Pandemia y especulación: el ocaso del Microcentro

🌇Con la llegada de la pandemia y la cuarentena, las calles del Microcentro se vaciaron y nunca volvieron a ser lo que eran. Opina el colectivo "Vecinos de Microcentro".

El centro de la ciudad de Buenos Aires es un área demasiado importante como para ser usada solo en horario hábil, como lo fue desde la creación de la Ley del Microcentro (Eco Centro). Es necesario sumarle a la zona nuevos usos. El gran error que cometió el GCBA fue restringir el acceso del tránsito antes de modificar los usos. Esto solamente generó que la mayoría de las empresas de la zona fueran migrando hacia otros barrios sin sumar ninguna otra actividad allí. Es fundamental, si lo que se quiere es cambiar el uso de un barrio, primero fomentar lo nuevo y, una vez que eso se logra, recién después restringir lo viejo.

Otro de los errores que se cometió para restringir el acceso es que se hizo en base a un estudio de la zona de Catalinas solamente, cuando la zona es mucho más amplia y heterogénea. Además, si a cualquier barrio se le dificulta el acceso, es muy difícil que éste se desarrolle y crezca, lo más lógico es que ocurra lo contrario. Cuando entró en vigencia la ley de ingreso restringido al Microcentro y Tribunales, la facturación promedio de los estacionamientos disminuyó un 65%.

Una vez en marcha el sistema de los permisos de ingreso, hubo muchos inconvenientes para gestionar los permisos. Esta poca agilidad y claridad para generar los permisos de ingreso, produjo el cierre de muchos estacionamientos con los consiguientes despidos y el éxodo de muchas empresas por los problemas de logística y abastecimiento que la restricción ocasionaba.

Eliminó además al visitante esporádico (el que viene solo unos días al mes) y que no puede acceder en bicicleta o en transporte público. El visitante esporádico es fundamental para el desarrollo de los comercios y hay que incentivarlo, no restringirlo. Actualmente, debido al Covid-19, la ley que restringe el ingreso a la zona está suspendida; sin embargo, sigue habiendo carteles que dicen lo contrario.

Si uno habla con diferentes comerciantes de la zona, cuentan lo difícil que es la logística en la zona. Muchos comercios pequeños que antes eran abastecidos normalmente se quedaron sin el acceso de sus proveedores.

A raíz de los inconvenientes logísticos, se sacó la llamada Ley de Carga y Descarga (Ley N° 6355 de 2020) para que las compañías de logística puedan usar los estacionamientos (actualmente vacíos) como plataformas de carga y descarga. Si bien la ley fue votada por amplia mayoría y sin votos en contra, nunca se reglamentó por trabas que impuso la Agencia Gubernamental de Control y va a convertirse en otra ley testimonial.

Por otra parte, si el proyecto del GCBA es transformar la antigua zona comercial en una zona de uso mixto y, con el nuevo Código de Edificación que permite los microdepartamentos, la zona no cuenta con espacio de guarda suficiente.

Durante la audiencia pública del Código Urbanístico, varios oradores plantearon una propuesta que consiste en transformar parte de los estacionamientos en bauleras y en locales de distribución para comercio electrónico.

En síntesis:

El barrio empezó a decaer en actividad cuando se restringió el acceso a vehículos particulares. Esto generó un éxodo de empresas a cambio de nada, dado que no se intercambió una actividad por otra. La pandemia le dio el tiro de gracia a un barrio que ya venía en decadencia. Hoy el día la zona está desierta, porque en ella no se trabaja ni se vive.

Es prácticamente imposible para los propietarios alquilar una propiedad o venderla, incluso a precios de remate. De continuar con la inactividad, empezarán a tomar propiedades, que su gran mayoría están desocupadas. Ningún comerciante en la zona está en condiciones de emplear más gente o pagar impuestos.

Conclusión:

Es urgente incentivar nuevamente el acceso y la radicación en la zona. Los incentivos deberían ser desde créditos blandos, hasta descuentos de impuestos mediante una fuerte campaña de comunicación. Hay que cuidar mucho a la gente que todavía no se fue.

Para futuras políticas es un error considerar a la zona como una sola, ya que es muy heterogénea: no es lo mismo Catalinas que el casco histórico, o Tribunales. Si bien está claro que se debe generar una mixtura de usos, es más rápido volver a transformar la zona en el centro comercial que siempre fue, para luego transformarla en la medida que se pueda en viviendas, polo estudiantil, centro logístico o cualquier otra actividad.

El tiempo apremia y ya son muy pocos los que todavía resisten en la zona. Es el momento de pensar en un nuevo micro y macrocentro, en conjunto con la sociedad y con aquellos que lo habitan y conocen para que, cuando la pandemia pase, estemos activos y listos para darle al barrio el esplendor que nunca debió perder.

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