusto Nicolás Garrido, parte del estudio de Mariano Cúneo Libarona, ahora ministro de Justicia de la Nación. Garrido procede a preguntarle por el primer hecho relatado por F que habría sucedido en el departamento de Puerto Madero: “¿Esa noche hubo algún incidente de índole sexual o que ella lo haya interpretado de ese modo en el interior del departamento?”.
“No, absolutamente no. Los testigos la vieron feliz, la vieron bien. Ella dice que yo intenté avanzar sobre ella y eso no es así. ¿Y al otro día? ¿Que estaba todo bien con el supuesto abusador? Yo no entiendo”, contestó Alperovich y volvió a insistir que “esto está todo armado”.

Asimetría de poder
Los hechos de violencia de género que sufrió F. estuvieron marcados por una asimetría de poder, una dependencia económica y la explotación de su posición familiar, ya que la joven denunciante es su sobrina segunda y ex empleada.
En el requerimiento de elevación a juicio, la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional N°10 de la Capital Federal -interinamente a cargo del fiscal Santiago Vismara- y la Unidad Fiscal Especializada de Violencia contra las Mujeres (UFEM), cuya titular es Mariela Labozzetta, señalaron que “quedó comprobado cómo el imputado utilizando su fuerza física, ejerciendo abuso intimidatorio de poder y violencia de género, reducía bajo su dominio a la víctima, y la ponía como un mero objeto de satisfacción sexual, de cosificación, sometiéndola de forma violenta, ultrajante y degradante, haciéndolo por el transcurso de un poco más de tres meses”.
Según la declaración de Alperovich del lunes 3 de junio, no existía tal asimetría de poder porque F “comenzó a estar en la mesa chica del armado de la campaña”. “Ella primero me llevaba la agenda, cosa que hacía muy bien pero después comenzó a hacerse cargo de otras tareas más políticas, de la articulación con los dirigentes del territorio. Y luego pasó a manejar la caja chica de la campaña. Era una chica muy despierta, muy inteligente”, afirma el imputado.
“En una oportunidad ella quería saber cómo era una sesión del Senado y yo le dije que no viniera porque la necesitaba ahí en Tucumán. Así que me dijo que iba a venir por sus propios medios: se pagó un pasaje y vino. ¿Por qué venía al lugar donde fue supuestamente abusada? Eso no me entra en la cabeza”, agrega.
Durante su declaración, Alperovich se sintió mal en dos oportunidades y pidió un cuarto intermedio de 15 a 20 minutos. La respuesta a las preguntas de su defensa oscilaron entre “es un armado político” y dudar de la víctima. Además, presentó como pruebas de su trabajo político unos spots de la campaña de 2019 cuando se postuló a gobernador por fuera del peronismo, enfrentando a la formula de su ex aliado político Juan Manzur que iba como gobernador y a Osvaldo Jaldo, actual gobernador, como vice.
El imputado respondió solamente preguntas de su defensa y del Ministerio Público Fiscal representado por Sandro Abraldes, titular de la Fiscalía General N° 27 ante los Tribunales Orales en lo Criminal, pero se negó a responder preguntas de la querella a cargo de Pablo Rovatti, quien pertenece al Programa de Asistencia y Patrocinio Jurídico a Víctimas de Delito de la Defensoría General de la Nación.
Cabe destacar que es la primera vez que un político de la talla de Alperovich se encuentra en el banquillo de los acusados por una causa de violencia sexual. Asimismo, el ex gobernador de Tucumán fue investigado por “encubrimiento” en el caso del femicidio de Paulina Lebbos. Aunque fue citado a declarar en 2017, se negó a hacerlo personalmente, escudándose en sus fueros como senador nacional.
Alperovich se suma a la larga lista de políticos tucumanos implicados por delitos de violencia de género como el ex diputado y actual intendente de Famaillá, José Orellana, condenado por acoso sexual; el del legislador Ricardo Bussi, denunciado de abuso sexual a una militante; y el del vocal de la Corte Suprema de Justicia de la provincia, Antonio Estofán, denunciado por acoso sexual.
En las afueras del tribunal, al imputado lo esperaban un grupo de mujeres que le gritaron “violador” antes de entrar y los carteles decían: “No más violencia sexual, no nos callamos más. Para Alperovich condena y cárcel”.