«Hay que poner en valor la dimensión productiva que tiene la cultura»

🤝 Cultura, comunicación y cooperativismo son motores productivos y de desarrollo. Pero la Ciudad de Buenos Aires carece de políticas públicas para el sector. Ernesto Giacomini analiza la realidad que vive el cooperativismo de cultura en la CABA.
20/03/2025

La comunicación, el cooperativismo y la cultura son una triada con un importante peso específico en la Ciudad de Buenos Aires. Circuitos virtuosos de producción, trabajo y valor agregado que se fortalecen en una ciudad rica pero con una orfandad grosera de políticas para el sector. Ernesto Giacomini trabaja en la temática hace años y es actualmente una de las voces más potentes que se alzan en defensa del espacio. En un año marcado por la discusión política, habló con El Grito del Sur sobre la realidad que se vive en la Ciudad de la Furia.

¿Cuál es la situación del cooperativismo de la economía cultural y del conocimiento  a nivel nacional y en CABA?

Sería bueno dar cuenta primero del período en que mayor impulso tomó esto que uno puede llamar cooperativismo de cultura o más específicamente cooperativas de las industrias culturales o cooperativas de la Economía Cultural y del Conocimiento. Estas dos últimas definiciones tienen la virtud de poner en evidencia la dimensión productiva que tiene la cultura al tiempo que explican la motivación a organizarse como cooperativa por parte de los colectivos culturales. De la comparación entre ese momento puntual de impulso y el actual se desprende la respuesta a tu pregunta.

Haciendo un poco de historia reciente, fue a partir de una experiencia de gestión pública que se da en el marco de la pandemia, en la que desde el Estado (más específicamente entre el INAES y el Ministerio de Cultura de la Nación) se impulsa una política destinada a formalizar, fortalecer y promover el cooperativismo en la economía cultural, acercando las herramientas cooperativas, que tuvo una gran recepción y muy buenos resultados.


El hito de esa política fue la firma de un convenio en el 2021 entre el Instituto y el Ministerio de Cultura que dio lugar a esta política inter organismos públicos cuyo resultado fue la visibilización de este sujeto cultural, social productivo a través de una identidad cooperativa. Ese convenio además se complementó muy bien con las modificaciones que se propiciaron para mejorar los procedimientos, tiempos y formalidades para la conformación de una cooperativa con la Resolución 1000/21 del INAES, conocida como Renovar. 

El solo hecho de que pasados dos años de haberse definido el objeto social de Industria Cultural se hayan matriculado más de 1.000 cooperativas con dicho objeto, manifiesta que había una demanda de los colectivos culturales por acceder a una forma de formalización para llevar adelante su producción cultural. Y esto sin contabilizar las que se matricularon con los objetos sociales ya existentes, pero actualizados en esa gestión, de Artesanías y Espacios Culturales, que son los otros dos grandes continentes que integran el cooperativismo cultural.

Este período corto pero intenso que va de mediados del 2021 a fines del 2024, fue sin lugar a dudas de fuerte crecimiento federal de las cooperativas de la Economía Cultural y del Conocimiento, donde fue fundamental el conjunto de políticas públicas desplegadas por parte del Estado Nacional así como también la generación de circuitos e instancias comerciales para la circulación de sus productos y servicios. Además tuvo como efecto y saldo organizativo la creación de las dos primeras federaciones de cooperativas culturales: ARDE y Cultura Popular.

Como dato duro de distribución geográfica, es interesante mencionar que del universo de cooperativas culturales, el 78,2% se encuentran en la región Centro del país, es decir en  la Ciudad Autónoma de Bueno Aires y las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos.

Todo esto tan potente contrasta con la realidad actual por razones más que obvias y lamentables. No solo porque la situación retracción económica que vivimos impacta en casi todos los rubros de la economía sino porque el ajuste como tal, como parte del plan neoliberal de achique del Estado, la famosa motosierra, hace que ese tipo políticas a nivel nacional ya no existan o se hayan reducido a su máxima expresión. Tampoco existe, ni existió algo así, en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires, cosa que no sucede en la Provincia de Buenos Aires donde sí existe un organismo público desde el cual buscan continuar desarrollando esta agenda de producción y trabajo cultural. O en el caso de Córdoba, donde existe un Ministerio de Cooperativismo, con el cual hemos llevado adelante un convenio para el desarrollo de esta agenda y agencias públicas como Agencia Córdoba Cultura que tienen interés en esta agenda específica e incluyen a las cooperativas culturales en el marco de sus políticas públicas.

¿Cómo impacta el contexto político actual en estas cooperativas?

La situación particular de cada cooperativa depende de cómo llegó a este momento de contracción de la demanda, de reducción de los ingresos de las personas que consumen cultura y de tarifazos que suben todos los precios de la producción y de insumos necesarios para las distintas actividades culturales, agravado además por la ausencia de políticas públicas.

Aquellas cooperativas de la Economía Cultural del Conocimiento que hayan llegado a este punto con un camino recorrido mucho más extenso, incluso antes de ser cooperativa, llegan con más espaldas que otras. Y por supuesto que no es lo mismo el impacto en el sector artesanías, que en el de espacios culturales, o el de la música, los videojuegos, el diseño, el teatro, la danza, el hip hop, las editoriales y librerías, por solo nombrarte alguno de los 15 sectores comprendidos como industria cultural.

Hace falta que se retomen las políticas públicas estatales para fortalecer circuitos asociativos, que brinden herramientas para el acompañamiento de los colectivos culturales, sea para su formalización, para capacitaciones en aspectos técnicos, administrativos y contables, y para hacer más eficientes y sustentables las gestiones cooperativas; y buscar los mecanismos de acceso al financiamiento y también generar lugares de encuentro, de debate y también de espacios que potencien la comercialización.

Ante esta situación, justamente el movimiento cooperativo dio una respuesta específica: la Plataforma Cooperativa de la Economía Cultural y del Conocimiento MARCA que cobra forma en el ámbito del Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini y se apoya en una articulación amplia que comprende al Observatorio de Culturas Políticas y Políticas Culturales, a las dos federaciones de cooperativas culturales ARDE y Cultura Popular y al Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, cada uno y cada una aportando creatividad y disponibilidad recursos en vinculación con sindicatos, universidades públicas y municipios.

Buscamos facilitar la producción y el trabajo cultural desde el cooperativismo, a través de lo que el MARCA en definitiva es: un foro de debate, un banco de recursos y una comunidad. En síntesis, una herramienta colaborativa para el desarrollo de las cooperativas de las industrias culturales, los espacios culturales y las artesanías.

¿Cuál es el laburo que vienen desarrollando desde la Plataforma MARCA?

Es un recorrido que iniciamos desde el Centro Cultural de la Cooperación a través del Observatorio de Culturas Políticas y Políticas Culturales, bajo la coordinación general de su director, Luis Chino Sanjurjo y las coordinaciones federal, regional y sectorial del OCPPC, y las federaciones ARDE y Cultura Popular y el IMFC.

El año pasado nos enfocamos en empezar a tejer una red para darle carnadura a la plataforma; hemos realizado articulaciones federales en los nodos Córdoba, Rosario (Santa Fe) y AMBA, donde se propiciaron encuentros con cooperativas y los distintos actores públicos e institucionales y en paralelo hicimos una red de convenios con universidades públicas y sindicatos, para generar espacios de investigación y una red de beneficios para asociados, docentes y estudiantes en conciertos y de bandas cooperativas y en la programación de espacios culturales de todo  el país.

Por ejemplo, en lo que fue un gran hecho histórico para el cooperativismo cultural, el recital de fines del año pasado de la banda de música cooperativa Delio Valdez en el estadio de Ferrocarril Oeste, se logró un importante descuento para aquellos y aquellas que son parte de la comunidad MARCA.

Así, en la actualidad la Plataforma MARCA contiene una red federal de espacios culturales y la participación de bandas cooperativas de renombre como La Delio Valdez, Bersuit Vergarabat, Nonpalidece, Los Espíritus, La Fernández Fierro, Raviolis, La Chancha Muda y Andando Descalzo; y en espacios culturales como Distrito 7 en Rosario, en CABA en espacios como La Quince, Factoría y Rio Patio Cultural.

Este año ya empezamos con algunas acciones de cara al MARCA que vamos a hacer en Julio en el Centro Cultural de la Cooperación, donde esperamos asistan cooperativas de todo el país para generar espacios de capacitación, de debate y también comercialización, de intercambio, de acuerdos comerciales y asociativos.

Estas acciones a la fecha fueron dos. El Foro Federal MARCA Nodo Rosario y el Foro Regional MARCA con Chile y Uruguay como países invitados. En Rosario, hicimos un encuentro cooperativo en el espacio cultural Distrito 7 entre las federaciones, el IMFC, cooperativas de la provincia de Santa Fe con  Nonpalidece para seguir desarrollando y planificando acciones MARCA.

Y el pasado miércoles 19 mártir, a partir de un trabajo de vinculación internacional con organismos públicos y cooperativas de Chile, Brasil, Ecuador y Uruguay, que venimos forjando de hace tiempo, cuando aquellas políticas públicas del Ministerio de Cultura de la Nación despertaban el interés internacional en esta agenda, lanzamos el Marca Regional Nodo Chile. Allí recibimos a cooperativas de Chile, a funcionarios del nuevo gobierno uruguayo con los que también venimos construyendo ésta agenda, las federaciones anteriormente mencionadas y cooperativas culturales del país que ya son parte de la comunidad.

En este foro presentamos la nueva aplicación COMUNIDAD MARCA, pero también brindamos una capacitación específica sobre cómo realizar las convocatorias a asambleas, el llenado de libros sociales y contables, y el envió correspondiente de información a los organismos de control (Órgano Local e INAES), más la conformación de la memoria y el informe del síndico; entre otras cuestiones vinculadas a la toma de decisiones sobre la distribución de excedentes y ajuste de capital. Es decir, una capacitación bien al hueso de la administración de una cooperativa. El Marca Regional también contó con la presentación de las herramientas disponibles por el IMFC de sus departamentos de Asesoría y de Proyectos y una reunión de trabajo entre el OCPPC, el IMFC y las federaciones ARDE y Cultura Popular. Todo esto, como te decía, de cara al MARCA que haremos a mitad de año.

¿Qué aporte tienen las cooperativas de cultura para hacer en este contexto?

En primera instancia, el aporte que hacen las cooperativas para construir un mundo mejor sean de la rama de la economía que sean. No lo digo yo, lo dice nada más y nada menos que las Naciones Unidas que por segunda vez en la historia declara un año como Año Internacional de las Cooperativas bajo el lema “las cooperativas construyen un mundo mejor”, dado el impacto positivo en el trabajo, el medioambiente, las relaciones sociales y en las comunidades donde desarrollan su actividad.

No hay que olvidar que el cooperativismo no es solo una forma de organizarse en una empresa de propiedad colectiva controlada democráticamente por su asociados, sino que es un movimiento profundamente solidario que basa su accionar en principios democráticos y humanistas. Tal declaración lo que busca es generar una visibilización del modelo cooperativo, que a las claras es un modelo alternativo de organización de la producción al actual que domina las relaciones productivas que acumula y distribuye la riqueza socialmente generada de un modo bastante injusto.

En ese sentido, el aporte no es solo a los trabajadores que se nuclean, se formalizan, se incluyen financieramente, es decir se dignifican con una herramienta legal, y todo lo atinente a poder producir de forma democrática como empresa, sino que está el efecto que se genera en la comunidad y en la visibilización misma del cooperativismo, dado que el arte, la cultura tienen una llegada y un poder de sensibilización muy grande. El potencial para amplificar el cooperativismo es enorme; y eso que en Argentina el cooperativismo está muy extendido en el ámbito de los servicios públicos, en el agro, en la construcción, en la alimentación, lo textil, etc. y ni hablar de experiencias como la que dieron origen al Banco Credicoop para dar a sus asociados servicios financieros.

Hay una frase que siempre me gusta destacar para responder porqué son necesarias las cooperativas, la culturales, las de servicios, todas; porque en la práctica, es decir, cuando la empresa cooperativa se desarrolla aplicando los 7 principios de la cooperación, al mismo tiempo está forjando los valores de la cooperación que son, como te dije, profundamente humanistas y solidarias, cosa que en este contexto nacional, y te diría global, son más que necesario retomar.

¿Qué sucede con el INAES a nivel nacional?

Es casi como un clásico que durante las gestiones de los gobiernos de derechas, el instituto que creado para atender a las empresas de la Economía Social y Solidaria merme en su intensidad en cuanto a sus políticas de fortalecimiento y promoción del cooperativismo. Y que en cambio aumente la intensidad y la intencionalidad en las formas de fiscalización y control en clave persecutoria; no solo complican los procesos de matriculación que tanto se habían mejorado como nunca antes en la gestión anterior, sino que suspenden cooperativas.

Además de desde el Poder Ejecutivo Nacional vuelven a instalar rumores de cierre del Instituto con los la excusa del déficit fiscal desconociendo que en el fondeo del Instituto proviene de los impuestos que pagan las cooperativas para que el mismo funcione y desarrolle políticas para el sector.

En el fondo, es una cuestión ideológica, porque no es solo que desde la visión neoliberal no crean que las cooperativas  puedan funcionar, porque casos de éxito sobran, sino porque niegan lo beneficiosas que son para la sociedad, para el trabajo, la producción y porque aborrecen las formas colectivas, solidarias, asociativas y democráticas, por el simple hecho de que va en contra de la base fundamentar su ideología que es el individualismo extremo, el sálvese quien pueda y la maximización de las ganancias a como dé lugar.

¿Es posible pensar una alternativa al macrismo en CABA?

Sí, además creo que una mirada desde el cooperativismo tiene mucho para aportar. Hace como dos décadas que en la Ciudad de Buenos Aires gobierna una fuerza política cuyo modelo de ciudad no es el de la solidaridad, no es el de la participación democrática, no es el de la responsabilidad, la equidad y la igualdad. Es decir, un modelo que está en las antípodas de los valores y principios de la cooperación.

Esa visión individualista e insolidaria impacta en todo lo que tiene que ver en lo común entre quienes habitamos un territorio, en este caso, el de la Ciudad de Buenos Aires, que tiene que ver no solo con cuestiones básicas como el transporte, la vivienda, la educación, la seguridad y la salud, sino con el medioambiente, la recolección y tratamiento de la basura,  la generación de empleo,  el desarrollo productivo y por supuesto la cultura.

En la CABA año tras año se recortan los presupuestos de salud y educación, año tras año se impide el pleno desarrollo de la ley de comunas, año tras año que no hay políticas de empleo joven, y ni hablar de cuestiones vinculadas a la asistencia social. Creo que la política cultural y cultural productiva, para no irnos del tema que nos atañe, es deficiente; es más en general el gobierno porteño ha sido reacio e incluso persecutorio de los Espacios Culturales.

En ese sentido, creo que hace tiempo que no se atienda con seriedad las demandas y problemas de quienes vivimos en la ciudad, mucho menos de quienes vienen a trabajar o a disfrutar, y por supuesto el modelo productivo, por más distritos que inventen, no es otro que el de la especulación inmobiliaria y que desde la Legislatura Porteña no se ha logrado poner un freno o impulsar leyes que sean progresistas. Creo que el modelo está sufriendo tensión y el gobierno un notable desgaste porque sus deficiencias ahora son más manifiestas dado el descalabro que generan las políticas económicas nacionales y porque además la fuerza política gobernante en CABA ha colaborado decididamente con el plan de ajuste que afecta la vida de millones de argentinos, entre ellos los y las porteñas.

Ese escenario, creo que hay más chances que antes para que la ciudadanía comience a darle más lugar a una alternativa en CABA, una alternativa con dirigentes y dirigentas que tengan nuevas ideas y también iniciativas y programas para ir trazando desde la labor legislativa un camino para en un futuro los y las porteñas puedan darle el voto de confianza para llevarlo a cabo ya desde la jefatura de Gobierno.

Ahora hay elecciones legislativas, bueno, es necesario desde esta nueva instancia electoral comenzar a presentar a la sociedad porteña un modelo alternativo que la interpele, que atienda sus angustias y deseos, porque en el fondo todos y todas sabemos que esta ciudad, la más rica de América Latina, tiene recursos suficientes para estar muchísimo mejor. Hacen falta políticas reales de vivienda, de urbanización, para volver a tener una educación pública de excelencia y hospitales con todos los recursos, profesionales bien pagados e infraestructura moderna, transporte de calidad y con una frecuencia y horarios acordes al ritmo urbano, que cuiden y prioricen el medio ambiente y la cultura, pero también recursos para repensar la matriz productiva donde la cultura y el cooperativismo tienen una potencia bárbara para dar un salto de calidad, para garantizar el goce y generar trabajo digno.

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Una vez abrazó al Diego y le dijo que lo quería mucho. Fútbol, asado, cumbia y punk rock. Periodista e investigador. Trabajó en C5N. AM530, TeleSUR, HispanTV y TVP. Desde hace 12 años le pone cabeza y corazón a El Grito del Sur. Actualmente aporta en campañas electorales en Latinoamérica.