A lavar platos: el sistema científico en una lenta agonía libertaria

👩‍🔬 Recortes de becas, cierres de líneas de investigación y una reducción del 99% en el presupuesto de la Secretaría de Ciencia y Tecnología. ¿Cómo viven y qué piensan los becarios que hacen ciencia en la Argentina de Milei?

El bestial ajuste del gobierno nacional afecta a múltiples y diversas áreas. Los jubilados, las universidades, los comedores populares y los salarios son la cara más visible. Pero el sector de la ciencia también sufre el profundo embate de un gobierno terraplanista que desde la campaña atentó contra el sistema científico-tecnológico de nuestro país, un orgullo ante el mundo pero despreciado por la gestión libertaria.

«La casta también son los supuestos científicos e intelectuales”, señaló esta semana el presidente de la Nación. «Si tan útiles creen que son sus investigaciones, los invito a salir al mercado como cualquier hijo de vecino, que publiquen un libro y vean si a la gente le interesa o no en lugar de esconderse canallescamente detrás de la fuerza coactiva del Estado”.

«Estamos ante una paralización y un ataque frontal al sistema científico. Para dimensionar el impacto, el presupuesto en Ciencia y Tecnología se redujo un 51,6% en términos reales, pero si miramos el gasto de la Secretaría de Ciencia y Tecnología hay una caída del 99% interanual. En ocho meses de gobierno de Milei, se ajustó más que en cuatro años del gobierno de Macri«. La que habla es Malena Rubinstein, becaria doctoral del CONICET-IDAES, consejera de esta última institución y docente de la UBA.

El ataque es contra la totalidad del sistema: el programa Construir Ciencia, orientado a la infraestructura del sistema científico, está frenado. CONICET entregó 900 becas cuando en realidad estaban anunciadas 1200, hay un congelamiento en las altas para la carrera de investigación y se limitaron las prórrogas para becas postdoctorales. A esta situación se le suma la precariedad de las y los trabajadores de CONICET, que conviven entre despidos y renovaciones de contratos por solo tres meses.

«Hay becarios que se encuentran por debajo de la línea de pobreza. Los becarios doctorales tienen la situación más precaria, ya que no cuentan con paritarias y están sujetos constantemente a la renovación de las becas», destaca Rubinstein. «Desde el retorno de la democracia, la ciencia nunca había sido tan atacada. Además, se achica el presupuesto de las universidades para otorgar financiamiento. Hay un cuello de botella y una expulsión de científicos del sistema», agrega la investigadora.

Con la reducción del ingreso a CONICET, se engrosa la lista de investigadores que apelan a las universidades públicas para seguir haciendo ciencia. Pero en las casas de altos estudios el ajuste es también brutal y no cuentan con la capacidad para absorber el financiamiento de todas las líneas de investigación. La tendencia se agrava a medida que se terminan las becas doctorales y augura un agravamiento de la situación de los trabajadores de la ciencia.

«La situación es muy preocupante: la ciencia se encuentra paralizada en cada uno de sus escalafones», señala Álvaro López Malizia, becario posdoctoral del CONICET de la Facultad de Medicina (UBA), en diálogo con este medio. «No hay noticias de las convocatorias anuales que son parte del recambio generacional de investigadores y no se dan señales de que se abrirían nuevas convocatorias. Es una clara invitación a abandonar las trayectorias científicas en nuestro país y una señal del desmantelamiento de líneas de trabajo y equipos», resalta.

La consecuencia del ajuste es evidente: cierre de líneas de investigación, extranjerización y fuga de cerebros, y una suerte de privatización de facto. Los investigadores entrevistados para esta nota señalan cómo muchos de sus colegas deben salir a trabajar a otros países para sostener sus carreras y enfatizan en la diferencia entre extranjerización e internacionalización. «Estamos viendo muchos colegas que se van afuera o al sector privado. El Estado está perdiendo muchos investigadores en los cuáles invirtió durante años», agrega Rubinstein.

Pero el quietismo no impacta en la comunidad científica y la respuesta ya está en marcha. «Frente al discurso estigmatizante del gobierno nacional, la comunidad científica está estableciendo lazos de solidaridad y compromiso entre distintos actores y visibilizando la importancia de las investigaciones que lleva para la sociedad argentina en su conjunto», puntualiza López Malizia. «La inmunología, la epidemiología y las ciencias agrarias tienen un impacto directo en la sociedad», concluye el trabajador de la ciencia.

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Una vez abrazó al Diego y le dijo que lo quería mucho. Fútbol, asado, cumbia y punk rock. Periodista e investigador. Trabajó en C5N. AM530, TeleSUR, HispanTV y TVP. Desde hace 12 años le pone cabeza y corazón a El Grito del Sur. Actualmente aporta en campañas electorales en Latinoamérica.

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