En el Delta del Tigre suelen sucederse «accidentes» navales por la imprudencia de quienes abusan de las grandes embarcaciones de lujo. El domingo 17 de enero alrededor de las 22hs la zona del delta del Tigre fue escenario –una vez más– de un accidente. A la altura 130 del río Carapachay, cuando estaba llegando a amarrar al muelle de destino, una canoa isleña (embarcación pequeña con motor interno) fue embestida por una lancha tracker de tamaño mayor que venía circulando a una velocidad muy por encima de la reglamentaria. En la misma circulaban Guillermo Vera como conductor, Germán Rosales, Julieta Abril Bernatene y otras tres personas más, entre ellas la hija de 11 años de Guillermo.
Como resultado del impacto, Germán Rosales cayó al agua, golpeándose y perdiendo un teléfono celular y algunas de sus pertenencias personales que se encontraban en la mochila que llevaba puesta. Tuvo que ser asistido por otras tres personas que se encontraban navegando en la zona en una piragua y que fueron testigos de toda la situación, así como por los vecinos de la casa del muelle que prontamente se acercaron a brindar su colaboración y fueron quienes llamaron a la Prefectura Naval.
“Cuando estoy cruzando la banda, mucho antes de la curva para ingresar a mi destino, veo venir del lado contrario a unos 100 metros de distancia y a una gran velocidad la embarcación de nombre Nirvana (MAT rey 050037), enseguida comencé a hacerle luces y gritarle muy fuerte, sin embargo en ningún momento el conductor disminuyó la velocidad. Fue una situación muy traumática para mí como conductor y como isleño, saber que alguien así porque sí podría habernos quitado la vida, la mía, de mi hija y amigos que estaban de visita»,contó Guillermo Vera.
El conductor del tracker, Pablo Andrés Gonzalez, luego del impacto se detuvo y se acercó al lugar. Sin embargo, todo el tiempo mantuvo una actitud hostil, sin responsabilizarse por la situación, alegando no haber visto la canoa y hasta incluso quejándose “estoy perdiendo tiempo, quiero volver a mi casa”.
María Laura Campbell, vecina de la isla, contó: “El domingo 17 estábamos en familia en casa cuando escuchamos el ruido de un fuerte impacto y gritos en el río, salimos con mi pareja que se subió a la canoa para asistir a un chico que estaba dentro del agua. Afortunadamente en esta situación no hubo ningún herido grave, pero lamentablemente este tipo de situaciones se vienen sucediendo hace mucho tiempo, acrecentadas esta año por la cantidad de turismo que está llegando a la isla y la falta de controles tanto de la Prefectura Naval como de los Municipios de Tigre y San Fernando».
“Nosotros los isleños andamos con embarcaciones pequeñas, incluso embarcaciones a remo. Los turistas o personas que tienen casas de fin de semana circulan en embarcaciones grandes, como lanchas y yates, y no nos registran, no son responsables en su circulación, provocando así este tipo de accidentes”, continuó Laura. “Junto con vecinos y vecinas hemos realizado una rifa para comprar telas y pinturas y así comenzamos a realizar carteles para colgar en las orillas y de esta manera colaborar en la toma de conciencia a la hora de conducir embarcaciones”.
Julieta Bernatene y Germán Rosales contaron que “la denuncia correspondiente ya ha sido realizada de manera virtual, por correo electrónico, a la Fiscalía General de San isidro. Esperamos que este hecho pueda ser difundido y sirva para generar mayor conciencia y fundamentalmente para poner en discusión el derecho al río, que el río no sea propiedad y privilegio de los más ricos y poderosos, sino de la comunidad que allí vive, de los niñxs que allí juegan y de toda la naturaleza y la vida que en sus sagradas aguas habita”.
