A lo largo de los últimos días, el presidente Javier Milei festejó la «salida del cepo» como una victoria de su gestión. Lo cierto es que, para la gran mayoría de los argentinos y las argentinas, se avizora más sufrimiento cotidiano: como figurita repetida, la devaluación ya trajo nuevos aumentos de precios y encima crece el endeudamiento con esa pesadilla llamada Fondo Monetario Internacional.
Economista y diputado nacional de Unión por la Patria, además de dirigente del Frente Patria Grande-Argentina Humana, Itai Hagman dialogó con El Grito del Sur sobre los últimos movimientos económicos y fue contundente al respecto: «las razones por las cuales se va nuevamente al Fondo Monetario Internacional son similares, pero también hay que decir que los problemas se acumulan». También se refirió a las tensiones políticas al interior del peronismo y al escenario electoral en la Ciudad de Buenos Aires.
¿Por qué se repite la historia del año 2018 con el FMI? ¿Es lo mismo que en ese entonces?
Hay un ciclo que se repite indiscutiblemente, incluso creo que hay un ciclo inconcluso del primer acuerdo con el Fondo y que ahora se está cerrando. El acuerdo original que hizo Caputo durante el gobierno de Macri -que primero era por 50 mil millones de dólares y después terminó siendo por 57 mil millones- implicó el envío de alrededor de 45 mil millones.de dólares. Casi te diría que el crédito actual es completar lo que había quedado pendiente. Digo que es un ciclo que se repite porque hay una similitud en el esquema macroeconómico, si bien algunos dicen que es distinto porque Milei hizo el ajuste fiscal que Macri no hizo. Pero en realidad el proceso de estabilización económica que llevó adelante Milei es muy parecido al de Macri, aunque sean espejo. Es decir, Macri hizo gradualismo fiscal y shock cambiario -sacó el cepo desde el primer día-, en cambio Milei hizo exactamente lo opuesto: shock en lo fiscal y gradualismo en lo cambiario. Pero el resultado es un esquema macroeconómico prácticamente idéntico, que consiste en un dólar planchado -ancla principal para bajar la inflación- y una tasa de interés que garantice la bicicleta financiera durante una determinada cantidad de tiempo. En el caso de Macri, ese proceso duró dos años y pico financiado con deuda externa; en el caso de Milei, duró estos 16 meses financiado el primer semestre con la recesión, el segundo semestre con el blanqueo y ahora van a tratar de continuar con este tercer tanque de oxígeno, que es el plan nuevo con el FMI. Uno no puede pronosticar la fecha en que se va a agotar este esquema macroeconómico, pero es insustentable por naturaleza y tiende a explotar. Las razones por las cuales se va nuevamente al Fondo Monetario Internacional son similares, pero también hay que decir que los problemas se acumulan: si Caputo usa la plata del Fondo para sostener este esquema de carry trade o dólar barato, cuando termine este proceso vamos a tener la deuda anterior -de la cual no pagamos un sólo dólar de capital al 2018- más estos 20 mil millones de dólares nuevos, con lo cual estamos hablando de una deuda con el FMI que supera los 60 mil millones de dólares.
¿Qué significa en términos de dependencia que Argentina sea el principal país deudor del Fondo Monetario a nivel mundial?
A diferencia de la deuda con acreedores privados, que es una deuda que básicamente se restringe a lo que es el negocio financiero en sí mismo, el Fondo Monetario es un organismo político: deberle plata al FMI implica una suerte de cogobierno con ellos. Y ese cogobierno, como hemos visto a lo largo de la historia argentina y en muchos otros países, implica que el Fondo tiene un alto nivel de condicionamiento de la política económica. No de cómo le vas a pagar la deuda, que es lo que cualquier acreedor quiere saber, sino de cuál es tu política fiscal, cambiaria, monetaria y social, de qué va el sistema previsional, etc. Entonces tener este nivel de endeudamiento con el FMI implica prácticamente estar condenados a una suerte de cogobierno. Es muy grave.
¿Cómo analizas los primeros impactos económicos de la medida de flexibilizar el cepo con la consecuente devaluación del peso?
Hay que darle tiempo para ver cómo va a ser el nuevo esquema macroeconómico, yo estoy convencido de que esta salida del cepo no es el resultado del éxito del programa -hay muchas inconsistencias, de hecho el gobierno de Milei había dicho que la última condición para sacar el cepo era que la inflación converja hacia cero-, ya que anunciaron que sacaban el cepo el día que la inflación subió a 3,7%. Sí es posible que esta forma de salir del cepo, con la flotación entre bandas, fuera el esquema que habían diseñado, pero no para ahora sino para después de las elecciones. Lo tuvieron que adelantar a abril porque se estaban quedando sin dólares y eso iba a generar una salida explosiva. Lejos ser el resultado del éxito, la salida del cepo es el resultado del fracaso. En cuanto a las consecuencias inmediatas de la devaluación, vamos a ver niveles de inflación mensual parecidos a los que vimos en marzo. Esto va a contramano de la expectativa que había generado el Gobierno, de que supuestamente había terminado con el problema de la inflación en Argentina. El Gobierno consiguió un nuevo tanque de oxígeno, pero no es sustentable en el tiempo.
¿Cuál es la importancia de la conformación de una comisión investigadora por la estafa $LIBRA?
Éste no era el planteo que nosotros teníamos, de hecho planteamos en su momento el camino del juicio político. La Comisión de Juicio Político tiene facultades para investigar un caso así. Finalmente, logramos consensuar la creación de esta comisión investigadora y consideramos que es muy relevante lo que va a suceder ahí. Desde esta comisión tenemos que definir cuáles fueron las responsabilidades políticas del Presidente de la Nación y otros funcionarios, cuáles fueron los incumplimientos de sus funciones y aportar luz sobre este tema. Que la sociedad sepa la verdad de lo que pasó. Por supuesto que hubo todo tipo de maniobras para tratar de encubrir este hecho.
Recientemente, desde Patria Grande tuvieron una reunión con Cristina. ¿Qué análisis hacés de las rispideces al interior del peronismo -en especial lo que sucede en la Provincia de Buenos Aires- y las perspectivas de unidad política en las elecciones de este año?
Tuvimos una reunión con Cristina y otra también con Axel. Venimos sosteniendo un diálogo con ambos en todo este tiempo, un poco porque no tomamos partido en esta discusión interna, que tiene componentes elevados de disputa de poder y poco de disputa de orientación política e ideológica. En esa disputa de poder no nos sentimos convocados. Queremos ayudar porque creemos que la posibilidad de una fractura dentro de la coalición de Unión por la Patria es algo malo para el país. Axel es un compañero muy valioso, una de las referencias indiscutibles del trasvasamiento generacional que necesita el campo nacional y popular, y obviamente uno de los presidenciables de nuestro espacio. Pero Cristina es, al mismo tiempo, un liderazgo popular que tiene vitalidad y un rol importante para jugar en el futuro. Nos gustaría que estas discusiones se puedan encauzar en carriles políticos y no en disputas de carácter faccional. El 90% de nuestra energía está puesto en elaborar un programa alternativo al gobierno de Milei y en estar junto a la gente, destinando el menor tiempo posible a discusiones internas que no le importan hoy en día a la sociedad argentina.
Como diputado nacional por la Ciudad de Buenos Aires, ¿cómo ves la posibilidad de que el peronismo obtenga por primera vez desde la llegada del macrismo un triunfo en las legislativas?
Me parece muy importante. En la Ciudad de Buenos Aires se logró una síntesis política interesante, creo que indiscutiblemente hay un agotamiento del modelo PRO. Llevan casi 20 años de gobierno y la gestión de Jorge Macri es muy deficiente, por lo que hay una oportunidad enorme para disputar la Ciudad. Para nosotros estas elecciones legislativas no están ganadas, a veces se quiere instalar que con la división de la derecha puede ser un trámite. No está asegurada la victoria, pero un eventual triunfo abre la puerta para disputar la Ciudad en 2027. Tiene que ser un paso más en función de un proyecto de poder. Recién pude tener un ejemplar del libro de Leandro Santoro, nuestro candidato que encabeza la lista, y hay un programa. Eso es fundamental. Hay estudio de los temas y una propuesta programática, algo que la sociedad nos reclama con mucha razón. No alcanza solo con ingeniería electoral y comunicación política, hay que ofrecer un programa de gobierno.
