La magnitud de los incendios a lo largo y ancho del país, con focos especialmente en la Patagonia, despertó fuertes críticas de una parte importante de la población por la falta de respuesta del gobierno nacional para intentar apagar el fuego. La ministra Patricia Bullrich arribó a El Bolsón con más de diez días de demora, mientras que el presidente Javier Milei hace todo lo posible para evitar referirse al problema. Cuando el Estado se desentiende, la cuestión se agrava.
El Grito del Sur dialogó con Carla Gulizia, Doctora en Ciencias de la Atmósfera y los Océanos (UBA), investigadora adjunta del CONICET y presidenta del Centro Argentino de Meteorólogos. La especialista analizó las causas y consecuencias de los incendios, así como el posible impacto a futuro y la cadena de responsabilidades.
Detrás de los incendios, las autoridades gubernamentales suelen plantear que son «intencionales». ¿Qué evidencia empírica y científica existe respecto a esta modalidad y la cuestión intencional?
Cada incendio tiene su causa, no todos deben ser por la misma cuestión. No es un fenómeno nuevo lo que ocurre en la Patagonia, pero ha aumentado tanto la frecuencia como la intensidad de forma preocupante. Si bien las condiciones climáticas extremas juegan un papel clave, la principal causa detrás de todos estos incendios es la acción humana. La acción humana que puede ser de diversa índole y que por supuesto se ve agravada por condiciones climáticas extremas en el contexto del cambio climático. La expansión de la frontera agropecuaria, los intereses inmobiliarios e intereses económicos en general, la falta de regulación de -ley de bosques, uso del suelo, etc.-. Todo esto hace que se incremente la vulnerabilidad de los ecosistemas. Es decir que los incendios pueden ser provocados intencionalmente o negligencia, pero también por un rayo, si tenemos vegetación en condiciones muy secas, si tenemos olas de calor como las que hemos venido experimentando, o sea temperaturas muy elevadas y alguien tira una colilla de cigarrillo. Las condiciones climáticas en muchos casos agravan los incendios forestales.

Según un equipo del Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medio Ambiente, que depende del CONICET y de la Universidad de Comahue, la probabilidad histórica de incendios se duplicará o triplicará para mediados del siglo XXI. ¿Qué efectos ambientales puede tener este pronóstico?
En la literatura científica hay un concepto importante que se ha venido estudiando, que en inglés se le conoce como «fire weather»: se trata de condiciones meteorológicas propicias que favorecen la propagación del fuego. En los últimos años también ha tenido mucha relevancia el estudio de eventos extremos compuestos por la combinación de altas temperaturas con sequías prolongadas, cosa que de hecho está ocurriendo. Las sequías prolongadas también se dan en condiciones relacionadas a la variabilidad climática, como es el fenómeno del Niño-Oscilación del Sur. En condiciones del Niño o la Niña, pueden favorecerse -dependiendo de la zona- sequías o mayores condiciones húmedas que se dan de manera natural por variabilidad climática, y otras se dan justamente por el contexto del aumento en la temperatura media global. Todas estas condiciones meteorológicas se agravan bajo el contexto de cambio climático, potenciando todos estos factores y siendo más difíciles de controlar. Según el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, estas condiciones extremas van a ser cada vez más frecuentes y también más intensas. Tal vez antes era algo excepcional y ahora se está convirtiendo en lo que nosotros en estadística llamamos como «la norma», Volviendo a las consecuencias, los incendios generan consecuencias devastadoras en diversos niveles: en el plano ambiental lo principal es la pérdida de bosques nativos -que va a tardar décadas en recuperarse-, pérdidas en la biodiversidad, afectaciones por todo lo que son las emisiones de grandes cantidades de carbono a la atmósfera que también generan una retroalimentación positiva en términos de calentamiento global, porque hacen justamente que se acelere todo este proceso de calentamiento. También hay cuestiones más a largo plazo en términos de riesgos para la salud de las poblaciones ligadas a la contaminación ambiental generadas por estos incendios.
Por el cambio climático también existe probabilidad de que se reduzcan las lluvias en la Patagonia en los próximos años. ¿Qué alteraciones en cuanto a lo climatológico van advirtiendo distintos estudios en el último tiempo, tanto en la Patagonia como en otras zonas del país, que vienen experimentando estos fenómenos con la expansión de incendios?
Las sequías prolongadas se vienen experimentando a nivel no sólo de Argentina sino también en Sudamérica. Sin ir más lejos, en los últimos meses hemos experimentado olas de calor cada vez más frecuentes y también más duraderas. Yo vivo en la Ciudad de Buenos Aires y lo estamos experimentando cada verano: las olas de calor son más intensas y también en términos de precipitación tenemos eventos extremos cada vez más frecuentes e intensos en condiciones húmedas y en condiciones secas. En cuanto al ciclo hidrológico, se intensifican justamente los extremos para ambos lados. En términos de incendios, si hablamos de condiciones propicias a nivel meteorológico -con sequías prolongadas y temperaturas elevadas- esto va a generar que el fuego se propague más fácilmente a estas condiciones extremas.

Llama la atención que el tema de los incendios es algo regional, pero muchas veces las respuestas no son articuladas entre distintos países vecinos. ¿Cuál es tu balance sobre esta falta de respuesta regional en estos temas?
Sí, hay falta de respuesta regional pero -sin ir más lejos- también falta de respuesta del propio Estado a nivel nacional. Es mucho más fácil prevenir que mitigar o tratar de apagar el incendio una vez ocurrido, ¿no? Para eso necesitamos sistemas de alerta temprana y más recursos, desde brigadistas hasta personal del sistema de manejo del fuego y tecnologías. El desarrollo a nivel global brinda justamente recursos tecnológicos para una detección rápida de los incendios y eso es fundamental también tenerlo para justamente brindarles más herramientas a quienes están en el sistema de prevención de incendios y también de detección. La realidad es que estamos experimentando un desfinanciamiento crónico de la ciencia y la tecnología en la Argentina, que deja una situación de extrema vulnerabilidad a quienes trabajan luego en lo que es la prevención y la respuesta ante este tipo de eventos. Sin inversión en investigación y monitoreo continuo de estos eventos, la capacidad de anticipar y luego enfrentar se ve claramente muy limitada. Por supuesto además se necesita una coordinación regional y con otros organismos a nivel internacional para generar compromisos ambientales en cuanto a la reducción de las emisiones.

Sí, de hecho tenemos hoy en día un presidente que niega el cambio climático. Hacia abajo también hay otros funcionarios que no responden en relación a estos temas. ¿Cómo observás estos negacionismos de tipo ambiental?
Yo creo que la solución a la crisis climática y también a la crisis actual de los focos activos que tenemos hoy en el país -con miles de hectáreas quemadas- no va a venir de una única acción, sino de una combinación de políticas públicas que incluya estudios científicos, que es hacia donde va también el resto del mundo. Hay dirigentes políticos que subestiman lo que es la urgencia de acción climática frente a la crisis ambiental. También se necesita mayor compromiso social, creo que como sociedad tenemos que tomar acción en este tema. Me parece que es fundamental que la ciudadanía pueda entender la relación que tienen desde los incendios a nivel de fomentar la educación y el compromiso respecto a estos temas. No es solo cambio climático y negligencia, sino que también hay intereses inmobiliarios y económicos, que hacen que no tengamos un modelo de desarrollo sustentable y que haya que experimentar este tipo de daños, diría un ecocidio producto de estos incendios intencionales. Creo que la crisis climática no se va a combatir con ajuste y sin información científica de calidad, recortando el financiamiento en investigación. Es urgente que los dirigentes políticos puedan asumir la gravedad de la situación, que no la minimicen ni posterguen las acciones necesarias
Cuando se consumen miles y miles de hectáreas de bosque nativo en todo el país, por supuesto que el impacto es negativo. Sin ánimo de ser tremendistas, ¿qué otros fenómenos climáticos hostiles se podrían desatar a futuro?
Sí, continuar la destrucción de bosques nativos significa también una retroalimentación hacia más cambio climático y más desaparición de especies. Todo lo que es la deforestación genera consecuencias, como más inundaciones. También hay que tener en cuenta la situación de las comunidades campesinas, que vienen habitando estas tierras a nivel patagónico desde hace muchos años, y que también generan producción de alimentos, vegetables y orgánicos. Y finalmente el impacto en la salud, producto de estar habitando tierrascon este tipo de incendios que liberan partículas muy dañinas sobre todo para poblaciones vulnerables como son los niños y las personas mayores en términos respiratorios.