Videojuegos, artesanías, hip-hop, folklore, tango, circo, gastronomía y hasta un sector de infancias. Este jueves, con más de 10 rondas de negocios y aproximadamente 150 actividades, comienza en el Centro Cultural Kirchner el Mercado de Industrias Culturales Argentina, un encuentro federal con entrada libre y gratuita que busca nuclear a miles de productores culturales con compradores y compradoras nacionales y de otros 23 países. A su vez, esta edición tendrá otra particularidad: será la primera vez que participe el sector de los Medios Digitales de Comunicación con casi 40 representantes de medios de todo el país. Para conocer mejor la agenda, los objetivos y los actores que confluyen en el MICA, El Grito de Sur se comunicó con Luis «Chino» Sanjurjo, director de Industrias Culturales del Ministerio de Cultura de la Nación y responsable máximo del evento.
¿En qué consiste el MICA y cuál es la particularidad de la propuesta de este año?
El Mercado de Industrias Culturales Argentina es una política publica con 10 años de vida enfocada en la profesionalización de los sectores de las industrias culturales de nuestro país. Este año presentamos una versión actualizada: hemos incorporado y reconocido a diferentes sectores que no habían tenido políticas específicas, como el circo, la danza y -en el caso de la industria de la música- el hip hop, el folklore o el tango, no solo como música sino con toda su cadena de valor. También hemos incorporado la gastronomía y las infancias. Hoy estamos realizando una edición en que hemos convocado a más de 100 compradores de todas partes del mundo, más de 300 a nivel nacional y estamos movilizando más de 1.500 productores de todo el país. Además desarrollamos la plataforma MICA, que aspira a convertirse en el catálogo de las industrias culturales argentinas para el mundo y potenciar las rondas de negocios y las acciones que conecten a productoras y compradores. Este desarrollo lo realizamos junto a ARSAT: somos uno de los pocos países que tenemos una agencia de comunicación satelital con capacidad instalada y hemos hecho una alianza estratégica para lanzar esta herramienta destinada a las industrias culturales.
¿Cómo se propone la articulación de este año con el MATRIA y el MARCA?
La última particularidad es que estamos articulando con el Mercado Nacional de Artesanías Tradicionales e Innovadoras Argentinas (MATRIA) y con el Mercado de Cooperativismo y Culturas Autogestivas Argentinas (MARCA). Esto parte del diagnóstico de que el gobierno de Macri había degradado el Ministerio de Cultura a Secretaría y había perseguido a laburantes. Ante ese escenario, decidimos relanzar el MATRIA y también creamos el MARCA, otro mercado que apunta a la promoción de las artesanías y la gestión de espacios culturales. Y el MICA no solo nos encuentra ahora con esta diversidad, esta potencia, sino que también nos trae la posibilidad de convivencia con las industrias culturales de estos nodos autogestivos que, por ejemplo, nos va a permitir movilizar a más de 40 artesanas indígenas de todo el país. Además, en este marco de confluencias con el cooperativismo, vamos a hacer la entrega de las primeras 100 matrículas de cooperativas culturales en coordinación con INAES.
¿Cuál es el peso de la cultura en el PBI argentino y cómo entendés la importancia estratégica del sector?
Es fundamental entender que en el sector hay una oportunidad para resolver problemas históricos que el país tiene. Y esto radica en que hay sectores muy potentes, como el de los videojuegos o el sector audiovisual vinculado a las plataformas. Pero al mismo tiempo cada vez ponemos más el acento en la particularidad de las industrias culturales, en la capacidad de agregación de valor, que posiciona a las industrias culturales en la órbita de la economía del conocimiento. Argentina es uno de los países con mayor potencia exportadora en áreas de tango o de circo, pero al mismo tiempo -al no haber sido percibidas como una actividad que genera valor agregado o trabajo- fueron pospuestas en términos de políticas públicas. La oportunidad consiste en darle al sector no solo visibilidad sino construir las políticas públicas que favorezcan a la asociación con la actividad privada y con un Estado que pueda construir herramientas que favorezcan diagnósticos para la inversión estratégica. En un contexto tan difícil, este es un esfuerzo para construir políticas públicas con el sector privado, las organizaciones y los sindicatos que potencien posibilidades de negocios en el sector.
En la programación del MICA hay un fuerte énfasis en la mirada federal y el abordaje de género. ¿Cómo impactaron estas miradas al momento de pensar el evento y su organización?
Sin dudas, estas miradas son cada vez más transversales. Al igual que la agenda de la sustentabilidad y del ambientalismo, ya resulta imposible pensar en políticas públicas que no contemplen este abordaje. En materia federal apostamos por políticas que fortalezcan proyectos en todas las provincias del país y que permitan promover polos de industrias culturales en todas las provincias para evitar que se repliquen esquemas de desigualdad. Hay una decisión política de fortalecer una política federal, de instrumentos que permitan el diálogo real con productores. Y, en relación a la agenda de género, esta perspectiva estructura nuestra mirada para el desarrollo de la política pública. Y el MICA constata estas coordenadas porque creemos en el diálogo entre la realidad y la mirada que el Estado debe tener de esta realidad, en diálogo con las organizaciones. En la escucha de las organizaciones estos diagnósticos se actualizan y se fortalecen. Este es el MICA de las Industrias Culturales que han construido las organizaciones del sector. Y se da en el marco de una pandemia que desnudó la precariedad del sector pero que también visibilizó la importancia de las alianzas que se nutren de una confianza y un trabajo en común.
