Los últimos 6 años en Ecuador no fueron sencillos. Las y los ecuatorianos estuvieron llamados a votar en elecciones presidenciales en tres ocasiones, 2021, 2023 y 2025, con sus respectivas segundas vueltas. En este lustro tuvieron un magnicidio, un presidente banquero que activó la muerte cruzada -que derivó en su destitución-, una escalada de la persecución política, cortes de luz diarios durante un año, un presidente multimillonario hijo de multimillonarios y algunas cosas más.
El próximo 13 de abril se llevará adelante el balotaje que definirá el futuro de Ecuador. Tal como ocurrió en octubre de 2023, la candidata de la Revolución Ciudadana, Luisa González, se enfrentará nuevamente al candidato de derecha, Daniel Noboa. En la primera vuelta realizada el 9 de febrero (y a pesar del estrambótico derroche de recursos en campaña oficial por parte de Noboa), ambos candidatos quedaron en un empate técnico. Entre los dos se apropiaron un 88% del electorado en una contienda que contó con 16 candidatos (Noboa con 44,17%, y Luisa González con 44%).
Un actor clave de esta elección es Leónidas Iza, líder indígena y referente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), quien quedó como tercera fuerza electoral al obtener un nada despreciable 5,25%. La decisión de Iza de suma su apoyo a Luisa bajo la consigna “ni un solo voto a la derecha” será crucial para dirimir el resultado de este balotaje: se estima que el 80% del voto del lider de la CONAIE irá para González.

Las campañas de los candidatos que definirán “por penal” el próximo domingo han tenido características bien distintas. Noboa, para sorpresa de nadie, realizó la típica campaña de TikTok: desplegó una inmensa cantidad de recursos en medios y redes sociales pero su caballito de batalla en la primera vuelta fueron sus gigantografías de cartón que simpatizantes -sin miedo al papelón- lucían en la vía pública. Los Noboas de cartón tuvieron un triste final: a partir del 10 de febrero, y al no obtener la victoria aplastante que esperaba el oficialismo, se comenzaron a ver en los tachos de basura de las calles ecuatorianas.

Por su parte, Luisa González puso casi todas sus fichas en el despliegue territorial. En los meses de campaña recorrió más de 30 cantones, realizando actos en cada uno de los pueblos en los que podía crecer electoralmente. La candidata correísta no centró su campaña en redes sociales sino que buscó el permanente contacto con la gente. En el tramo final, buscó trazar acuerdos con sectores de muy diverso signo político con el objetivo de conformar un frente antineoliberal.
En una oportunidad histórica, el correísmo logró unir fuerzas y desarrollar vínculos que antes resultaban imposibles. La ineptitud del presidente Noboa y su nula capacidad para resolver los problemas cotidianos de la gente resultaron un aliado fundamental para la campaña opositora. Sin embargo, el resultado de la elección parece incierto y probablemente será muy reñido.
En la sierra ecuatoriana, abril es mes de lluvias. “En abril, aguas mil”, es el dicho que resuena en las calles quiteñas. Para el Ecuador y para la región, el clima puede mejorar unos días antes.