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Oriunda de Morón, Juliana Di Tullio tiene un currículum tan vasto que, de intentar presentarla al hilo, nos quedaríamos sin voz. Diputada de la Nación durante 3 períodos consecutivos, fue la primera mujer presidenta de bloque del entonces Frente Para la Victoria. También presidió la Comisión de Mujer, Familia, Adolescencia y Niñez; fue embajadora para temas de la Mujer del Ministerio de Relaciones Internacionales y ocupó ese mismo cargo frente a la OEA y la ONU, entre otros puestos. Di Tullio milita en el peronismo desde la secundaria y, aunque tuvo que soportar el embate mediático por sus posiciones políticas y por el simple hecho de ser mujer, nunca renunció a sus ideas e insistió en la necesidad de que el aborto fuera ley en nuestro país. Hoy, es la única mujer en el directorio del Banco Provincia y lucha para que el feminismo retumbe dentro y fuera de la institución.
En su rol de diputada apoyó tanto la Ley de Identidad de Género como el Matrimonio Igualitario e impulsó la legalización del aborto, incluso frente a la oposición de una parte importante de su bloque. Si bien acepta que en su momento el Congreso no estuvo maduro para hacerlo -más allá de la decisión del Ejecutivo de no presentar la ley-, Di Tullio asegura que la propia Cristina Fernández de Kirchner le dijo que no utilizaría sus facultades para vetar la ley. La ex diputada entiende que el aborto es una cuenta que quedó pendiente de los mandatos kirchneristas y que ahora se puede saldar gracias a que los feminismos salieron a las calles, llevando consigo dos millones de mujeres movilizadas en la vigilia durante la votación en el Senado. “La diferencia es que ahora el proyecto lo envía el Presidente y no existen muchas posibilidades de que no pase o de que sus propios Diputados y Senadores se pongan en contra”, manifestó la dirigente.
“La Ley de Identidad de Género fue posible porque previamente existía el matrimonio igualitario y porque, tanto Vilma Ibarra como yo, lo asumimos como propio y Néstor Kirchner lo apoyó como diputado”, explica Di Tullio. “(La presentación del proyecto de Ley de IVE) se logró porque los feminismos hicieron un trabajo de visibilización, porque formaron parte de la agenda pública y por las millones de mujeres movilizadas en las calles”.
Sobre la creación del Ministerio de Mujeres, Género y Diversidades, explica: “Es un gran avance que se puedan coordinar las políticas de gobierno al respecto. El hecho de que el Presidente haya mencionado el tema en su discurso de apertura de sesiones fue fundamental. Para mi fue un día histórico”.
Di Tullio llegó al Banco Provincia un año antes de finalizar el mandato de María Eugenia Vidal y actualmente es la única mujer en el directorio. “Como mujer me fue muy difícil, el mundo de las finanzas es lo más patriarcal que hay. Hay pocos lugares con tanta soledad para nosotras. El hecho de que el presidente del Banco, Juan Cuattromo, haya puesto 3 mujeres de un total de 9 personas en en la gerencia general, me parece un avance significativo”. Sin embargo, asegura que aún existen trabas para que las mujeres -que son casi la mitad de las empleadas del banco- puedan subir en cargos jerárquicos. “Estamos trabajando en eso, creando un protocolo para las violencias e intentando formar a todo el personal en la Ley Micaela”.
“En términos políticos pude ver el desastre que resultó para el banco la gestión de Vidal. Hubo un sobreendeudamiento y un abandono de las PYMES. Un banco estatal debería acompañar el aparato productivo, pero hubo una completa desvirtuación de sus funciones. Por suerte pudimos generar un directorio de la oposición para frenar la política de endeudamiento”, explica en relación a la herencia recibida.
Junto con Diana Conti y María Teresa García, Di Tullio presentó en el año 2009 una medida de amparo contra el diario Clarín por una nota titulada “La fábrica de hijos: conciben en serie y obtienen una mejor pensión del Estado”, basada en la Ley para Prevenir y Erradicar la Violencia de Género (Ley 26.485) que contempla en su texto la violencia simbólica. Si bien en primera instancia la jueza nacional en lo Civil, Ana Inés Sotomayor, falló a favor, luego el diario apeló la condena la Sala G de la Cámara Civil revocó la sentencia de primera instancia sosteniendo que, como las diputadas no eran las damnificadas, no estaban habilitadas para presentar la acción judicial. En la máxima instancia de la Justicia, la Corte Suprema, también se desestimó la denuncia. No es casual entonces que Di Tullio sostenga que el judicial sigue siendo el poder más misógino del Estado. “A mi ya me cansa ver paneles todos de varones o de mujeres sin perspectiva de género cuando hay un grupo importante de periodistas feministas que saben tanto al respecto. Sería importante repensar la Ley de Medios Audiovisuales en este sentido y poder ampliar la formación en perspectiva de género que provee la Ley Micaela a otros espacios más allá de los poderes del Estado”.
En su ensayo “Cómo convertirse en feminista”, escrito junto a María Eugenia Ludueña, Di Tullio acepta: “Aprendí que los lugares de poder para las mujeres son de mucha soledad. Cuando las cosas se pongan duras, sólo vas a contar con tus amigas, con tu madre, con tus tías, con tu abuela. El feminismo incomoda y está para eso”. Juliana aún afirma que convertirse en feminista es un proceso doloroso y agrega: “El feminismo es un lugar difícil pero es el correcto, es donde hay que estar. Es un lugar tan difícil como necesario pero también es un espacio donde no existe la soledad. No estamos solas porque nos tenemos”.