“El Garrahan tiene cuestiones únicas y diferentes a los demás hospitales desde sus orígenes”, comenta Pablo Puccar, médico pediatra y Jefe de Clínicas de la Sala CIM62 del mencionado centro de salud. Fundado hace 37 años, el Hospital Garrahan se especializa en la atención de niños, niñas y adolescentes de entre 0 a 15 años provenientes de todo el país. Desde sus comienzos, fue pensado como un hospital que atendiera a los jóvenes con patologías severas y complejas, aquellos casos de alta complejidad que no se atienden en otros lugares y que necesiten ser derivados. Según la página oficial del Garrahan, en la institución pediátrica se realizan por año 610 mil consultas y hay un egreso de alrededor de 28 mil pacientes. “Son pacientes que se atienden acá porque no se pueden atender en ningún lado, y uno para ese paciente tiene que tener todo un sostén clínico que lo pueda mantener”, afirma el jefe de clínicas. Hoy, este sistema se encuentra vulnerado.
Desde hace varios meses que los trabajadores del Hospital Garrahan están llevando a cabo acciones tanto para reclamar por la baja salarial y la falta de presupuesto en el hospital como para visibilizar su lucha al resto de la sociedad. Sin embargo, a pesar de los abrazos al hospital, los paros y la Marcha Blanca que realizaron el pasado martes 22 de octubre, los profesionales de la salud no están pudiendo dialogar con el gobierno nacional. “Por ahora, no se pudo entablar diálogo con el Gobierno. Enviamos notas al Consejo Administrativo anunciando las medidas de fuerza y esperamos poder hablar con las autoridades para solucionar el conflicto, pero aún no tenemos respuesta”, cuenta Norma Lezana, nutricionista y Secretaria General de la Asociación de Profesionales y Técnicos (APyT) del Hospital Garrahan.
El Hospital Garrahan es una institución reconocida y referente a nivel regional, nacional e internacional, que ofrece una atención integral a sus pacientes y que se destaca por su excelencia médica. “Nosotros vamos a defender que a este hospital le dimos la vida. Somos fanáticos de lo que hacemos, tenemos una vocación sobre lo que estamos haciendo y no vamos a permitir que lo destruyan”, expresa el médico pediatra. “Es un hospital que garantiza la salud gratuita y en donde se brinda atención de calidad. Todo eso está en riesgo”, concuerda Norma.
El reclamo principal es la falta de correlación que existe entre los salarios que perciben los trabajadores y la formación que éstos poseen, que lleva más de una década de preparación. Pablo cuenta, en diálogo con El Grito del Sur, que los salarios se vienen devaluando desde hace ya varios años, pero que en estos últimos 8 meses la caída fue abrupta. “En este año en particular, llevamos casi el 60% de pérdida salarial. No estamos ganando de acuerdo a la formación que tenemos ni para vivir adecuadamente”, recalca Puccar. “Las autoridades salientes y entrantes del Consejo de Administración admiten que es un salario muy por debajo de lo que se debería estar ganando”, reafirma Lezana. Y explica que los sueldos siempre representaban entre el 55 y el 60% del presupuesto hospitalario: “Les estamos pidiendo a las autoridades del hospital el informe acerca de cuál es el presupuesto que se está pidiendo para 2025, así podemos ver cuánto es lo que representan realmente los salarios. Lo necesitamos urgente porque la situación en el hospital sigue siendo muy crítica”.
Esta coyuntura salarial llevó a que los empleados tengan que salir a buscar otros trabajos extras por fuera del Garrahan. “Hay enfermeros que trabajan 10 horas durante la noche y que después se van a otro lugar a trabajar de 8 a 14 horas. No hay persona que pueda resistirlo porque las practicas del hospital son de alta complejidad y requieren formación, precisión y tiempo”, remarca Lezana, quien además afirma que muchos de las y los trabajadores están teniendo problemas para llegar a fin de mes y que los residentes perciben un sueldo por debajo de la línea de pobreza.
“Este hospital requiere que le dediques más tiempo porque la labor que hacemos diariamente es muy compleja. Vos salís de acá muy cargado emocionalmente”, reafirma el jefe de clínicas. Pablo también relata cómo se vive el día a día en el hospital: “Una o dos veces por semana nos tenemos que sentar con los papás a decirles que lo que tienen sus hijos es incurable y tenemos que acompañar ese momento. A estos chicos no los derivamos a otras provincias porque acá tenemos todas las herramientas para que el proceso salga de la mejor forma posible. Nosotros estamos tan capacitados para ver, solucionar y cuidar como para tratar la muerte y cuidarlos en el final de vida. Esa carga emocional te la llevás todo el tiempo. Y salir de acá a las 4 de la tarde e ir a hacer un consultorio es muy difícil”.
Tanto Norma como Pablo destacan otra consecuencia igual de grave que el pluriempleo y que afecta al funcionamiento del hospital: la pérdida de los profesionales quienes, frente a la incapacidad de solventarse con su salario, directamente renuncian a sus cargos para emplearse en otros lugares. “Algunos profesionales se están yendo ante la negativa del Gobierno de abrir una mesa de diálogo y resolver esto”, sentencia la secretaria, mientras que Puccar afirma que “cuando vos perdés a esa gente, no la recuperás nunca más. Mucha gente va a quedarse sin atender si los profesionales no están. Hay que detenerlo antes de que eso sea irreversible porque sin esa gente el hospital no va a tener más sentido”.
Para ellos, son fundamentales las acciones que se estuvieron tomando para poder llevar su reclamo al resto de la sociedad. En el caso de la Marcha Blanca, Pablo comenta que recibieron mucho cariño de la gente. “Fue emotivo porque nosotros cuando hacemos un paro sentimos una culpa enorme. Sentimos que hay un paciente nuestro, un nene, que quizás ese día no va a ser atendido de la forma más eficiente que podemos. Pero entendemos que si no lo hacemos, ese nene en 5 años no va tener donde atenderse”, reflexiona el pediatra. A su vez, la nutricionista resalta la importancia de que se hayan sumado las universidades al reclamo e incentiva a que otros sectores se adhieran a la lucha: “Fue algo muy novedoso. Nos tenemos que volver a reunir todos para volver a hacer una acción en conjunto entre los sectores más atacados: las universidades, la salud y los jubilados. Buscamos el apoyo de toda la sociedad, que sepa todo lo que está pasando y que salga con nosotros a defenderla”.
El hospital cumple un rol fundamental en la atención de los jóvenes del país y seguir desfinanciando la salud pública “viola el derecho que tiene la población de recibir atención médica”, declara Lezana. Y continúa: “Lo que el ministro Lugones tiene que hacer es reforzar el presupuesto. No desentenderse de los hospitales, sino asumir que el Ministerio de Salud tiene que ser el órgano rector. Si seguimos fragmentando y desfinanciando la salud pública, va a haber más sufrimiento y pérdida de vidas”. El pediatra, por su parte, expresa al respecto: “No lo cierran, pero si no nos aumentan los salarios, si perdemos el 60% del sueldo en un año, si la gente se empieza a ir, lo van a destruir. El paciente que viene hoy a la guardia no tiene otro lugar porque no hay otro hospital que suple las cosas que hacemos nosotros”.
Asimismo, Lezana anunció a El Grito del Sur que, a pesar de que el balance de la Marcha Blanca fue muy bueno, la falta de respuesta por parte de las autoridades continúa. Por ello, las y los trabajadores del Garrahan ratificaron el paro de 24 horas para el día 31 de este mes y para el 8 de noviembre, con permanencia en el hospital. Además, para el segundo paro se convocará a un abrazo cultural en apoyo al Garrahan y a la salud pública, cuya invitación estará abierta a toda la comunidad.