Cada vez que el presidente Javier Milei se refiere al senador Martín Lousteau, lo hace de forma despectiva y lo trata de «kirchnerista» para deslegitimar sus posturas políticas. No es el único radical con el que Milei se ha ensañado, pero lo cierto es que el titular de la Unión Cívica Radical (UCR) mantiene un perfil alto donde puede coincidir o discrepar con el kirchnerismo, pero nunca deja de mostrarse como oposición al gobierno nacional.
El escenario político cambió con la llegada de Milei a la presidencia, dado que los tableros de alianzas se empezaron a trastocar. Mientras que Juntos por el Cambio estalló a partir de la pelea entre el PRO -la parte liderada por Patricia Bullrich se unió directamente al oficialismo- y sectores de la UCR, la unidad del peronismo también voló por las aires a partir de la ruptura con el gobernador tucumano Osvaldo Jaldo.
Luego de sufrir un atentado en su contra en el año 2022, la entonces vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner hablaba de «retomar el pacto democrático» y avanzar en la «construcción de un consenso económico» para abordar «los graves problemas» del país, tales como la economía bimonetaria que -entre otras cosas- provoca una alta inflación. Al referirse a las fuerzas políticas democráticas, Cristina jamás le cerró la puerta a un futuro acuerdo programático con la UCR. Si bien en un contexto histórico muy distinto, allá por los años 2007-2008, ya lo intentó con el radicalismo de Julio Cleto Cobos, pero los resultados no fueron para nada alentadores.
Pero ahora las discusiones son otras. Y ahí es donde el peronismo de Perón y el radicalismo de Alfonsín encuentran coincidencias casi plenas. Frente a la avanzada de Javier Milei contra las universidades públicas, Martín Lousteau y el kirchnerismo se ubicaron del mismo lado de la vereda. El vicerrector de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Emiliano Yacobitti, comparte espacio político con Lousteau y esta semana se mostró en un streaming junto al ex jefe de Gabinete kirchnerista Juan Manuel Abal Medina. En relación al paso de varios funcionarios de Milei por la universidad pública, Yacobitti dijo que «ahí también la universidad tiene un problema. Vos no podés formar a tu verdugo. Tiene un problema también… no solamente tenés que formar buenos profesionales». El Consejo Superior de la UBA, hegemonizado por los radicales pero en línea con los planteos de Unión por la Patria, viene de militar fuertemente la aprobación del proyecto de ley referido al Régimen de Financiamiento de las Universidades Nacionales, que ahora Javier Milei quiere vetar.
El pasado de Lousteau es contradictorio. Además de ministro de Economía del primer gobierno de Cristina, tiene el mérito de haber sido quien estuvo más cerca de quitarle el bastión porteño al PRO. En 2015, con un aluvión de votos kirchneristas, perdió por apenas dos puntos el ballotage contra Horacio Rodríguez Larreta, y en 2023 estuvo muy cerca de evitar que Jorge Macri fuera el candidato de Juntos por el Cambio en la Ciudad. Paradójicamente, este camaleónico personaje también fue embajador argentino en los Estados Unidos durante la administración de Mauricio Macri (2015-2019).
En la Cámara Alta, Lousteau viene de anotarse un poroto tras quedarse con la presidencia de la Comisión Bicameral de Fiscalización de los Servicios de Inteligencia, en un acuerdo que contó con los votos del kirchnerismo. Desde ese lugar, el titular de la UCR puede supervisar la reforma de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE), a la cual Milei quiso inyectarle sin éxito 100 mil millones de pesos para gastos reservados.
Por otra parte, el respaldo de varios diputados de la UCR al veto de Milei contra los jubilados desató una nueva tormenta dentro del radicalismo. Desde la Convención Nacional -dirigida por Gastón Manes y Hernán Rossi- pidieron preservar los valores de la Unión Cívica Radical «hacia la dignidad de nuestros jubilados». Francisco Loupias, legislador porteño del bloque UCR-Evolución, fue incluso más allá: «Ya no nos representan. La UCR es el partido que nació para defender a los desposeídos. Les solicitamos a los Diputados que revean su postura, ya que no tiene absolutamente nada que ver con las ideas y valores que expresamos desde el Radicalismo. Caso contrario reflexionen si el partido al que quieren pertenecer es la Unión Cívica Radical». El planteo de Loupias no puede entenderse sin el aval explícito de Lousteau y Yacobitti, quienes hoy manejan el ala más progresista del partido.
En la Legislatura de la Ciudad, de hecho, existen áreas donde el radicalismo de Evolución y el kirchnerismo ganaron buena sintonía. Ejemplo de ello es la Comisión de Niñez, Infancia y Juventud, donde Maru Bielli y Aldana Crucitta -presidenta y vicepresidenta respectivamente- visitaron recientemente la Casa de Niños, Niñas y Adolescentes del barrio de Barracas. Las coincidencias entre dirigentes kirchneristas y radicales llegan inclusive a debates nacionales: la legisladora Manuela Thourte (UCR-Evolución) es una férrea opositora a la baja de edad de imputabilidad al señalar que «menos del 1% es el porcentaje de los adolescentes que cometen delitos». Todo lo contrario al jefe de Gobierno Jorge Macri, que allá por julio pasado volvió a exigir la baja de la edad de imputabilidad tras publicar en sus redes sociales el caso de un joven delincuente de 15 años que «ya tiene 25 antecedentes por robo» y, según indicó, continuaba en libertad.
Resulta aún muy prematuro para pensar en un esquema de alianzas políticas de cara a las elecciones 2025, pero lo cierto es que el espanto a la experiencia Milei une en forma progresiva a Lousteau y compañía con el kirchnerismo.