Cuando acecha un liberal: Demian Rugna y el futuro del cine nacional

📽️ Demian Rugna fue el nombre de mayor relevancia del cine nacional en 2023. Con «Cuando acecha la maldad», demostró que se puede hacer terror de calidad en Argentina y que el apoyo estatal es fundamental. ¿Qué rol tuvo el Estado en este boom cinematográfico?

El 9 de noviembre de 2023 se estrenó en los cines nacionales «Cuando acecha la maldad», última película del director conurbano, de Haedo e hincha de Vélez, Demian Rugna. Entre quienes ya conocíamos su trayectoria, se trataba de entrar a la sala para descubrir si podría superar su gran filme anterior, «Aterrados», de 2017. Pero para todo el resto comenzó a ser otra cosa. «Cuando acecha la maldad» llegó a los cines con un afiche potente: una mujer de pelo largo, arrodillada en un campo llano y eterno, posa un hacha frente a su cara. Fondo rojo, letras negras. Desde la premisa de su póster, esa llanura interminable conectaba directamente con un relieve pampeano familiar, palpable, un domicilio del miedo para muches novedoso.

En esta entrevista con el director, charlamos sobre dónde hallar aquello que asusta y cómo esos sustos vueltos historia llegan a los espectadores gracias también al apoyo estatal.

Rugna elige el terror como el género desde el cual narrar. En este mundo que muchas veces parece tan temible, ¿dónde encuentra él esos miedos que pueden convertirse en entretenimiento? «No sé dónde buscarlos, pero lo que sí sé es que son historias y son situaciones que me van a apareciendo en la vida misma», cuenta Demian. En escenas cotidianas, en charlas con amigos y en la calle, aparecen las situaciones que después van a componer las escenas de sus películas. «La realidad te va dando algunas herramientas para que uno las vaya sublimando y metiéndolas en algo terrorífico, pero nunca puedo encontrar en dónde buscar», explica. Eso que aparece solo, en lo cotidiano, no funciona por sí mismo, necesita de una buena historia que lo rodee, de un buen guión.

En su última película elige un entorno rural de pueblo chico e infierno grande. Allí, el hijo de una paisana es el primero de muchos «embichados», personas que son poseídas, controladas por una entidad maligna. En el punto justo donde se conectan lo real y lo ficcional es donde aparecen las historias. El protagonista busca escapar del mal mientras enfrenta sus propios problemas familiares cotidianos. Para Rugna, la sociedad y cómo está el mundo generan historias. «En “Cuando acecha la maldad”, uno puede referirse a la locura contagiosa y a esta idea de que te podés volver loco repentinamente y atentar contra vos mismo», explica. Para Demian, crear una historia es entonces algo que va decantando, «parte de una idea que me viene mirando, observando a la sociedad», agrega.

El éxito en taquilla de esta última historia, con una primera semana que superó las cuarenta mil entradas vendidas, la ubicó rápidamente como la película nacional de terror más vista de la historia. Entonces, los medios empezaron a hablar de «Cuando acecha la maldad» de otra manera. «Hit», «fenómeno» y «récord» fueron algunas de las palabras que completaron los titulares de todos los medios nacionales. Pero ¿podemos hablar de algo tan excepcional? Que la gente vaya al cine en un país donde, hasta diciembre, esto era política de Estado, ¿debería ser tan llamativo? ¿Solo responde a la increíble historia que creó Rugna?

«Cuando acecha la maldad» fue un gran suceso en 2023 y continúa sumando entradas vendidas en todo el país. Rugna ya había pateado el tablero con sus películas anteriores y hoy es un apellido fuerte en el cine de género nacional e internacional. ¿Cuánto tuvo que ver en todo eso la estructura pública que existió hasta diciembre alrededor del cine? «Siempre fui beneficiado por la estructura pública y, en este caso, por el INCAA», explica Demian. Tradicionalmente, al interior de la industria audiovisual nacional, el terror no es el género donde se posan la mayoría de los focos. Su difusión queda en manos de los realizadores, de los fanáticos y de las revistas indie especializadas. Los inicios de su carrera en el universo cinematográfico se dieron con estas condiciones. «Por manejarme en el género de terror, eran producciones marginadas por la estructura pública, un contenido no propicio», describe. Pero aún ubicándose en esas temáticas, sus primeros pasos en la industria, con sus primeras dos películas, también fueron acompañados. «Incluso no estando presente de manera activa, lo institucional me daba combustible y me ayudaba hasta avanzar hasta los molinos de viento, hasta hacer algo que no se hacía o que no no estaba bien visto hacer», recuerda. Y eso cambiaría poco tiempo después.

Gracias a los diferentes apoyos dados por el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales, el director pudo estrenar sus últimas tres películas, sus últimos tres largometrajes. Con «Aterrados» ganó el Primer Concurso de Cine Fantástico INCAA, en 2015. Ese mismo concurso lo llevó al Marché du Film del Festival de Cannes, un mercado donde los realizadores exhiben sus producciones ante la industria, los compradores, los agentes de venta y los representantes de festivales internacionales. Esto se consiguió gracias al Blood Window, la plataforma de promoción de cine fantástico y de terror argentino también creada por el INCAA.

Rugna tuvo la chance de tener tres películas gracias al apoyo del Instituto. «”Cuando acecha la maldad” fue un producto directo del éxito que tuvo la anterior, “Aterrados”, y “Aterrados” existió porque el INCAA abrió un concurso y porque desde la estructura de ese Instituto me eligieron como ganador sin esperar que mi película anterior, “No sabés con quién estás hablando”, sea un éxito», explica. Para un realizador que eligió siempre crear desde un género alternativo, el apoyo público tuvo una importancia vital. «Fue una apuesta estatal por bancar a los cineastas, no solo con una película, sino con una carrera», defiende y agrega que «como cineastas, hemos superado etapas, hemos crecido y hemos progresado».

Pero todo esto parece estar en riesgo desde diciembre con la llegada de la dirección mileista al INCAA, presidido hoy por el economista y para nada cinematográfico Carlos Pirovano. Antes de eso, de tener que salir todes a pelear para evitar el cierre del Cine Gaumont, del ENERC y de la plataforma Cine.Ar, el Instituto «funcionaba y abrazaba a todos los géneros».

Ante este panorama queda preguntarse cuáles pueden ser los efectos del desmantelamiento prometido por el Gobierno y su gabinete. Para Demian Rugna, el desmembramiento va a tener diferentes consecuencias. La primera va a ser una consecuencia económica, porque esta persecución significa el cierre de una industria. «Se está destruyendo una industria de la cual muchas familias dependen, directa e indirectamente», explica Demian. La realización de un filme, sea de mayor o menor tamaño, emplea a muchas personas. «Cuando uno hace una película, se involucran 60 o 70 personas directamente», indica. Pero no solo eso, porque «muchas veces no se piensa que hay cientos de familias que se involucran indirectamente en todo el proceso de lo que genera la industria con cada película», explica.

La segunda consecuencia es, según Rugna, «una pérdida de, como les gusta decir a los libertarios, “capital humano”». Les trabajadores que hacen posible cada historia se encuentran frente al riesgo de perder sus fuentes de trabajo ante el recorte de la cantidad de películas en producción. «Cerebros especializados, buenos, que tienen experiencia y que le van a marcar el camino a las nuevas generaciones, se van a ir del país y van a trabajar afuera», anticipa Demian. Un fenómeno que no solamente está sucediendo con les artistas y les técniques, sino también con les científiques y les profesionales.

Esta segunda secuela no se puede medir en números. «Estamos hablando no solo de una pérdida económica, sino también de una pérdida de valor para todos los argentinos», sostiene Demian. Un valor puesto en riesgo no solo por medio del desguace de la industria audiovisual, sino también por el abandono general que plantea el gobierno nacional. Porque la labor de les realizadores no nace de un zapallo, «es un valor que es producto de nuestra educación, de nuestras universidades públicas, o no, pero que habla de la dificultad de formar especialistas, formar profesionales», defiende y alerta que «en el cine tenemos muchos que se van a ir, si no es que ya se están yendo».

La tercera consecuencia es la pérdida de valores culturales. Para Rugna, «será tierra arrasada». La presencia del Estado significó para él poder mostrar el cine con el que siempre soñó, a lo largo de todo el mundo, pero sobre todo en su propio país. El desmantelamiento de la estructura pública alrededor del cine, para Demian, «significa que habrá muy poco cine argentino para mostrarse en el mundo y para mostrarnos a nosotros mismos nuestra propia identidad».

A principio de año, Demian estuvo presente en el ciclo Noches de Terror en el Gaumont, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. A fines del año pasado, la plataforma de películas on demand nacional, Cine.Ar, subió a su catálogo los tres largometrajes y los dos cortometrajes previos dirigidos por Rugna. En noviembre, promocionó en un reel de Instagram la proyección de dos de sus películas en el Ciclo de Cine de Terror organizado por el Espacio INCAA Cine Teatro Oberá, de Misiones. En diciembre asistió a la proyección de «Cuando acecha la maldad» en el Showcase de Haedo, su barrio, «la sala en la que más cine vi en mi vida», como le contó al público que estaba allí presente. Que muchas personas pudieran creer que Argentina puede ser también la locación para el terror mucho tuvo que ver con un sistema público que puso en valor estas historias.

El 28 de febrero pasado, la película se estrenó en Grecia. Unos días antes, el guitarrista Slash subió a un escenario en Australia con la remera merchandising oficial de la película. Dos semanas antes debutó en un mismo día en las salas de Chile, Perú, Colombia, Venezuela, Ecuador y Bolivia. El tiktoker mexicano especialista en cine y series, Javier Ibarreche, le dedicó una reseña exclusiva en enero. Durante esas mismas semanas, los espectadores filipinos fueron montados para la ocasión, con ropa que combinaba con las tonalidades rojas y negras de la película y del género.

Al día de hoy, la última película de Rugna se encuentra en el cuarto lugar del listado 2023 de fiscalización del INCAA para películas nacionales, solo superada por los dos documentales mundialistas, Muchachos, la película de la gente y Elijo Creer, y por el drama de suspenso La Extorsión. Si tenemos en cuenta el listado de todas las películas estrenadas en sala durante 2023 y lo que va de 2024, las 310.508 personas que ya la vieron le permiten ubicarse por encima de monstruos cinematográficos, como The Marvels, ¡Shazam! o Ghostbusters: Apocalipsis fantasma.

Pero con el abandono estatal sobre la industria, se vislumbra un futuro oscuro. «Veo un vaciamiento cultural que se rellenará con un espacio mucho más chato, más mercantilizado que, seguramente, no tendrá una muy buena perspectiva a nivel cultural», cree Rugna. Un plan que, para él, es parte de un proyecto mayor que el Gobierno está poniendo en funcionamiento. «Lo que quieren es generar un vacío para poder no solo silenciar voces, sino también para cambiarlas por las voces que ellos mismos quieren escuchar», opina. 

Para Demian, los ideólogos de este plan de desfinanciamiento «quieren productos que no planteen nada para pensar, porque la cultura es siempre el último bastión que tiene una sociedad para no ser colonizada». Dentro de un plan mayor, para Rugna «estamos en pleno proceso de neocolonización, por parte de vaya a saber quién, porque ya no sé ni qué son, pero no son argentinos». El abandono de la industria cinematográfica es, para él, parte del vaciamiento cultural que busca convertirnos en una colonia, para Demian «más de lo que ya lo somos».

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Demian Urdin

Antropólogo social, coleccionista y crítico de la Historieta Argentina. Ganador de la Beca de Investigación Boris Spivacow II de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno en 2018. Colaborador en Revista Blast de Colombia.