Días de enero

🌞 Un primer acto de tragedia: inflación récord, el retorno de Menem, DNU y Ley Ómnibus. El peronismo groggy, la CGT en la calle y el presidente del PJ leyendo a Lorca desde Madrid. Conozco la razón que hace doler tu corazón.

Un mes eterno. Como era de esperar, el primer acto fue de tragedia intensa: inflación récord, el retorno de Menem, el DNU y la Ley Ómnibus. Un peronismo groggy, un culto a la improvisación, el stand up diario del vocero y una cancillería amateur. La CGT en la calle, la cacerola afilada y el presidente del PJ leyendo a Lorca desde Madrid.

Son tiempos de poroteo. A priori, todo indicaría que el Decreto rebota y la Ley pasa. Achurada pero pasa. La gran discusión es la capacidad de desguace que tenga la oposición sobre los artículos centrales. Lo ricos no lloran: el aumento de las retenciones a la soja rebotaría, así como el nuevo régimen de biocombustibles y de pesca, dos groserías solo atribuibles a la sobreideologización o el amateurismo libertario. Tampoco estarían los votos para las facultades extraordinarias extendidas por cuatro años. El resto de los capítulos deberá pelearse mano a mano.

Ni unidos ni cívicos ni radicales. La historia vuelve a premiar el papel del longevo partido: sin votos ni botas, los centenarios serán un actor clave en el Congreso. Llegan muy divididos: con un flamante presidente partidario más proclive al rechazo pero con limitado ascendente sobre la tropa. El poder descansa en los gobernadores y allí se negociará a golpe de caja. El provincialismo como verdugo de los partidos, un síntoma de época. Que se tense pero que no se rompa: posiblemente voten un rechazo cerrado al DNU en nombre de las formas y cedan amablemente sus votos para la Ley. En el partido de la Revolución del Parque asusta más asimilarse al kirchnerismo que el desguace de la nación.

Es la famosa CGT. «El PJ está muerto y los gobernadores se cuidan», pechó Pablo Moyano. Amparo, movilización y paro. El sector más dinámico de la histórica central jugó fuerte y ya se anotó un poroto. Mientras la platea le exige inmolarse, el sindicalismo se reacomoda. Camioneros, metalúrgicos y bancarios juegan su propia partida para mover el fiel de la balanza y ya los subieron a los gordos a la caminadora. ¿Y si el nuevo peronismo, en lugar de viejos meados, streamers y panelistas, lo dirigera la CGT? La deuda es compartida: el PJ los marginalizó y la CGT se dedicó a discutir paritarias hasta que el corporativismo se comió al proyecto político-sindical. Pero soñar no cuesta nada: qué lindo sería un peronismo obrero.

La estrategia del peronismo es ahora una apuesta legislativa, sólida pero insuficiente para vetar al monstruo. Son 102 votos pero hacen falta 129. Con el PRO entregado y los radicales de las provincias a precio ganga, el orfanato que preside Miguel Ángel Pichetto será definitorio. Allí confluyen 23 diputados entre lilitos, cordobecistas, socialistas y un variopinto rejunte de nombres propios sin terminal nacional: Randazzo, López Murphy o Stolbizer. Dios los cría. La nueva bancada les permitió integrar comisiones pero no garantiza un voto cerrado y dependerá de los intereses particulares de cada espacio el nivel de apoyo a las Bases y Condiciones que el liberalismo pretende imponer.

Entre tanto, La Cámpora se repliega en lo legislativo y se reacomoda en los municipios mientras la discusión por el liderazgo del peronismo que gestiona parece configurarse entre un Axel confrontativo y un Llaryora garante del diálogo, el consenso y la racionalidad. El cordobesismo ya puso al jefe de la Anses y al Secretario de Transporte de Milei. Luis Giovine, otro hombre de Schiaretti, asumió al frente de la Secretaría de Obras Públicas de un gobierno que anunció la eliminación de la obra pública. Y en el Banco Nación -superavitario pero en vistas de privatización- recaló Daniel Tillard, ex Banco de Córdoba. En un mes Llaryora ajustó, reprimió y metió periodistas en cana. El más libertario de los peronistas, evidentemente.

El retorno del asamblearismo y el fantasma del que se vayan todos. La resistencia sectorial se configura como la opción más viable al desguace: empresarios, sindicatos, estatales o artistas. Conforme avanza el debate vuelven las asambleas con su potencial movilizador y su memoria de lucha. Hojaldre: muchas tienen también una impronta autonomista, anti-partidaria. Sean eternos los partidos que supimos construir. Las instituciones que intermedian entre la sociedad y el Estado están en el punto de mira de la derecha tiktokera. Cuidar los sindicatos y los partidos, calentar la calle pero afiliarse al sindicato. La asamblea con proyecto de poder. No son todos lo mismo y ya sabemos cuáles son las consecuencias de que se vayan todos.

Un cuento chino. Por trescientas cajas navideñas, Diana Mondino intentó sellar relaciones diplomáticas con Taiwan, algo tan grave como que China reconociera la soberanía inglesa sobre Malvinas. Nuestro segundo socio comercial, el primer destino de las exportaciones de cinco provincias y la segunda economía más grande del mundo. Una isla marginal, abastecida por Estados Unidos y reconocida en la región solo por Guatemala y Paraguay, del otro. El negocio no parece cerrar. China bancó un swap y reservas, invierte en litio y ha sido un aliado importante durante años, pese al color del gobierno nde turno. «Aprender haciendo» parece el mantra newage de la banquera Mondino. Finalmente pidió disculpas y se reunión con el embajador chino. No pareciera que la jodita fuera a salirnos gratis.

Y mientras tanto, el mundo muere. El dolarizado Ecuador devenido en paraíso narco y servido en bandeja para la intervención gringa. Israel acusado de genocidio, la contraofensiva de Vladimir en el Donestk y el bombardeo yanqui e inglés sobre Yemen. El saldo de la pandemia ha sido la militarización de los conflictos. Más callados pasan Armenia y el Sahel, los franceses expulsados de África y las tensiones en Venezuela por el Esequibo. Este año, la mitad de la población del mundo vota. Estados Unidos, México y acá enfrente Uruguay. Movidito, movidito el 2024.

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Yair Cybel

Una vez abrazó al Diego y le dijo que lo quería mucho. Fútbol, asado, cumbia y punk rock. Periodista e investigador. Trabajó en TeleSUR, HispanTV y AM750. Desde hace 8 años le pone cabeza y corazón a El Grito del Sur. Actualmente también labura en CELAG y aporta en campañas electorales en Latinoamérica.