Rumania: cuando unas elecciones fueron anuladas por Tiktok

🗳️ Un ballotage suspendido por una supuesta injerencia rusa a través de TikTok y Telegram. Un candidato de ultraderecha con simpatías neonazis defendiendo la democracia y la Unión Europea justificando la anulación de las elecciones. ¿Se puede limitar la democracia con la excusa de una operación digital de manipulación de votantes?

El viernes 6 de diciembre, la Corte Constitucional de Rumania anuló las elecciones presidenciales y suspendió el ballotage que se iba celebrar el domingo en ese país. El argumento fue que el ganador de la primera vuelta, Calin Georgescu, había recibido una maniobra de apoyo masiva desde Rusia utilizando TikTok y Telegram. Las evidencias que se utilizaron para justificar esta drástica decisión fueron fruto de la desclasificación de informes de inteligencia que se presentaron el pasado miércoles. 

Un candidato crítico de la OTAN y proruso que medía 5% en las encuestas sacó el 23%, ganó la primera vuelta, pateó el tablero político del país y la explicación que encontraron sectores del poder político, judicial y del establishment europeo para esta sorpresa fue TikTok y Rusia. La acusación sobre la plataforma es que esta red dio un “trato preferencial” a Georgescu promocionando publicaciones, no cumpliendo la ley electoral que obligaba a identificarlo como candidato y favoreciéndolo en su algoritmo de recomendación.

La Unión Europea se sumó a la presión sobre la red social de origen chino pidiendo que entregue una respuesta inmediata sobre el informe de inteligencia que plantea la injerencia rusa en favor de Georgescu. Este proceso puso en crisis la democracia en Rumania y nos plantea varios interrogantes. ¿Qué nivel de realidad tiene la supuesta injerencia extranjera a través de redes sociales? ¿Se puede limitar la democracia con la excusa de una operación digital de manipulación de votantes? ¿Cómo repensar la relación entre los Estados y las plataformas digitales?

¿Quién es Georgescu?

El personaje que ganó la primera vuelta de las elecciones en Rumania es un nuevo ejemplar de la ultra derecha nacionalista que crece en Europa. Durante la pandemia del COVID-19 grabó un video diciendo que un baño frío era el mejor remedio contra la enfermedad y que la única ciencia real es Jesucristo. En 2022 calificó de mártires y héroes a Corneliu Zelea Codreanu y a Ion Antonescu, dos líderes fascistas que fueron aliados de la Alemania Nazi y colaboracionistas del Holocausto. 

Su planteo político para Rumania es bastante claro: reivindica la neutralidad geopolítica, la soberanía sobre los recursos y un modelo basado en el desarrollo interno de la agricultura. Esta posición choca con los partidos tradicionales de la centro derecha y centro izquierda rumana alineados con la OTAN y la política de la UE. Ahora Georgescu aparece como el abanderado de la libertad de expresión y la democracia, y los representantes de las democracias liberales europeas están defendiendo la suspensión de un proceso electoral. Curioso.

La candidata que iba a enfrentar a Georgescu en la segunda vuelta, Elena Lasconi, también rechazó la medida que anuló las elecciones por considerarla un ataque a la democracia. La novedad de los últimos días fue el avance de la causa judicial por esta supuesta injerencia extranjera y financiamiento ilegal que incluyó allanamientos a varias personas allegadas a líder de ultraderecha. Surge la duda de si Georgescu va estar en condiciones judiciales de presentarse cuando se repitan las elecciones. 

Otras “injerencias internacionales” desde las redes

El planteo de una injerencia rusa a través de las redes sociales para influir en las elecciones tiene un antecedente muy conocido, que son las elecciones de Estados Unidos de 2016 donde fue elegido Donald Trump. La investigación sobre esta supuesta injerencia incluye varias aristas: hackers rusos atacando a demócratas, difusión de fake news contra Hillary Clinton (competidora de Trump en esas elecciones) e incluso acusaciones de negocios cruzados entre el Kremlin y el recientemente reelecto como presidente de EE.UU.

En ese mismo país, la Directora Nacional de Inteligencia acusó en marzo de este año al gobierno chino de interferir a través de la plataforma TikTok en las elecciones legislativas de 2022 e intentar hacerlo también en las elecciones de este año. La acusación plantea que el objetivo es acrecentar las divisiones dentro del pueblo estadounidense. Este planteo es distinto al de favorecer a un determinado candidato, sino que la situación de polarización y un alto nivel de enfrentamiento de la sociedad estadounidense es lo que está buscando el gobierno chino.

En otra esquina ideológica, otro presidente que denunció una fuerte injerencia de las redes sociales en su contra fue Nicolás Maduro durante el proceso electoral de este año y las posteriores protestas. TikTok suspendió la cuenta por 10 días al presidente venezolano, que también tuvo un enfrentamiento con X y el propio Elon Musk que llevó al bloqueo de la plataforma en territorio venezolano. En medio de estos conflictos, el gobierno de Maduro anunció la presentación de un paquete de leyes para regular las redes sociales y la circulación de discursos de odio y fascistas.

La encrucijada de los Estados y las redes sociales

El caso de Rumania dejó al descubierto más que nunca el doble discurso de las democracias europeas, que califican a otros Estados de autoritarios o critican la restricción al uso de determinadas redes sociales y ahora justifican la anulación de un proceso electoral por una supuesta interferencia extranjera a través de TikTok y Telegram. 

Existen dos dimensiones distintas: una es sobre la manipulación. La anulación de una elección por una campaña de redes plantea que la ciudadanía está a la merced de ser engañada y votar al candidato que más dinero ponga o mejor utilice las plataformas. Nos preguntamos: ¿No es una afirmación que subestima un poco al electorado? ¿Puede una potencia extranjera tan fácilmente influir en un resultado electoral de otro país?

Estas preguntas no niegan la realidad de que las redes sociales tienen que ser reguladas. Las fake news, los discursos de odio y la incitación a la violencia tienen efectos muy nocivos en la conversación pública y en particular en el clima político de un país. También es importante la regulación de la publicidad electoral paga. Tal vez de lo que se trata es de encontrar puntos de acuerdo entre los Estados para ponerle un freno a estas plataformas, que de una manera u otra están entrando en conflicto con todos porque su poder es cada vez más grande, incluso mayor que el de los propios Estados. Es momento de hacerlo antes que sea demasiado tarde.

Compartí
Share via
Copy link