Para vos, turista perdido que pensabas que ya te conocías todo en la Ciudad, para vos catador de planes que querés quedar bien con un amigue, para vos as de las citas que tenés ganas de pasear con tu próxima pareja. Hoy vengo a proponerte cinco joyitas porteñas un poco escondidas para que te desafíes a ver si sos tan conocedor de la metrópolis como decís. Museos, centros culturales y casas pequeñitas están en la lista de posibles sitios que el turismo mainstream muchas veces dejó olvidados.
Basta de Caminito y el Obelisco, seamos más originales. Si te gusta la propuesta, podés compartirla con amigues y proponerles que salgan a pasear este fin de semana. Son lugares accesibles para todo público en general con entradas baratas o gratuitas, lo mejor para estos tiempos donde enflaquece la billetera. Te proponemos que nos cuentes otros lugares que no están tan explorados para seguir sumando a la lista. Acá van los primeros cinco: ¿te animás a recorrerlos?

Un tesoro escondido en Congreso: la Casa Fernández Blanco
A metros del Congreso, en pleno centro porteño, nadie piensa que podría encontrarse con un museo soñado. Sin embargo, así es. En Hipólito Yrigoyen 1420 se encuentra la Casa Fernández Blanco, un edificio señorial que cuenta con colecciones de artes aplicadas de los siglos XIX y XX. En sus salas hay juguetes, indumentaria, platería, mobiliario, pinturas y fotografía, entre otras cosas del romanticismo. La muestra de muñecas antiguas es especialmente deliciosa. También los detalles en oro de la arquitectura que mechan con sus salones de diferentes colores.
Se trata de la casa donde vivió la familia de la aristocracia porteña. Cuando el Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco cumplió 80 años, el Palacio Noel, la sede principal de la calle Suipacha, fue remodelado por completo. Un nuevo guion, una nueva distribución y más de 500 piezas fueron reacondicionadas, restauradas y salieron de los depósitos para su exhibición. Como reflejo de esa tarea, y al cumplirse los 90 años de existencia, el Museo reabrió esta Casa, aún en proceso de restauración y puesta en valor.
En el museo se realizan ciclos de conciertos y obras de teatro. A su vez cuentan con cursos y talleres. El edificio es hermoso y está puesto de una manera muy amena para recorrer parte de la historia de nuestro país. La entrada para el público general cuesta $5.000 y para residentes argentinos y/o extranjeros (con DNI) $1.000. El miércoles es gratis. Se realizan visitas guiadas dictadas por los mismos empleados de la casa a las 14 y 17 hs sin reserva previa.

Mirador espectacular: Torre de los Ingleses
Retiro no tiene nada que envidiarle a otros barrios de la Ciudad. Conectado por subtes y líneas de tren, el epicentro del transbordo porteño une la metrópolis con sus alrededores y suele ser un hervidero de gente en horas pico. Sin embargo, históricamente fue el barrio de la llegada de los inmigrantes y ahí también hay lugares para turistear. La torre Monumental, más conocida como Torre de los Ingleses, fue construida en 1916 y mide más de 60 metros. Se edificó en el predio donde se hallaba la Usina de Gas de Retiro y a lo largo del siglo XX se convirtió en fiel testigo del desarrollo urbano y de las distintas oleadas inmigratorias que llegaron al centro de la Ciudad a través de la Estación Retiro del ferrocarril y del puerto. El Hotel de Inmigrantes, hoy convertido en museo y que comparte edificio con el Centro de Arte Contemporáneo de la UNTREF, también es una visita cercana recomendable y testigo de esa época. Ahí podés buscar la fecha de llegada de tus familiares e investigar sobre tu procedencia en caso de venir de una familia de inmigrantes europeos.
La Torre Monumental estuvo clausurada hasta su reapertura en el año 2001, momento en el cual comenzó a funcionar como Centro de Informes de Museos, para orientar al público sobre la oferta de los distintos museos de la Ciudad de Buenos Aires. Cuenta con un mirador de 360 grados desde el que se observa el puerto y el barrio de Retiro.

Un refugio para las esculturas: Museo Luis Perlotti
Poco promocionado por la crítica de arte tradicional, el museo de esculturas Luis Perlotti se ubica en Pujol 644, en pleno barrio de Caballito. El museo lleva su nombre en homenaje al gran escultor argentino y tiene como misión preservar, difundir y promover la escultura argentina en general, y la colección de este artista en particular. Con temática americanista, la colección está albergada en el edificio que estuvo en obras desde el año 2003 hasta el 2008, cuando fue reinaugurado. Actualmente, remodelado especialmente como museo de esculturas, el edificio corresponde a la casa-taller donde Perlotti realizó gran parte de su producción escultórica para donarla posteriormente a la Ciudad de Buenos Aires en 1969. Sus producciones de corte indigenista recuerdan a las teorías escritas por Ricardo Rojas, cuya casa también se puede visitar. Las piezas se complementan con monumentos, relieves y bustos que rinden homenaje a personalidades de la cultura y de la política nacional. Las colecciones textiles -ponchos, mantas, fajas, chuspas- y de objetos arqueológicos, adquiridas en sus sucesivos viajes al norte de Argentina, Bolivia y Perú, también componen el acervo patrimonial del museo. Además de la colección estable, el “Perlotti” organiza jornadas de artistas plásticos trabajando frente al público, concursos de bocetos escultóricos y croquis, y exposiciones temporales dentro y fuera de la sede con el objetivo de difundir el trabajo de escultores contemporáneos.

De agua, luz y otras formas de percibir el ambiente: Fundación Kosice
¿Oíste hablar de Kosice por su muestra en MALBA? ¿Fuiste y te quedaste manija? ¿Ya conocías su obra pero no sabías dónde encontrarla? ¿Te interesa saber más sobre arte moderno pero no entendés por dónde empezar? Es por acá.
Las obras de Kosice se destacan por el uso del agua, la luz y el plástico, y por su interacción con el espacio, que no deja impávido al visitante. Tanto en sus obras Madí, como en sus esculturas cinéticas y con agua, la percepción del espacio y tiempo cambia en el juego lúdico que arma el artista.
La Fundación Kosice tiene su sede principal en Almagro y es la institución dedicada a preservar y difundir en Argentina y en el mundo la obra del artista plástico de vanguardia Gyula Kosice. La mayor parte de su obra se encuentra en el museo creado en vida por el mismo artista a comienzos del nuevo milenio.
El Museo Kosice funciona en lo que era antiguamente el taller de Gyula Kosice, y actualmente alberga más de 200 obras históricas y recientes que fueron realizadas a lo largo de los más de 70 años de trayectoria del artista, incluyendo pinturas y esculturas Madí, obras cinéticas, lumínicas e hidrocinéticas, fotografías, maquetas y arte digital. El sitio fue declarado de Interés Cultural por la Legislatura Porteña en 2017. Se pueden realizar visitas particulares o escolares, pero el Museo Kosice funciona a puertas cerradas con turnos programados mes a mes. Las entradas tienen un valor de $5000 por persona. Menores de edad, jubilados, estudiantes y personas con discapacidad tienen un descuento del 50%.

Un lugar estrecho e inhóspito: la Casa Mínima
En el barrio de San Telmo y enfrente del Zanjón de Granados -con quien comparte los dueños-, se encuentra la casa más angosta de la Ciudad. Con apenas 2,50 metros de frente y 13 de profundidad, la Casa Mínima fue parte de una vivienda en la segunda década del siglo XIX. En la planta superior asoma un balconcito con barrotes verticales de hierro, desde donde se esconde una ventana de dos hojas simétricas y dos cortinas iguales pliegue a pliegue.
Estas casas eran para los esclavos libertos, a quienes sus amos les asignaban un pequeño espacio para levantar sus viviendas, contiguo a su propiedad. La casa del Pasaje San Lorenzo es de la segunda década del siglo XIX y se trata de un espacio residual que quedó luego de las sucesivas reformas de edificación que sufrió la manzana. La casa es también conocida por el mito que rondó en torno de ella: la leyenda del barrio dice que un esclavo de Urquiza, al ser liberado, recibió la pequeña casa en 1813. De ahí que por mucho tiempo se la llamó entre los porteños «Casa del esclavo liberto».
Se puede visitar el Zanjón de Granados junto con la Casa Mínima en una visita que incluye narraciones desde las primeras tradiciones de Buenos Aires, la esclavitud hasta el nacimiento del tango. Para residentes argentinos, la entrada está $11.000. Para jubilados, docentes y estudiantes $9.000. También se pueden realizar visitas privadas para grupos y paseos guiados para docentes y estudiantes.





