El último viaje a Junín

📷 Una muestra fotográfica en el Museo Evita revela el archivo de Alberto Haylli, quien caputró la intimidad de la abanderada de los humildes

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Evita se asoma por la puerta del vagón del tren que acaba de llegar a la estación. Desde abajo, en el andén, el guarda con su gorra con visera la mira extasiado. La fecha: 1° de junio de 1950. La ocasión: el último viaje de Eva Perón a Junín, la ciudad al noroeste de la provincia de Buenos Aires donde pasó gran parte de su infancia y su pubertad, antes de emprender ese otro viaje a la gran ciudad.

1950: María Eva Duarte de Perón (1919-1952) ya es Evita hace más de cinco años (duró tan poco su vida y tanto dura su nombre y durará) y el cáncer la consume. El retrato habla en blanco y negro: las ojeras, la delgadez, esa fragilidad. No existe el Photoshop. Es eso, o el fotógrafo quiso iluminar esa condición. Otra foto de ese mismo viaje la ubica dentro de un vagón, rodeada de mujeres juninenses, amigas de la primaria, del Partido Justicialista y su maestra del colegio primario, Palmira Repetti.

Estas imágenes forman parte de la muestra “Quién me dirá cómo eras y quién fuiste. Evita y la familia Duarte en fotografías de Alberto Haylli”, curada por Francisco Medail, y que este verano puede recorrerse en forma gratuita en el Museo Evita, de martes a domingos de 11 a 19, en Lafinur 2988. El nombre de la muestra que aquí podría referir a Evita, está tomado del poema “Junín”, de Jorge Luis Borges dedicado a su abuelo, un coronel “que detuvo las lanzas del desierto” (esas contradicciones que nos habitan, habiendo nacido Evita en Los Toldos, espacio de supervivencia de grupos mapuches).

Evita en su último viaje a Junín

Las 35 fotos expuestas son un recorte del acervo histórico del fotógrafo, un hallazgo acaso azaroso, que partió de un trabajo del documentalista Christian Rémoli sobre el Club Sarmiento de Junín y que, por gestión de la hija del fotógrafo, Herminia Haylli, dio con 95 mil negativos, fotos y 120 latas de material fílmico, algunos de los cuales digitalizó en el marco de un proyecto de investigación el Instituto de Investigaciones Históricas.

Las imágenes ocupan una sala de exposición temporaria y conviven con la Leica de Haylli, y el fotómetro Weston Master II, de última generación para la época, y con su filmadora (él realizaba un noticiero: sus propios Sucesos Argentinos juninenses). La primera foto, la de Evita asomada por la puerta del vagón, es una gigantografía sobre la pared que precede la muestra, junto con la breve presentación sobre el fotógrafo, Alberto Haylli (1911-1994), “un destacado fotoperiodista y camarógrafo que durante casi seis décadas retrató los eventos sociales, políticos, económicos y deportivos más importantes de dicha ciudad”. 

Alberto Haylli

Haylli es todo un personaje en Junín. Por estos días, en canal Encuentro, el documental Alberto Haylli. Una memoria revelada, dirigido y narrado por Rémoli, cuenta su vida y muestra su obra, que es prolífica y abarca no solo eventos locales, sino retratos y hechos importantes de la historia argentina. Ahí nos enteramos, por ejemplo, de que sus colegas lo conocen como “el gordo”. Dueño de la primera casa de fotografía en Junín, trabajó como reportero gráfico para el diario La Verdad, medio al que vendió parte de su acervo. Fotografió a Perón y a Evita, también a Frondizi, Videla y Suárez Mason (una curiosidad para la época: la asunción de Alfonsín en 1983 la cubrió a través del televisor); al tiempo que hacía fotos eróticas, de desnudos femeninos (siempre con las caras tapadas), e incluso hay una serie de escenas lésbicas.

La muestra en el Museo Evita que contiene homenajes de Junín a Evita ya muerta, está centrado en escenas que involucran a la familia Ibarguren-Duarte entre los años 1937 y 1952, y permiten ubicarse en esa genealogía político familiar: allí está Juana Ibarguren, la madre, siempre seria, una mujer de pelo blanco que solo sonríe en una foto; Juancito, que será secretario privado de Perón; Blanca (abuela de la Cristina Álvarez Rodríguez, ministra de Gobierno bonaerense y presidenta ad honorem del Museo); Elisa Duarte de Arrieta, lideresa de la sede juninense del Partido Peronista Femenino que Evita fundó (un dato, el de ese liderazgo familiar, poco conocido), declamando frente a un micrófono junto a Perón; Erminda, la más cercana a Evita en edad (le llevaba tres años) y autora del libro Mi hermana Evita, publicado en 1972.

Una serie de fotos fechada alrededor de 1944, ubicadas en forma vertical, pueden leerse como una imagen con variaciones, o los fotogramas de una película, acaso la más familiar de la exposición, muestra a Erminda, Juana y Evita en un gesto tierno hacia su sobrino: Justo Alvarez Rodríguez, hijo de Blanca.

A ese año, 1944, corresponden las fotos en las que aparece Perón de gira por Junín, en un coche descapotable (la imagen Kennedy de Perón), o dando un discurso, con su gorra alta y su uniforme militar, y las de Evita sonriendo desde el interior de un auto, sonriente, en los comienzos de su breve pero intensa carrera política, apenas seis años antes de ese último viaje a Junín, el de 1950, en el que Evita saluda (¿nos saluda?), invitando a recorrer ese fragmento menos visitado de su vida y obra, y de su genealogía político familiar.

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