¿Sálvese quién pueda?: dilemas de la elección bonaerense desdoblada y con Cristina presa

🗳️ Cristina proscripta y el peronismo desunido. Faltan apenas tres semanas para el cierre de listas en la Provincia de Buenos Aires, la madre de todas las batallas. ¿Primará la sensatez y la humildad dirigencial o continuarán las rosquitas que obstaculizan la unidad?
28/06/2025

Nadar sin Cristina

Tres jueces, con el respaldo sostenido del Poder Ejecutivo Nacional y el establishment económico, se atreven a meter presa y proscribir políticamente a la ex presidenta y principal dirigente del peronismo. El fallo de la Corte Suprema habla de una correlación de fuerzas poco favorable para el campo popular, que en una primera instancia reacciona de forma multitudinaria. Ahora la principal dificultad es sostener protestas masivas que se prolonguen en el tiempo. Es decir no padecer el mismo problema que sufrieron los sectores universitarios, quienes lograron convocar una sola vez en una escala impactante y luego se les apagó la llama. Frente a la coyuntura inédita, el «nada sin Cristina» debe obviarse y participar en el terreno electoral no está en duda: la elección bonaerense se jugará sin Cristina candidata.

Libertarismo puro y duro

El presidente Javier Milei se envalentona -hay que reconocerle su habilidad para ello- y busca replicar la misma gesta electoral que logró hace muy poco en la Ciudad de Buenos Aires. En PBA apuesta como candidato por José Luis Espert, un economista de la casta con postulados ultra-reaccionarios e insospechado de neoliberal. Alguna vez estuvieron enfrentados ya que Espert llegó a tildar a Milei de «populista» y «títere», pero ambos fueron pragmáticos: borrón y cuenta nueva para caminar juntos e implementar un programa económico que ajusta y quita derechos a las mayorías. A esto se le suma la absorción del PRO, que deja a La Libertad Avanza con posibilidades de vencer al peronismo.

Estúpido desdoblamiento

Desdoblar la elección fue completamente disfuncional para el oficialismo porteño. Le significó al PRO una derrota catastrófica. El gobernador Axel Kicillof decidió repetir la fórmula y lo puede pagar caro. El formato desdoblado en la PBA abona a la municipalización de la campaña y al «sálvese la sección que pueda». Los intendentes buscarán cuidar su quinta como nunca antes y el esfuerzo militante de cada sector quedará supeditado a cómo cierren las listas. Será una elección a medio camino entre la discusión nacional y la discusión provincial: si se habla de los problemas de la Provincia, el énfasis estará puesto en cuestiones de inseguridad y problemas de infraestructura (pierde Kicillof); si se habla de la Nación, La Libertad Avanza intentará sin lugar a dudas capitalizar el viento de cola que significa haber bajado la inflación, anclar el dólar y sostener cierta estabilidad macroeconómica (gana Milei).

Desilusión y apatía

Los votantes conformes con la gestión del presidente Milei votarán a sus candidatos en la Provincia de Buenos Aires. Ese paradigma se repitió como mantra en otros distritos como CABA. El problema es el conjunto de ciudadanos desilusionados y apáticos, es decir aquellos que no simpatizan con el gobierno nacional ni con la oposición en sus distintas variantes. Se trata de una porción cada vez mayor de la población, con la peculiaridad de que muchos de éstos han sido históricamente votantes del peronismo y que actualmente se inclinan por la abstención electoral. Para romper o contrarrestar este fenómeno, no alcanza con las fotos de unidad entre dirigentes o con recurrir al aparato político-partidario: se necesita que la militancia patee las calles, hable de igual a igual con los vecinos y tienda puentes verdaderos con vistas a generar soluciones concretas y duraderas para las complejas problemáticas sociales, cuándo no para visibilizar que Milei representa el ajuste y el modelo de exclusión social.

Falta de unidad y lapicera borrosa

El peronismo está desunido. La condena a Cristina no aflojó las tensiones internas. Kicillof armó su propio movimiento político (Derecho al Futuro) y reclama por lo bajo mayor protagonismo en el armado de las listas. Por su parte, La Cámpora y el cristinismo buscan copar los primeros lugares aferrándose a la figura de CFK y en complicidad con el Frente Renovador de Sergio Massa. La principal incógnita es quién ocupará el lugar de Cristina como cabeza de lista de la estratégica tercera sección electoral, que reúne a casi cinco millones de votantes. Podría ser el apellido Kirchner (Máximo), pero también algún intendente con buena llegada tanto a Cristina como a Axel Kicillof. Lo cierto es que el peronismo necesita -además de la unidad- una candidatura fuerte y convocante en la tercera sección, que reduzca el daño deliberado que significa la proscripción de CFK.

De las rosquitas inconducentes a forjar la unidad

En este escenario político-electoral posiblemente adverso para el peronismo, no hay margen para sumar enfrentamientos estériles ni rosquitas inconducentes. Está claro que una eventual derrota del peronismo en la Provincia sumergirá a la principal fuerza opositora en una crisis aún más profunda y que las políticas de ajuste del gobierno nacional serán cada vez más ampliadas y perversas. Debe imponerse la sensatez, la sabiduría y la humildad en nuestra dirigencia. El campo nacional y popular debe encontrar un nuevo equilibrio en la composición de las listas que exprese no sólo las ambiciones sectoriales sino fundamentalmente un proyecto político atento a las demandas concretas de la población. Esto último resulta fundamental para volver a interpelar a un sector mayoritario de la sociedad que hoy le está dando la espalda a los temas políticos. Algo positivo debería surgir del caos reinante. Creer. Sin eso estamos perdidos.

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