Con Jujuy como telón de fondo, se viene el 37° Encuentro Plurinacional

💚 Después de haber pasado por la Patagonia, el Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans y no Binaries tendrá lugar en el norte del país. Tres integrantes de la Comisión Organizadora nos cuentan cómo vienen los preparativos.

Fotos Rocío Tursi Encuentro Nacional de Mujeres 2018

Como todos los años, este octubre será verde y violeta para las feministas. Con pinceladas de estos colores y aires combativos, luego del repliegue que generó la pandemia, se espera un hervidero de glitter y mística en la ciudad de San Salvador de Jujuy, donde se va a realizar por vez número 37 el Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans y No binaries. La cita es el 11, 12 y 13 de octubre en la capital jujeña. Esta vez el Encuentro será en el norte del país, luego de haber pasado por la Patagonia con un recorrido por Bariloche en 2024. 

“Es un desafío inmenso alojar a todas estas personas en una provincia que no tiene tanta infraestructura”, explica Jorgelina Manzano, integrante de la Comisión Organizadora que se reúne desde noviembre del año pasado y actualmente lo hace todos los fines de semana o incluso hasta dos veces por semana. “La reserva de hospedaje ya está completa y estamos arreglando las escuelas para la gente que se quede en bolsas de dormir”, continúa Manzano. Si bien Jujuy ya fue sede del evento en 1995 y 2006, esta vez se esperan alrededor de 100.000 concurrentes que tomen las calles para hacer de ellas un desborde de festejo.

“Venimos organizándonos en comisiones desde noviembre. La Comisión Organizadora (CO) se está haciendo cargo tanto de los talleres como de las actividades recreativas, la fiesta, la marcha, los eventos deportivos y todo lo que rodea al Encuentro”, explica Luz María Díaz, integrante de la Comisión Organizadora. “El Encuentro se hace en Jujuy para visibilizar la organización y lucha contra la reforma constitucional y la movilización de los pueblos indígenas”, continúa. Ella hace énfasis en la particularidad del Encuentro de este año, ya que es la primera vez que se gesta un evento feminista tan masivo luego del cierre del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad y en pleno recorte de las políticas contra la violencia de género.

A la hora de elegir la sede para la acampada feminista, un factor que determinó que Jujuy triunfe por unanimidad fue la brutal represión que vivieron les jujeñes por parte del gobierno de Gerardo Morales. También influyó el peso que tiene en la zona la lucha de los pueblos originarios por su territorio. “Jujuy es la tierra en la que a tanta opresión respondemos con rebeldía, organización y lucha”, leyó Mariana Vargas, abogada de la Multisectorial de Mujeres y Disidencias de Jujuy, durante el final del Encuentro en Bariloche. “En una de las provincias con mayor índice de femicidios, estallamos en junio producto de años de lucha, acompañando masivamente a las y los docentes en una lucha salarial que volcó al conjunto del pueblo a la lucha contra la reforma constitucional de Morales”, continuó Vargas hace un año. A su vez, la abogada recordó que la tierra jujeña fue el lugar donde se gestó el Tercer Malón de la Paz.

En esta edición se llevarán a cabo durante dos de los tres días 102 talleres que se dividen en 16 ejes distintos como “Defensa de la Salud”, “Trabajo y desocupación”, “Derechos y reivindicaciones en el deporte” y “Coyuntura sociopolítica y económica”, entre otros. “Hemos incorporado las problemáticas de la zona como los conflictos de los pueblos indígenas que hacen a la historia de la provincia”, agrega Manzano, quien enfatiza en la importancia de profundizar sobre la lucha minera y la quita del litio. Ella misma advierte que, si bien los nombres pueden repetirse, los contenidos son muy diferentes a los del año pasado y están atravesados por discusiones tan actuales como el RIGI y la reforma constitucional planteada por el gobierno de Javier Milei. 

Laureano Marina Vilte es activista lesbo trans no binarie del Movimiento Ailén Chambi. Él asegura que una de las deudas sigue siendo la escasa participación de las disidencias en la Comisión Organizadora. Esto sucede en parte por la histórica presencia de los feminismos trans excluyentes y  porque la coyuntura no permite hacerse tiempo para la militancia. “Históricamente somos una comunidad vulnerada y el panorama recrudece en este contexto. No todes pueden tener el tiempo para dedicarle a la participación en la militancia, para dar todo su sábado en una plenaria. Hay que priorizar el laburo, hay que priorizar la changa porque la estamos pasando mal. No hay tiempo para la militancia cuando tenés que llegar a fin de mes”, subraya.

“Estos espacios son de disputa del sentido común y uno siempre tiene la expectativa de que sean una inyección de fuerza en el territorio. Si no somos muchas disidencias en la Comisión Organizadora, eso también habla un poco de cómo estamos en las calles. Tenemos que volver a dar debates que parece que ya eran consensos”, enfatiza Vilte. “Es fundamental seguir profundizando y disputando el sentido, por eso es importante ocupar los espacios”, afirma y anticipa que si bien hubo una gran predisposición del Estado provincial al diálogo, esto no supone que ya se hayan obtenido todas las habilitaciones y los permisos necesarios. 

Según prevén les integrantes de la Comisión Organizadora, los ejes de trabajo y desocupación, violencia de género y políticas universitarias van a ser los más concurridos, teniendo en cuenta el panorama actual. Además, el eje de salud, especialmente por el cierre del Plan ENIA, se impone en una región donde la problemática de las niñas madres es un tema candente.

“Con este avance de las derechas, hay un retroceso en materia de derechos sexuales y reproductivos. La compra de misoprostol quedó relegada al criterio de cada una de las provincias y no hay mifepristona. En las provincias conservadoras, como son las del norte, somos conocidos por la problemática de las niñas madres. Desde que el Gobierno tomó una posición abiertamente anti feminista y comenzó a recortar estas políticas, cada vez hay menos profesionales que trabajen para garantizar la ILE y la IVE”, declara Luz. Ella enfatiza en que se debe gestionar al mismo tiempo que se resiste, en un doble movimiento conocido por los feminismos, que supieron trazar alianzas estratégicas a lo largo de los años.

“No queremos que nadie decida por nosotres. Buscamos hacer alianzas con otros grupos históricamente relegados para que no se imponga una voz hegemónica en la Comisión Organizadora sobre nuestros talleres y nuestras experiencias”, cuenta Laureano para reflejar la realidad de la diversidad.

“Lo que pasó en Jujuy el año pasado es la antesala de varias reformas anticonstitucionales que creemos que van a suceder en las provincias y a nivel nacional”, explica Manzano. “Para nosotros no es novedad lo que está pasando en el país porque desde 2015 tenemos represión, saqueo de los recursos naturales y persecución a los luchadores por los derechos humanos. A su vez hay un código contravencional que no nos permite manifestarnos”, cuenta. “Le quitan las tierras a los pueblos indígenas para dárselos a las mineras, lo que significa una pérdida de soberanía”. El término extractivismo parece ser la clave para entender lo que está sucediendo en esta provincia, que a su vez se resignifica cuando se piensa en clave nacional y continental. El cuerpo de las mujeres como territorio de conquista se hace eco en las voces de aquellos que consideran la explotación de los recursos naturales como fuentes de riqueza inagotables a cualquier costo.

Un Encuentro con historia

Para quienes no sabían, o por si quedan algunos distraídos que piensan que el feminismo empezó en 2015, cabe recordar que el Encuentro es una reunión de mujeres y disidencias autónoma y autofinanciada que surgió en 1985. Este primer plenario se dio a partir de un grupo de feministas que participó en la Clausura de la Década de la Mujer en África y volvió al país con la necesidad de autoconvocarse para tratar las problemáticas específicas de las argentinas. Por eso en 1986 iniciaron los Encuentros y nunca pararon. Algunas de las históricas activistas aún recuerdan ese primer momento. “En tres días realizamos talleres, actividades culturales, artísticas, marchas e intervenciones en las cuales debatimos las injusticias, problemáticas e inquietudes que nos atraviesan a diario. De la misma forma, encontramos espacios y caminos para organizarnos”, explica la página web del evento.

A raíz de la coyuntura actual, el Encuentro se perfila como uno de los más autogestivos y autárquicos, forjado en medio de una crisis económica arrasadora. Además, por primera vez en 37 años, las políticas para atención y prevención de la violencia de género dejaron de tener institucionalidad en la Argentina.

La Libertad Avanza se encargó de desfinanciar todas las políticas estatales de género que se habían logrado construir en los años de bonanza. Sin embargo, no se trata de algo de los últimos ocho meses, el feminismo llega desgastado luego de una gestión popular que, si bien le dio institucionalidad y permitió expandir redes, dejó cristalizar las diferencias entre los sectores y la dificultad para responder a algunas demandas desde el Estado. Lo que se logró y lo que no en el albertismo permitió a muchos sectores de la actual oposición decir que las elecciones se habían perdido porque las feministas “se pasaron dos pueblos” y que las discusiones sobre el lenguaje inclusivo o los DNIs no binarios fueron distractores e incluso responsables de las carencias políticas en otras áreas. 

“Nosotras discutimos mucho sobre la idea de que las feministas nos habíamos pasado de rosca y nos dimos cuenta que no, que los feminismos somos un piso de derechos para pensar la justicia social como un proyecto de país. Las posiciones retrógradas y anacrónicas que se plantean dentro de nuestros movimientos políticos no hacen bien ni caben dentro de la autocrítica que tenemos que hacer. No vamos a permitir que se diga que somos las culpables. A lo sumo los culpables fueron quienes no supieron defender nuestra soberanía”, añade Luz.

“Desde que asumió el gobierno de Javier Milei, vemos un recrudecimiento del odio. A partir del triple lesbicidio de Barracas acá en Jujuy se perpetraron cuatro crímenes de odio y otra serie de ataques de odio. Esto viene a movilizarnos completamente”, cuenta Laureano, quien agrega que de la agenda de conquista de derechos de años anteriores se pasó a una lucha por la supervivencia. “Se recortaron todos los recursos que venían de Nación y eso impacta en el presupuesto a nivel provincial. Estamos teniendo serios problemas para que cientos de compañeres accedan a derechos básicos como es la alimentación”. 

“Todo lo que viene pasando nos ha quitado el poder de sorprendernos”, explica Jorgelina sobre la represión a manifestaciones pacíficas. Ella hace énfasis en la necesidad de planear estrategias colectivas de cuidado, especialmente para la marcha, donde suele haber una gran presencia policial. “Sabemos que la salida es con nosotres, que se trata de armar un feminismo más organizado. Nunca nos regalaron nada, siempre logramos lo que tenemos a fuerza de luchas”.

Laureano cuenta que quiere participar en varios talleres, entre ellos el de activismo lésbico y el de identidades no binarias, que son dos temáticas que lo atraviesan personalmente. “Son talleres que se reactualizan constantemente en cuanto a debates”, asegura. “Tenemos que ver cómo visibilizamos nuestra identidad divergente dentro de los pueblos originarios. Es demostrar que también existimos ahí y seguimos luchando en comunidad”, asegura.

“La idea es organizar una agenda nacional y regional porque como movimiento somos faro en Latinoamérica. Vienen situaciones en las cuales más que nunca vamos a necesitar redes feministas. Ojalá abracemos cada vez más a nuestras hermanas travestis y trans y no se generen divisiones”, manifiesta Díaz. “Yo vuelvo energizada de los Encuentros, sabiendo que no estoy sola”.

“Lo lindo que tiene Jujuy es la interseccionalidad. Somos una comunidad racializada, con mucha presencia de los pueblos originarios. Hemos crecido con eso y da una conformación de la realidad muy distinta”, asegura Laureano, quien ejerce como abogado de comunidades originarias. “Los grupos LGBTQ+ hemos estado poniendo el pecho al jujeñazo, hemos estado poniéndole el cuerpo a los cortes de calles y a la represión. En la puna también hay disidencias”, afirma. Él considera fundamental pensarse en relación con la ancestralidad, lo que permite entender que los pueblos originarios no son solo los habitantes de los poblados que están reconocidos por una personería jurídica. 


“Jujuy va a ser una escenografía nueva para abrazarnos. Desde la patria profunda vamos a gritar que la salida es con más feminismo organizado, donde podamos discutir la violencia política en la patria grande y toda Latinoamérica. Resistir es algo que el feminismo sabe hacer y tiene que seguir construyendo”, termina ansiosa Jorgelina. “Desde La Quiaca hasta Yuto nos arreglamos para seguir difundiendo el Encuentro durante este mes que queda. Ya no es nada”, concluye y sus palabras auguran aquelarre, reencuentro, rebeldía.

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