“Que vayan a laburar”

🧐 ¿Cómo los medios de comunicación influyen en la percepción pública de la CGT, de los trabajadores y de sus reivindicaciones en defensa de los derechos laborales? Un aporte teórico a la reflexión pública sobre la importancia de la agremiación que incluye elementos de interés a quienes diseñan estrategias de comunicación sindical.
12/08/2024

Hace unos días trabajadores, organizaciones sociales y comunitarias marcharon por paz, pan y trabajo. Esto se dio en un contexto de descalificaciones a sus referentes y el desprecio por parte del gobierno actual a toda forma de organización popular.
Legitimar la pérdida de derechos y construir una imagen negativa sobre la posibilidad de que quienes viven de su trabajo y no de la especulación financiera se organicen o protesten, parece ser la intención. Detrás de esa operación, la idea de que los salarios son un costo ha perdurado desde Stuart Mill hasta hoy, aunque expresada de distintos modos. Los medios, como actores sociales y políticos, con intereses ligados a sus dueños y sus negocios y con incidencia en los conflictos sociales, no son ajenos a ello. En esa línea, la discursividad mediática recurre a estereotipos como “gordos” y “mafiosos” con los que marca a referentes de organizaciones gremiales. Los medios masivos estigmatizan, vuelven esas características negativas al señalar que los “gordos” “aprietan y extorsionan” y desde allí legitiman despidos, represiones o justifican el sufrimiento de estos grupos.
Nuestro trabajo se enmarca en una lógica de producción informativa que se encuentra determinada hoy por la concentración de la propiedad, la diversificación de los propios actores político-empresariales en distintos mercados mediáticos y la centralización territorial en el área metropolitana con influencias hacia el resto del país.
A través de un estudio exploratorio, nos propusimos comprender cómo los medios de comunicación influyen en la percepción pública de la CGT, de los trabajadores y de sus reivindicaciones en defensa de los derechos laborales. Poniendo foco en relevar aspectos que permitan contribuir a la reflexión pública sobre la importancia de la agremiación y la organización colectiva en la vida democrática y aportar elementos de interés a quienes diseñan estrategias de comunicación sindical o trabajan en la defensa de la libertad sindical en Argentina.

Los aspectos analizados fueron los titulares (uso de verbos, adjetivos y sustantivos o menciones con nombre propio para identificar la carga emotiva y el enfoque de la cobertura); la atribución de responsabilidad (a qué actores se atribuye responsabilidad sobre las medidas de fuerza), la mención de tercerxs afectadxs (usuarios o actividades no ligadas directamente a los conflictos); voces que se presentan en la cobertura y menciones textuales referidas a sindicalistas, sindicatos o a la patronal.
El material analizado fue relevado en las semanas del 21 al 27 de enero (en torno al paro del 24 de enero) y del 6 al 12 de mayo (en torno al paro del 9 de mayo) en un total de 20 portales digitales seleccionados en términos de audiencia y cantidad de visitas, federalización y regionalización. El corpus quedó conformado por un total de 507 noticias.
Palabras como «cobardía», «actos mafiosos», «extorsionadores» y «mamarracho» muestran una fuerte crítica y descalificación de los paros y sus organizadores. Textuales como «dura respuesta», «insólito» e «incómodo» sugieren la percepción de los paros como acciones disruptivas y fuera de lo común. La repetición de términos como «ilegal» y «mafiosos» sugiere una narrativa de criminalización o ilegalidad de las medidas de fuerza.
En mayo, se destaca la aparición del término «sindigarcas», retomado en citas textuales de declaraciones de José Luis Espert, diputado nacional por la provincia de Buenos Aires. Esto indica una naturalización de los discursos violentos por parte de funcionarios del Gobierno, como Patricia Bullrich, Manuel Adorni y el legislador Espert.
Estos discursos son, en diversos casos, incluidos por los medios sin ningún tipo de encuadre crítico, lo que refuerza la narrativa negativa hacia los sindicatos. Teniendo en cuenta que una información completa debería contener las voces de las partes sin privilegiar una sobre otra, en el caso de los paros generales en 2024 hay dos actores centrales involucrados: la CGT (o el sindicalismo, sus representantes y organizaciones que la integran) y el Gobierno, aunque hay otras voces presentes e interesadas en el tema. En relación a estos actores centrales, se observa que sobre el total del corpus analizado los porcentajes globales de la atribución de responsabilidad sobre el paro apuntan principalmente a la CGT con un 48,12%, al Gobierno con un 29,90% y se mantienen neutros un 21,98%.


Las noticias tienden a destacar las acciones de los sindicalistas como disruptivas, lo que refuerza la percepción pública de estos actores como causantes de conflictos, en lugar de defensores de derechos laborales. Titulares como “Un paro con olor a naftalina” o “la oligarquía sindical” son ejemplos de ello.
Por otra parte, en lo que hace a terceros afectados se puede pensar en un aumento de referencias a personas o actividades que se ven limitadas u obstruidas por responsabilidad de la acción gremial. Esta cuestión se presenta de modo muy marcado en el material aquí analizado: se observa que 341 noticias (67,39%) mencionan a terceros afectados por las medidas de fuerza.
En cuanto a las valoraciones positivas o negativas en torno a los distintos actores involucrados, el análisis de la atribución de responsabilidad porcentual revela varias tendencias importantes. La CGT tiene una alta proporción de menciones de responsabilidad, con un 48% tomando en cuenta ambos paros aunque aumenta significativamente de 43% en enero a 59% en mayo. Esto sugiere un creciente protagonismo o una potencial culpabilización de la CGT en los medios durante los paros. 

Conclusiones

De lo analizado, hemos concluido que existe una tendencia a destacar aspectos controversiales o negativos: 

  • Enfoque predominante en conflicto y desafíos: Los medios tienden a destacar las acciones disruptivas y los impactos negativos de los paros en lugar de los motivos o las demandas de los sindicalistas o la situación de los trabajadores y sus intereses.
  • Tendencias en los titulares y en los términos utilizados: Los titulares y la redacción de los artículos muestran una tendencia hacia la descalificación de las acciones sindicales. Además, se observa la utilización de adjetivos con connotaciones negativas como «mafioso» o «extorsionador», que contribuyen a una percepción negativa de las movilizaciones.
  • Atribución de responsabilidad y estigmatización: La cobertura mediática tiende a atribuir la responsabilidad de los conflictos y las interrupciones de servicios o vías de circulación principalmente a la CGT y la presentan como causante de los conflictos, invisibilizando su función en defensa de los  derechos laborales.
  • Narrativa descalificadora y criminalización: La narrativa mediática a menudo criminaliza las acciones de la CGT y las presenta como ilegales o inmorales.
  • Variedad en la representación regional: Aunque la mayoría de los medios nacionales tienden a seguir una narrativa similar en cuanto a la descalificación de las acciones sindicales, los medios regionales ofrecen perspectivas más diversas. 
  • Cambio en el enfoque y la intensidad: En el periodo de mayo, se observa un aumento en la presencia de la voz del gobierno y una disminución en la voz editorial, en comparación con enero. 
  • Voces de sindicalistas mujeres y LGBTQ+: Este grupo está notablemente subrepresentado en todos los medios analizados, lo que indica un sesgo en la cobertura mediática.

Por estas cuestiones y viendo la continuidad que la cobertura actual tiene respecto de nuestro trabajo: https://www.pagina12.com.ar/156838-son-todos-vagos, se hace necesaria la continuidad de monitoreos sobre la cobertura mediática para identificar tendencias y cambios en el tono, así como la frecuencia de las menciones y otros aspectos aquí relevados. Del mismo modo, la continuidad de este tipo de análisis podría aportar mayores elementos al desarrollo de estrategias de comunicación proactivas.

También puede ser una herramienta de discusión respecto a las posiciones de algunos periodistas y los espacios políticos que hoy conducen el Estado. Laburar, laburamos siempre. Ahora falta que ellos lean.

*Esta investigación fue realizada por el equipo integrado por Christian Dodaro, Marina Saieva, Pablo Hernández y Andrea Gutiérrez.

Compartí