Maduro contra todos los que se vengan

🇻🇪 La "dictadura" más loca del mundo va nuevamente a elecciones. El actual presidente se enfrenta a nueve candidatos de oposoción. El pastor evangélico, el ex-diplomático, un comediante y Juan Guaidó que lo mira por TV.

Mientras El Salvador modifica su constitución de manera poco transparente para permitir la reelección y en el Perú gobierna una mujer que no fue electa para el cargo y se consolidó a base de casi 60 muertos por represión, en la dictadura más loca del mundo hay elecciones. Este domingo, unos 21 millones de venezolanos irán a las urnas para definir quién será el presidente para los próximos seis años.

La elección tiene sus particularidades: pese a la narrativa occidental imperante, además del presidente en curso, Nicolás Maduro, se presentan otros nueve candidatos, todos ellos opositores. El principal referente de la oposición es Edmundo González Urrutia, un ex diplomático sin mayor carisma ni experiencia de gestión pero que llega apoyado por la coalición Plataforma Unitaria Democrática (PUD). Allí atrás se encolumnan los históricos enemigos de Chávez: de María Corina Machado, hasta Leopoldo López y Henrique Capriles.

Entre los otros candidatos restantes destacan algunos personajes singulares como el pastor evangélico y excandidato presidencial en 2018, Javier Bertucci, o el Conde del Guácharo, Benjamín Rausseo, un cómico televisivo, productor y empresario, de nulo recorrido político y con pocas chances de sumar importantes volúmenes de votos. Una especie de Yayo con ínfulas de grandeza. El gran ausente es el autopercibido expresidente Juan Guaidó, radicado en Estados Unidos y sobre quien pesa una orden de arresto en su país natal.

En Venezuela desde 1945 no existe el ballotage: gana quién obtenga al menos un voto más que su rival y en un escenario con una oferta opositora tan amplia, los votos duros del chavismo pueden servir para consolidar el piso necesario para que Maduro reelija. Del otro lado, apuestan a que Edmundo González pueda consolidar el voto de rechazo a la gestión chavista. Además, dato no menor, en Venezuela no se vota vicepresidente sino que es elegido por el presidente una vez terminados los comicios. Un problema menos en la compleja historia latinoamericana de fórmulas electorales.

En materia económica, Venezuela vive un mejor momento que hace siete años, cuando transitó su peor crisis. El abastecimiento no es un problema, la economía se recupera tanto como la producción pero con altos niveles de desigualdad y una dolarización de facto. El propio Fondo Monetario Internacional calcula para la nación una tasa de crecimiento de 4% para 2024. Sin embargo y pese a los esfuerzos del gobierno (que otorga bonos y entrega mensualmente cajas CLAP de comida a los sectores más vulnerables) el país conserva el salario en dólares más bajo del continente. Nada de esto puede entenderse sin hacer mención a las cientos de sanciones que pesan sobre la economía venezolana, sus principales funcionarios y sus empresas estratégicas como PDVSa.

La encuestas son una cosa de locos. En un país con una frágil tradición demoscópica, depende a quién responda la encuestadora, los números que ofrece: la oficialista Idea Datos le otorga un 55,9% de las preferencias a Nicolás Maduro mientras que la opositora Delphos le otorga un 59% de las preferencias al opositor González Urrutia. En algunas pocas cosas coinciden ambas: Maduro conserva un nucleo duro importante de representación y González Urrutia es el opositor mejor posicionado. El resto, es metafísica.

La narrativa de fraude calienta para entrar. Muchos referentes de la oposición ya muestran estas cartas en caso de que gane Maduro. Sin embargo, la elección contará con veedurías internacionales que garantizan el proceso y los recientes diálogos entre Venezuela y Estados Unidos auguran un apoyo tácito de la administración del país del norte al proceso electoral.

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Una vez abrazó al Diego y le dijo que lo quería mucho. Fútbol, asado, cumbia y punk rock. Periodista e investigador. Trabajó en C5N. AM530, TeleSUR, HispanTV y TVP. Desde hace 12 años le pone cabeza y corazón a El Grito del Sur. Actualmente aporta en campañas electorales en Latinoamérica.

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