Caso Del Pópolo: se acercan los alegatos de la causa judicial

👩‍⚖️ Mailén Frías fue una de las víctimas de abuso sexual por parte de Miguel Del Pópolo, ex líder de la banda La Ola Que Quería Ser Chau. Actualmente es denunciante en el juicio que ya llegó a su anteúltima audiencia. El Grito del Sur dialogó con la joven sobre el caso.

“En todo momento yo lloraba y le pedía por favor que no lo hiciera y él me decía que eso le excitaba mucho más, que yo tuviera miedo y que yo llorara”, declaró Mailén Frías frente al Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional N° 25 de la Capital Federal. El hecho que relató había sucedido ocho años antes, en 2016, tras ser abusada por el músico de rock Miguel del Pópolo, líder de La Ola Que Quería Ser Chau. En ese momento Mailén realizó un video -publicado en YouTube- donde dejó expuesta la violación y viralizó su testimonio. El relato tuvo tal impacto que se expandió como una chispa de fuego en un reguero de pólvora, llevando a que otras jóvenes contaran que habían vivido situaciones similares con él. 

En un momento en el que surgimiento del Ni Una Menos aún era reciente y donde todavía no se habían levantado las dos grandes oleadas feministas que traccionaron los debates por la legalización del aborto, Mailén se animó a ponerle palabras al dolor. A partir de ese suceso se realizaron diferentes denuncias legales y actualmente hay tres denunciantes que lo acusan por “abuso sexual agravado reiterado y lesiones leves agravadas”. Entre ellas se encuentra quien era su pareja, que sufrió abusos entre enero y marzo de 2013, y otra joven más, agredida en un encuentro ocasional el 24 de octubre de 2013. Por Mailén Frías, quien era su amiga, Del Pópolo está acusado de agresión física datada el 7 de abril de 2016, y de violarla tres días después. Mailén contó que logró escapar de su agresor cuando éste se quedó dormido.

Ocho años después de la denuncia y tras mucha agua que pasó bajo el puente, el juicio a Miguel Del Pópolo remueve una de las fibras más sensibles de la sociedad. El #Metoo y el #nonoscallamosmas forjaron una época. Los escraches pasaron por oficinas, escuelas y escenarios teatrales. Las repercusiones de estos métodos tuvieron un impacto y marcaron a una generación. Los escraches tuvieron su repercusión positiva, permitiendo que ciertos procesos necesarios se generen y aceleren los tímidos tiempos de la Justicia. Entre ellos el juicio a Miguel, que comenzó en agosto de este año y que esta semana tuvo lugar la anteúltima audiencia. Según explica Frías, aún se espera que se agregue una más, ya que faltan declarar algunos testigos de la defensa y luego se deben leer los alegatos.

Foto: Julianite Calcagno @julianite

“Pensé que me había pasado a mí sola, pero sucede que le ha pasado a más personas, que es un delito y que a un montón de personas le está cagando la existencia”, reconoció en la audiencia Rocío Márquez, ex novia del músico. El saberse emparentada en el dolor de la otra aparece así como una estrategia de creación de trama colectiva. La sororidad entre mujeres que no se conocían permite verse reflejada en situaciones similares, encontrarse en momentos igual de dolorosos y traumáticos. 

Para conocer más a fondo el caso, El Grito del Sur se contactó con Mailén Frías. A ella le realizó algunas preguntas sobre el acompañamiento que recibió, la red de escucha y los escraches como herramienta de denuncia. En la charla, la joven aseveró que algo del ambiente del rock ha cambiado y que cada vez es más usual la creación de bandas de chicas a partir de las repercusiones que tuvieron sus historias. 

¿Cómo viviste el proceso judicial desde el año 2016 hasta ahora?

Es un asunto que tiene muchas capas emocionales. Al principio la pasé bastante mal, estuve diagnosticada con depresión y trastorno obsesivo compulsivo (TOC). Sin embargo, al día de hoy sé que todas las personas involucradas hicimos todo lo que pudimos y más para que se haga justicia. Fueron ocho años donde pasé por mil cosas y crecí mucho como persona. Yo en ese momento tenía 22 años y ahora tengo 31. Esta causa me atravesó un montón y me demostró que el hecho de vivir con un proceso judicial pendiente hace que la vida tome otros caminos diferentes a los que esperaba. Ahora todo depende del tribunal y a veces eso no me deja tan tranquila.

Foto: Julianite Calcagno @julianite

¿Cómo fue tu red de contención en estos años? ¿Cuál fue el vínculo con las otras denunciantes?

Siempre estuve acompañada por una red que se formó, con la cual estoy muy agradecida. Las cosas que sucedieron de ese momento hasta hoy no las podría haber atravesado sola. La red fue fundamental para que pudiera llegar a esta etapa de cierta manera. Con respecto a las otras denunciantes, yo no las conocía previamente. Hay una que vive en Holanda, a la que no conozco personalmente, y otra que vive en La Plata, con la que nos vimos una sola vez en las audiencias. También declaró otra chica que en el momento del abuso tenía 14 años y ahora tiene 23 y la conocí hace muy poco tiempo. Si bien no hay un trato tan estrecho, considero que son las personas que realmente me impulsan a hacer lo que estamos haciendo y generamos un vínculo que va a durar para toda la vida.

Foto: Julianite Calcagno @julianite

¿Crees que hubo una perspectiva de género en la Justicia?

Nosotras tenemos como antecedente el caso de Cristian Aldana (N de R: El líder de El Otro Yo que fue denunciado por «abuso sexual gravemente ultrajante y corrupción menores» y condenado a 25 años de prisión). En nuestro caso, hubo diferentes etapas en la causa y a lo largo del proceso judicial me fui dando cuenta que las decisiones que se tomaban en cuanto a lo legal tenían una perspectiva de género que de hecho me sorprendió. Quedó en claro que no daba lo mismo que sea violencia ejercida de un hombre hacia una mujer.

Después de la masividad de la ola feminista y los escraches que sucedieron tanto dentro como fuera del mundo del rock, el movimiento de mujeres y disidencias pudo repensar la herramienta. De hecho hubo cierto ‘mea culpa’ por la posición punitivista que se tomó en un momento. A la luz de esta revisión histórica, ¿qué pensás de la herramienta del escrache?

En su momento las cosas estaban demasiado mal y los abusadores tenían la complicidad de todos sus amigos, así que una herramienta como el escrache fue necesaria, aún cuando no sabíamos qué efectos podría generar. Cuando se empezó a usar me pareció una herramienta totalmente válida para defenderse de una situación de violencia cultural y estructural horrible. Fue una manera de poner un freno y advertir que esto iba a seguir sucediendo si no poníamos un límite. Creo que a partir de ese momento se empezaron a tener más en cuenta las voces de aquellos que no eran varones hetero cis. No creo que la herramienta en sí haya estado mal, sino que hay que replantearse cómo debe usarse. Creo que en su momento lo necesitamos y generó un cambio en la sociedad.

Foto: Julianite Calcagno @julianite

¿Te sentiste acompañada por el movimiento feminista?

Respecto al movimiento feminista en el comienzo, que fue cuando más lo necesité, me sentí muy acompañada. Después hubo un momento que me resultó tan abrumador que necesité guardarme un poco porque estaba poniendo mucho el cuerpo. Ahora no siento esa compañía, ni en las audiencias ni en la difusión mediática, tanto en las redes como en los medios. Sin embargo, las audiencias siempre están llenas, porque están mis amigos. 

¿Cuál esperás que sea la sentencia?

Por ahora no hay pedido de sentencia de ninguna de las dos partes. Ahora se tiene que analizar todo lo que pasó en las audiencias y de ahí en más mi abogada con el fiscal tienen que pedir un veredicto. Sé que por violación la sentencia mínima son diez años, pero en este caso hay un montón de agravantes que se tienen que tener en cuenta. Suponemos que se debe sopesar que una persona que abusó de un montón de chicas -mayores y menores de edad- es un peligro para la sociedad.

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