Reducir la jornada laboral: un debate actual con 135 años de historia

🛠️ Cada 1º de mayo, desde el año 1886, se conmemora a los "mártires de Chicago". En nuestro país se presentó un proyecto de ley para reducir la jornada laboral a 6 horas. ¿Es posible “redistribuir” el trabajo?

El 1º de mayo de cada año se conmemora el Día Internacional del Trabajador y la Trabajadora en homenaje a los «Mártires de Chicago», un grupo de sindicalistas anarquistas y socialistas revolucionarios que fueron ejecutados en 1886 en Estados Unidos por participar en una protesta laboral. Estos trabajadores demandaban la reducción de la jornada laboral a 8 horas, ya que en esa época se solía trabajar hasta 16 horas diarias y la ley vigente sólo prohibía trabajar más de 18 horas por día. Hace 135 años, como producto de esas jornadas de lucha, que incluyeron una violenta represión (en la que 80 personas murieron y 200 resultaron heridas), los trabajadores conquistaron las 8 horas de trabajo, lo que marcó un hito para el resto del planeta.

Aun así, el 1º de mayo como día internacional de los y las trabajadoras, no fue establecido de inmediato y aun hoy en muchos países la celebración se realiza en otras fechas. Incluso en Estados Unidos, el lobby empresarial y los diferentes gobiernos de turno fueron desalentando las celebraciones del 1º de mayo y lograron correr su fecha de festejo, generando otra celebración con menor contenido político e histórico. En la misma sintonía, el establecimiento de la jornada laboral máxima de ocho horas a nivel mundial tampoco fue igual en todos lados. La naciente OIT se puso como objetivo recién en 1913 “limitar la jornada laboral máxima”. Y en nuestro país, la jornada laboral de 8 horas diarias (o 48 horas semanales) entró en vigencia a partir de 1929, a instancias del presidente Hipólito Yrigoyen, 43 años después de los sucesos de Chicago.

Este año, pese a la pandemia mundial, la efeméride sobre el día del trabajador y la trabajadora esta más vigente que nunca. Y el debate sobre la jornada laboral volvió a estar en agenda luego de que en España se presentará un proyecto de ley para establecer una semana laboral de 4 días. La noticia llego a nuestro país y la secretaria de Gestión y Empleo Público de la Nación, Ana Castellani, habló sobre la posibilidad de reducir la jornada laboral. “Creo que la pandemia nos está poniendo a prueba en cómo concebir el trabajo en el futuro y ésta es una más. El trabajo remoto y la posibilidad de explorar semanas laborales más cortas está en la agenda de lo que se viene y de la discusión respecto a los incrementos de la productividad que pueden generarse con medidas de esa naturaleza”, sorprendió la secretaria el pasado 30 de marzo.

Pero esto no es todo, ya que la diputada por el Frente de Todos, Claudia Ormachea, presentó a finales del 2020 en el Congreso de la Nación un proyecto de ley para reducir la jornada laboral. «El proyecto tiene la intención de reflejar una disminución del límite semanal que no supere las 36 horas semanales y su proporcional correspondiente a la jornada nocturna e insalubre. Como también su adecuación al trabajo de menores, a las condiciones para percibir el salario, la retribución en el periodo de vacaciones y el resto de los complementos que la ley abarca», comentó la diputada sindical originaria del gremio La Bancaria.

Si bien en el último tiempo muchos países europeos y de la región iniciaron el camino de la discusión sobre la posibilidad de reducir la jornada laboral, lo cierto es que, en nuestro país el debate viene un poco atrasado. Recién en el 2020 otro diputado de extracción sindical, Hugo Yasky, presentó un proyecto para reducir la jornada laboral actual a 40 horas semanales. “El convenio 47 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) estableció la jornada laboral de 40 horas, pero en Argentina actualmente es de 48 horas. Es uno de los países de América Latina junto con Bolivia, México y Paraguay que tiene la jornada más extendida”, explicó el diputado de la CTA. “Creemos que es necesario discutir esta propuesta en nuestro país para tener una jornada de 8 horas en cinco días laborables. Hay que empezar a desmitificar esa idea instalada por los sectores dominantes de que en Argentina se trabaja poco. La realidad contradice eso”, exclamó en su momento Yasky.

El proyecto de Ormachea todavía va por más. En la letra del texto se plantea que “la duración del trabajo no podrá exceder de seis horas diarias o treinta y seis semanales para toda persona ocupada por cuenta ajena en explotaciones”. Además propone que “la jornada de trabajo nocturno no podrá exceder de cinco horas y quince minutos” y que los trabajos considerados insalubres no podrán exceder sus jornadas a más de cuatro horas y media o veintisiete horas semanales. «En definitiva, lo que intentamos desde nuestra postura es que la extensión de la jornada laboral y sus complementos necesarios sean asumidos como un instrumento más en la lucha por la justicia social, la igualdad, la inclusión, el crecimiento económico, las posibilidades laborales y el respeto por las libertades personales», aseguró Ormachea.

¿Por qué surge este debate en el período actual? El planteo del proyecto señala que es una herramienta importante “para atacar los problemas de desocupación y la caída del poder adquisitivo que se desarrollaron en Argentina durante los últimos cinco años”. Para esta redistribución del empleo, establecer una reducción de la jornada laboral sin reducción de los salarios, podría llegar a recomponer la compleja situación de los trabajadores y trabajadoras argentinas, en donde la desocupación ascendió al 13,1% en el 2do trimestre del 2020. La idea de redistribuir el trabajo tiene aún más vigencia en el tránsito actual de la pandemia de Covid-19, donde el usufructo de las nuevas tecnologías -que van desde el teletrabajo hasta las apps-, es aprovechado para maximizar ganancias y trae como consecuencia el aumento del desempleo y la precarización laboral.

Por otra parte, el proyecto plantea que la pérdida del poder adquisitivo del salario fue tan abrupta en el periodo 2016/2019 (25,4% según el INDEC, de un 29,6% según el Instituto de Trabajo y Economía de la Fundación Germán Abdala; y de un 31,9% según el IPC Congreso) que para las empresas no implicaría un incremento de los costos tan abrupto si se compara los costos laborales al año 2015. “Es cierto que la reducción de la jornada de trabajo máxima legal en un 25% no alcanza a restablecer los salarios vigentes al año 2015, pero también es innegable que se presenta como una medida que pretende tanto un acto de justicia distributiva, como una mayor equidad socio-económica”.

A su vez, el proyecto también contempla una visión importante en lo que respecta a la problemática del género y el trabajo de cuidado, afirmando que en el mundo laboral contemporáneo “la incorporación masiva de la mujer al mundo del trabajo en paridad de derechos y obligaciones con los hombres, lo que provoca que el universo laboral actual no sea comparable al de los tiempos de la aprobación de los convenios N°1 y 30. Y que, por lo tanto, pensar jornadas laborales de menor carga horaria es crucial para que el mundo laboral incorpore a su articulación todos los cambios de los últimos años“.

Por otra parte, el beneficio de la reducción de la jornada laboral no es solo para las y los trabajadores. Según el documento “Presentación de la OIT sobre tiempo de trabajo para la Mesa Técnica sobre Legislación Laboral y Calidad de Vida» del gobierno de Chile, el agotamiento tanto psíquico como físico produce aumentos de los riesgos de accidentes laborales. Esto se debe a que la calidad del trabajo y la capacidad de producción tienden a disminuir con el paso de las horas y, por lo tanto, la reducción de la jornada disminuye el ausentismo e incrementa la productividad. Algo que la empresa Microsoft dijo este año, cuando hizo públicos los resultados de un experimento llevado a cabo en sus oficinas de Japón donde, tras reducir la semana a 4 días de trabajo manteniendo el salario, la productividad de sus empleados habría aumentado un 40%. Microsoft se suma así a la experiencia de la empresa Perpetual Guardian de Nueva Zelanda, la cual probó en el año 2018 la semana de 4 días y comprobó una mejora en la productividad.

Algunas cosas no cambian. A 135 años de la ejecución de los “Mártires de Chicago”, las discusiones de la sociedad siguen siendo muy parecidas. En muchos de los conflictos donde el movimiento obrero fue protagonista, el debate sobre la jornada laboral siempre estuvo de fondo: desde los sucesos de la “Semana Trágica” hasta el “Cordobazo”. Esto, sin embargo, podría generar una mirada poco optimista a la hora de pensar la posibilidad de que semejante cambio estructural pueda realizarse simplemente por una ley. Aun así, resulta esperanzador el contexto mundial en donde varios organismos internacionales coinciden en la problemática actual que sufre el empleo y en las medidas importantes que los gobiernos deben tomar para modificarlo. Por eso vale la pena en este día del trabajador y de la trabajadora rescatar estas iniciativas que buscan mejorar las condiciones de aquellos y aquellas que mueven el mundo.

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Delegado Gral. de la CGI Banco Credicoop. Siempre cerca de ser Sociólogo. Cuervo de alma por herencia y decisión (siempre Club Social, nunca S.A.). Militante por la patria liberada. Autopercibido periodista, win derecho y asador de achuras.

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