“Cuando las calles de una ciudad ofrecen interés, la ciudad entera ofrece interés; cuando presentan un aspecto triste, toda la ciudad parece triste“ explicaba, en 1961, la activista canadiense Jane Jacobs en su libro The Death and Life of Great American Cities, donde criticaba la pérdida de los espacios comunes generada por la reforma urbanística de Estados Unidos en los 50. Precursora del diseño participativo y el movimiento de “ciudades para las personas”, Jacobs marcó un antes y un después en la manera de habitar las urbes, invitando a la ciudadanía a poner en valor los ámbitos de encuentro cotidianos y el patrimonio intangible. Luego de su muerte, en Toronto se crearon las Jane’s Walk, un evento en el que la gente se junta a realizar caminatas por diferentes ciudades del mundo en la fecha de su nacimiento.
En Buenos Aires se celebra desde hace 10 años el Festival de Caminatas. Impulsado por la consultora urbanística Urbanismo Vivo, este evento busca argentinizar la herencia de Jacobs y ya contó con ediciones que llegaron a nuclear hasta 1500 participantes. Esta semana el festival cumple su décimo aniversario y lo festeja en una edición especial literaria, que tendrá lugar del 19 al 28 de noviembre.
“Nosotras decimos que caminar es político, poner el cuerpo en la ciudad para desplazarse permite conectar con el paisaje y modificarlo. Poner el cuerpo de manera colectiva en este tipo de caminatas es darle valor al espacio público como escenario cultural”, cuenta Carolina Huffmann, arquitecta y gestora del evento. “Después de la pandemia hubo una revalorización del espacio abierto por ser lo más seguro, pero también porque es el lugar donde nos podemos encontrar entre todes. Hay algo de esta puesta en valor desde el lugar de la salud que está buenísimo y nos permite ver el costado positivo del anonimato de la ciudad, que tiene que ver con estos lugares donde te cruzas con gente desconocida y se genera un diálogo”.
Si bien no frenaron nunca, en 2020 las caminatas pasaron al formato virtual y en julio de este año se debió implementar una propuesta híbrida. Por eso, volver a contar con actividades presenciales entusiasma a las creadoras del festival que se inauguró ayer en el Anfiteatro del Parque de la Estación. “Una ciudad caminable es una ciudad amable, empática, con más conexión entre personas y con el entorno en términos de comodidades y convivencias. El poder caminar en la ciudad le da diversidad de usos y la multiplicidad de medios que finalmente se reflejan en nosotres”.
Con la participación de artistas y escritores como Inés Kreplak, Rita Pauls, Vivi Tellas, Laura Wittner, Mariana Sández y Mariano Blatt, entre otres, la edición especial se desarrollará durante diez días en diferentes barrios de la ciudad. Entre las actividades habrá charlas, talleres y caminatas literarias donde les escritores harán de guías en base a un relato escrito y grabado por elles mismes. “Le propusimos a cada invitade escribir y grabar un relato sobre una parte de la ciudad. Ese audio funciona como base para el recorrido que se plantea. Hay algunos que son muy puntillosos en su camino y otros que apelan al deambular libres, donde el relato acompaña pero que no es específico. También hubo quienes sumaron a otres autores que compartirán lecturas durante el trayecto. Cada cual le dio su impronta”.
A la hora de pensar a Buenos Aires, ciertas figuras resultan ineludibles. En ese sentido, algunos escritores eligieron homenajear a sus referentes, como Diego Picotto, quien recorrerá el San Telmo de Roberto Arlt; o Santiago Llach y Catalina Lascano que harán un paseo por el barrio de Palermo a través de la obra de Borges; o el itinerario por Recoleta de las letras de Alejandra Pizarnik que llevará a cabo Inés Kreplak. Respecto a este entramado de capas de influencias, Carolina aporta: “La pregunta disparadora fue cómo se conecta la literatura con la ciudad y muchas de las respuestas fueron a través de otros escritores. Esto resultó en que haya recorridos en los cuales se indaga en la vida de autores famosos que pasaron por Buenos Aires. Allí aparecen las múltiples capas en las que se puede cruzar la historia”.
Si bien en esta ocasión los libros resultan la principal excusa del encuentro, desde Urbanismo Vivo hablan de la necesidad de cuestionar todas las relaciones con el espacio citadino, teniendo en cuenta la diversidad de territorios y cuerpos que lo recorren. En este punto, plantean, es necesario pensar las formas de desplazarse por la urbe teniendo en cuenta la pluralidad de identidades existentes. “En cuanto al cuerpo de la mujer y sus roles, la ciudad está llena de lugares que invitan a sentirte más segura o te vulnerabilizan, especialmente en la nocturnidad. Por eso, cuando hablamos de accesibilidad no solo se trata de ciertas condiciones materiales, sino de tener en cuenta la forma de movilizarse, la diversidad de los barrios”.
“Hay algo de poder construir colectivamente un mapa de la ciudad de fronteras abiertas. La intención es poder adueñarse de los lugares y conocerlos sacándoles los estigmas. Cada caminata es única, no solo porque sean diferentes sino porque la interacción y la dinámica de las personas que se acercan la moldea y propone diferentes conversaciones”, reflexiona Huffmann, quien asegura que las caminatas son invitaciones dobles porque permiten ver nuestros espacios cotidianos desde otra mirada, al mismo tiempo que dan a conocer otros barrios no tan frecuentados.
