El después de Cromañón: un golpe duro para el proyecto peronista en la Ciudad

🧐 La tragedia de Cromañón, ocurrida el 30 de diciembre de 2004, marcó el principio del fin para el mandato de Aníbal Ibarra, pero también significó la última experiencia peronista como gobierno en la Ciudad de Buenos Aires. Lecturas políticas erróneas y una falta de liderazgos que se mantiene hasta la actualidad.
30/12/2024

Alguna vez -ustedes eran muy jóvenes-, la Ciudad de Buenos Aires no estuvo gobernada por la derecha. Entre los años 2000 y 2006, el jefe de Gobierno fue Aníbal Ibarra. Hermano de Vilma, alineado con el Frente Grande a partir de la experiencia del menemismo y electo en su primer mandato porteño bajo el sello de la Alianza, Aníbal triunfó en el ballotage de 2003 ni más ni menos que sobre Mauricio Macri con el 53,48% de los votos obteniendo así su reelección en la Ciudad. Eran tiempos en que Néstor Kirchner recién arribaba a la presidencia en un contexto de fuerte descrédito hacia la política y una incógnita sobre la figura del santacruceño. 

Apenas un año más tarde, llegaría la tragedia de Cromañón -el 30 de diciembre de 2004, 194 personas perdieron la vida y unas 1432 terminaron heridas, tras incendiarse el boliche ubicado en el barrio de Once en el marco de un recital de la banda de rock Callejeros- y también el principio del fin para el mandato de Ibarra: el 7 de marzo de 2006, fue destituido mediante un juicio político luego de estar suspendido desde noviembre de 2005.

El gabinete de Aníbal Ibarra supo en algún momento ser una mezcla virtuosa entre radicales y peronistas, en lo que popularmente se conoció como la Alianza. Entre los personajes más destacados, aparecían Daniel Filmus (secretario de Educación hasta 2003), Roberto Feletti (secretario de Infraestructura desde 2003 a 2006), Facundo Suárez Lastra (secretario de Justicia entre 2000 y 2002), Gustavo López (secretario de Cultura desde 2003 a 2006), Eduardo Epszteyn (secretario de Medio Ambiente entre 2002 y 2003, más tarde secretario de Producción), Juan José Álvarez (secretario de Seguridad entre enero y abril de 2005), Silvana Giudici (secretaria de Gobierno y Control Comunal en 2002 y 2003) y Miguel Pesce (secretario de Hacienda entre 2000 y 2003).

Pocos días antes de su destitución, se realizó un multitudinario acto en apoyo a Ibarra. Allí contó con el apoyo de Ricardo Alfonsín y Graciela Ocaña -entre otros políticos-, pero también de los organismos de Derechos Humanos como Abuelas de Plaza de Mayo y Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora. Sin embargo, a la hora de la votación la división al interior del oficialismo resultó letal: varios legisladores de origen peronista votaron a favor del juicio, se abstuvieron o directamente estuvieron ausentes. En ese entonces, el legislador Milcíades Peña llegó a decir que «Kirchner es el mejor presidente que tuvo la Argentina en los últimos treinta años», pero fue el principal denunciante en la interpelación contra el Jefe de Gobierno. En tanto, quienes se abstuvieron por el Frente para la Victoria fueron Diego Kravetz -hoy funcionario del gobierno de Milei-, Miguel Talento, Ana Suppa, Claudio Ferreño -actual legislador-, Silvia La Ruffa y Mónica Bianchi. Ese día estuvieron ausentes Marta Talotti (Frente para la Victoria) y Roy Cortina (Partido Socialista). Por su parte, el presidente Néstor Kirchner mantuvo un sugestivo silencio frente a la salida de Aníbal Ibarra, quien coqueteaba con Elisa Carrió.

El gobierno de Aníbal Ibarra fue también el de Alberto Fernández. El entonces jefe de Gabinete de Néstor controlaba varios cargos en la Ciudad, con funcionarios que le reportaban directamente en áreas estratégicas como Obras Públicas, Salud, Descentralización y Seguridad. En la Legislatura digitaba en forma personal el bloque de legisladores kirchneristas que paradójicamente presidía Diego Kravetz y que se dividió en el juicio contra Ibarra. Cuando asumió el vicejefe Jorge Telerman en reemplazo de Ibarra, la relación con Alberto Fernández no era la mejor y por ello sus interlocutores a nivel nacional fueron el ministro Julio De Vido, el secretario general de la Presidencia Oscar Parrilli y el diputado Carlos Kunkel.

Foto NA: HUGO VILLALOBOS

En las elecciones de 2007 se repetiría el error de la fragmentación, que esta vez sería más caro y definitivo. Daniel Filmus y Jorge Telerman fueron en listas separadas, obteniendo el 23,75% y 20,68% respectivamente. Filmus utilizó el sello oficial del Frente para la Victoria, mientras que Telerman se apoyó en la estructura de la Coalición Cívica de Elisa Carrió. La lectura previa (y errónea) de ambos contrincantes era que cualquiera vencería a Mauricio Macri en un eventual ballotage. Desde esta perspectiva, Filmus planteaba que «un sector importantísimo de la Ciudad va a votar una propuesta progresista» y que Macri «llegó al techo que tuvo en las últimas elecciones». Sin embargo, el referente del PRO obtuvo en primera vuelta el 45,76% y luego arrasó en el ballotage contra Filmus con el 60,94% de los votos.    

En su primera gestión como alcalde porteño (2007-2011), Mauricio Macri resistió escándalos con el policía «Fino» Palacios y el agente de inteligencia Ciro James a la cabeza y llegó a vetar un total de 107 leyes aprobadas por la Legislatura. Más allá de este sesgo antidemocrático, lo que permitió consolidar al PRO como nueva identidad política hegemónica en CABA fue una gestión innovadora en algunos aspectos, principalmente en materia urbana con el Metrobús, y la coyuntura instalada a partir del conflicto con el sector agropecuario por la Resolución 125 allá por el año 2008, siendo el dirigente político que mejor expresó el rechazo de sectores de la clase media y alta hacia el kirchnerismo.

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Licenciado y profesor en Ciencias de la Comunicación (UBA). Retrato periodísticamente el conurbano y la ciudad de la furia. Agenda popular y política para analizar la realidad y aportar al quehacer colectivo.