Bairoletto: el Robin Hood anarquista de las Pampas

🏴 Bandido social convertido en mito popular. La historia de un bandolero de las pampas que robaba a los ricos para ayudar a los pobres.

«En su ley, de acuerdo con su propia vida,
cayó esta madrugada, frente a una nutrida comisión policial,
el bandolero con ribetes románticos, quizás el último de su clase»

Mucho antes del «robo del siglo» al Banco Río de Acassuso, un grupo de bandidos rioplatensenses ya asediaba a ricos, empresarios y oligarcas en territorio nacional. A principios del 1900, con la consolidación del Estado y la persecución a los últimos gauchos matreros, una serie de forajidos rurales comienzan a ganar prestigio en la próspera pampa húmeda de nuestro país. Hoy nos centraremos en la historia de quien fuera tal vez el máximo exponente de la simbiosis entre guachos, bandoleros y anarquistas: Juan Bautista Bairoletto.

Así como el Gaucho Gil o José Dolores, Bairoletto fue un guacho alzado de los últimos de su camada en territorio nacional. Nacido en Santa Fe en 1894, segundo hijo de seis en familia de inmigrantes piamonteses, realizó el servicio militar en el Regimiento 2 de Caballería en las afueras de Ciudadela, donde se formó en el manejo de armas de fuego. Se instaló en La Pampa donde trabaja en labores agrarias, sin embargo, a los 24 años comienza a ganar fama tras asesinar a Elías Farach, comisario del pueblo pampeano de Castex en una sangrienta disputa por el amor de una mujer.

Allí comienza un derrotero de escapes de la ley que lo encuadraría como el principal de los bandidos rurales. Nómade, montado a caballo y perseguido por la policía, Bairoletto comienza un raid de robos a empresarios, terratenientes y millonarios locales que le hacen ganar el apodo de «Robin Hood criollo».

Sus acciones no estaban desligadas de una profunda carga ideológica. A principios del SXX, en La Pampa el anarquismo era una tendencia de fuerte raigambre popular entre obreros y peones rurales. Influenciado por otro bandolero (Segundo David Peralta «Mate Cosido») Bairoletto comienza a abrazar las ideas de Bakunin y Malatesta hasta el punto en que uno de los cargos que le imputan en la justicia es el de «reparto de propaganda anarquista».

El mito Bairoletto se extendió en vida. Durante largos años, cualquier robo de ganado o asalto a empresario era atribuido popularmente al Robin Hood de las pampas. «Fue un héroe para los chacareros y los peones de la pampa seca, los hachadores del monte, los puesteros de las travesías y los paisanos indios de la meseta; recorrió el país desde la cordillera patagónica hasta las selvas del Chaco, donde se juntó con la famosa banda de Mate Cosido, pasando por la estación Once y el barrio porteño de Barracas», cuenta el historiador Hugo Chumbita en su libro «La última frontera»

La traición de otro gaucho matrero (Vicente Gascón) marcaría el final de Bairoletto. Entregado por su colega a cambio de una reducción en su pena, el «último romántico» cae en 1941 en la provincia de Mendoza, cerca de Atuel. «En su ley, de acuerdo con su propia vida, cayó esta madrugada, frente a una nutrida comisión policial, el bandolero con ribetes románticos, quizás el último de su clase. En un rancho donde había establecido su guarida en unos campos de San Pedro de Atuel, departamento de General Alvear, tuvo un encuentro con la policía», rezaba el parte policial que difundió la agencia Noticias Argentinas.

Tumba de Bairoletto

Años después de su muerte, Telma Ceballos, esposa de Bairoletto, aporta un vuelco sensible a la historia cuando declara que el «último romántico» no fue asesinado por la policía en la balacera del Atuel sino que él mismo decidió quitarse la vida al verse rodeado por las fuerzas de la ley.  “El Juan se suicidó. No lo mataron, él se suicidó. Yo me levanté de la cama detrás de él, protegiendo a las chicas. Veo que se pega el tiro y empieza a caer para atrás, se apoya en la pared y cae. Después entró la policía y le tiraron ya muerto en el piso”, contó Telma, que falleció en Mendoza en 2014 a los 101 años.

Tras su muete, Bairoletto fue velado en el Comité Demócrata de de Atuel y a su funeral asistieron miles de personas llegadas desde La Pampa y otras localidades de Mendoza. Actualmente, en el cementerio de la localidad se levanta un pequeño mausoleo que se ha convertido en santuario popular.

No son pocas las expresiones culturales que recuerdan al Robin Hood local. En 1985, dirigida por Atilio Polverini y con las actuaciones de Arturo Bonín y Luisina Brando, se estrena Bairoletto, la aventura de un rebelde. La película, una reivindicación poética del bandido rural, tuvo una dura repuesta por parte de la prensa nacional y el matutino Clarín señaló: «Frustrado intento del cine argentino. Visión esquemática del bandido santafesino convertido en leyenda popular».

Telma Ceballos y León Gieco en el altar a Bairoletto

El libro «Bairoletto, Prontuario y leyenda», del historiador Hugo Chumbita, también se introduce en la historia de este «bandido social» con una contextualización del clima de violencia y persecución. Apoyado en la “teoría del bandolerismo”, del historiador inglés Erik Hobsbawm, Chumbita rescata la historia y el mito póstumo de Bairoletto.

«Nunca buscó la riqueza, el repartía entre sus amigos, entre los que lo ayudaban, esa leyenda de justiciero tiene un gran grado de verdad», sentencia Chumbita en su análisis del último de los románticos, un bandido que robaba a los ricos para ayudar a los pobres.

Tal vez su más reciente reivindicación haya sido el tema musical Bandidos Rurales, de León Gieco, que da cuenta de las peripecias de Bairoletto en el marco de una generación de gauchos alzados que se oponían al poder del Estado y al avance de la propiedad privada y el alambrado sobre sus campos.  

Según consignan los cronistas que visitaron el cementerio en ocasión de la muerte de Telma Ceballos, en el altar que se levanta a su nombre, un cartel dedicado a Bairoletto destaca entre las ofrendas:

Los que me lloran por muerto
Dejen ya de llorar
Vivo en el alma del pueblo
Ya nadie me puede matar.

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Yair Cybel

Una vez abrazó al Diego y le dijo que lo quería mucho. Fútbol, asado, cumbia y punk rock. Periodista e investigador. Trabajó en TeleSUR, HispanTV y AM750. Desde hace 8 años le pone cabeza y corazón a El Grito del Sur. Actualmente también labura en CELAG y aporta en campañas electorales en Latinoamérica.