Los movimientos populares que integran la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP) -con el Movimiento Evita, Barrios de Pie y la CCC a la cabeza- formalizarán este sábado 30 el lanzamiento de la campaña «Organización Comunitaria para la Reconstrucción argentina». Este plan se inscribe en la llegada de las primeras dosis de vacunación contra el Covid-19 a los barrios populares y busca organizar a la población, pero también tejer redes educativas y prevenir casos de violencia de género.
La iniciativa contará con la participación de 150 mil voluntarios y voluntarias, que desplegarán sus esfuerzos en los barrios de todo el país con el objetivo de poner en marcha lo que denominan «la campaña solidaria más grande de la historia». La vasta presencia militante tendrá lugar en la Ciudad de Buenos Aires, San Martín, Lomas, Moreno, La Plata y Tres de Febrero, entre otros distritos populosos del AMBA. «Nuestro rol es profundizar responsablemente todo lo que es la prevención sanitaria, que se fue relajando en los últimos meses y a principios de enero tras las Fiestas. Por otro lado, nos parece fundamental enfrentar esta gran campaña de desinformación con respecto a la vacuna -en especial el discurso antivacuna y las noticias falsas que hay en relación a la Sputnik- y vamos a promover que las familias de los barrios populares se inscriban para ser vacunadas en el calendario previsto por el Gobierno nacional», explicó a El Grito del Sur Gildo Onorato, dirigente de la UTEP y referente del Movimiento Evita.
Entre los objetivos de la campaña, se destacan «reforzar los cuidados frente al Covid», «impulsar la vacunación» y «acompañar la vuelta a clases». Sobre este último punto, que está siendo motivo de disputa entre los sindicatos docentes y el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Onorato fue contundente: «Es fundamental que vuelvan las clases presenciales con los protocolos correspondientes. Los pibes y las pibas de los barrios deben tener prioridad a la hora de volver a las aulas porque no sólo hubo desconexión, sino también deserción. Cuando esos pibes y pibas dejan las instituciones educativas son ganados por el delito y el narcotráfico, sectores oscuros que se aprovechan de la desigualdad. Necesitamos que abran las aulas para que no deserten más en la escuela».
Cabe destacar que a comienzos de la pandemia, el virus se expandió con fuerza a lo largo y ancho de los barrios populares. Sin embargo, finalmente no se produjo el colapso sanitario que pronosticaban algunos sectores políticos y mediáticos ligados a la oposición. En ese sentido, el dirigente de UTEP señala como aspectos claves que «hubo una gran conciencia comunitaria, el barrio cuidó al barrio. La comunidad se hizo cargo de abordar los problemas y resolverlos cuando el Estado no podía hacerlo. Los movimientos populares trabajamos fuertemente con los clubes, las sociedades de fomento y las instituciones comunitarias y esto -sumado a la articulación con los diferentes niveles del Estado- impidió que se propague de forma desbordante el virus». «Fuimos encontrando respuestas para que las familias se sintieran contenidas y escuchadas. El propio Presidente reconoció que todo hubiera sido más difícil sin los movimientos populares», agregó Gildo Onorato.
Si bien el trabajo social en los barrios se mantuvo activo durante estos meses garantizando platos de comida para las familias más vulnerables, la actividad de mañana pretende «fortalecer y visibilizar algo que ya se viene haciendo, esta vez mucho más organizado y con más militancia». «Es una política muy clara de apoyatura a la estrategia gubernamental. El objetivo es fundamentalmente buscar un éxito sanitario. Los más humildes sufrirían y pueden sufrir mucho si no tenemos un éxito sanitario. Por eso estamos abocados a que esto salga bien porque es cuidar a nuestra gente», concluyó Onorato.
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