«Favio» en el CCK, un viaje al universo del gran artista popular

🎬 Desde noviembre, se puede visitar la nueva exhibición «Favio» en el Centro Cultural Kirchner. Tres salas que entrelazan las vivencias y las creaciones de Leonardo Favio, en sus tres facetas: la de actor/cineasta, la de cantor popular y la de leal peronista. Una celebración necesaria para un artista siempre cercano a su público.

En 2012 la cinematografía argentina, la música popular latinoamericana y el justicialismo perdieron a uno de sus máximos exponentes. Fuad Jorge Jury Olivera falleció el 5 de noviembre, aunque ese nombre pueda no decirnos demasiado. Ese lunes, quién partía era el único e inigualable Leonardo Favio. Dueño de una perspectiva cinematográfica sensible y comprometida, de una voz que sabía quebrarse en el momento exacto de la canción y de una humildad abrazable, Favio partía y pasaba al panteón de artistas nacionales para nunca más abandonar ese lugar. A diez años de ese último adiós, el Centro Cultural Kirchner lo celebra con una exhibición especial, como parte del «año faviano» que se celebró durante todo 2022 en diferentes espacios culturales de la Argentina y que continúa en este 2023 que recién comienza.

«Favio» es una invitación a sumergirse en el universo del artista. Con el cine en el centro, la música atravesándolo todo y el peronismo en su corazón, la propuesta celebra la vida y obra de uno de los máximos exponentes de la cultura popular argentina. Con Lucía Ulanovsky al frente de la investigación y un equipo de producción y diseño de excelencia, la nueva exhibición se enmarca en esta serie de eventos que reconoce su valor para el arte nacional. Se suma a la reinauguración del Museo Leonardo Favio de Avellaneda, a las proyecciones especiales en el Cine Gaumont de Congreso y a toda una programación especial a su memoria durante el 37° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.

La agenda cultural del Centro Cultural Kirchner continúa con la tradición de otros espacios de la ciencia y la cultura bajo la órbita de diferentes ministerios y la Presidencia de la Nación, esa vara altísima que dejaron los Festejos del Bicentenario y que Tecnópolis viene sosteniendo desde hace más de diez años. Una intención por ir más allá, un interés en invertir en el disfrute de todes. El recorrido se compone de tres salas sin una dirección marcada, un laberinto en el cual da gusto perderse y volver sobre los propios pasos. Una propuesta que no se queda en lo material y se extiende a lo sensorial.

En esta muestra, la sala de experiencias inmersivas se transforma en la estrella del recorrido. En «Favio, una estrella popular» la obra del artista rebota en nuestras ropas, se refleja en nuestros rostros y retumba sobre los altos muros del espacio. Con su musicalidad y su ojo inigualable, nos llenamos de Favio. De sus películas, de los personajes que volvió icónicos, de su voz cantando boleros para costear nuevos filmes y de su fuerte compromiso ideológico. «Yo soy un compositor de vuelo rasante», dijo alguna vez queriendo explicar la sencillez necesaria para disfrutar de su obra. En esta experiencia inmersiva esa simpleza se transforma en una burbuja de sensaciones indescriptibles.

El espacio «Murmullos: entornos sonoros» profundiza en la conexión constante entre su vida, con sus experiencias, búsquedas e interrogantes, y sus creaciones artísticas. Un gran muro con fotos de sus giras, de su infancia y su familia, de la historia argentina en la que toda su vida se enmarcó. Esta sala reserva un lugar para el inventor de la criatura que terminó siendo Favio, quien descubrió al actor que en él habitaba y la mayor influencia cuando se paró del otro lado de la cámara. En una pared, se pueden ver varias fotos de Leopoldo Torre Nilsson, uno de los mejores realizadores de la historia. El director especializado en adaptar obras de la literatura argentina y llevarlas al cine, como lo hizo con La Guerra del Cerdo -basada en un libro de Adolfo Bioy Casares- o con Boquitas pintadas -basada en el libro homónimo de Manuel Puig-. Un artista que produjo el Adiós Sui Generis, que dirigió a Isabel «la coca» Sarli y que llevó a próceres como Martín Miguel de Güemes, Facundo Quiroga y José de San Martín a la pantalla grande. Ese mismo realizador que catapultó al estrellato a actrices como Graciela Borges y actores como Alfredo Alcón. El hombre que supo que el papel protagónico de El secuestrador era para el joven Favio.

«Bitácora: Huellas de un método» es la sala centrada en las búsquedas de Leonardo Favio como realizador. En ese camino sensible y comprometido por el que decidió transitar para hablarle al público. Con material de archivos familiares y del Museo del Cine Pablo Ducrós Hicken, este espacio es un manual de instrucciones, de cómo hacer un cine de calidad aunque el presupuesto no acompañe. Con anécdotas de rodajes, explicaciones técnicas sobre tal o cual decisión y el detrás de escena de sus más importantes filmes. Una muestra del respeto por la obra, por sus intérpretes y por les espectadores del otro lado. que profesaba.

Mientras esperamos la ya anunciada y esperadísima exhibición para celebrar la vida y obra de Tita Merello, «Favio» es una parada infaltable en la agenda cultural de Buenos Aires. Una experiencia de tres salas interconectadas, que rompen con la linealidad de los museos tradicionales y obliga a ir y volver en el espacio, a linkear entre sí los datos que cada una cuenta. Es empaparse de un cineasta que supo comprender al pueblo con el que quiso dialogar.
En uno de sus últimos recitales, el «Leonardo Favio Live» del año 2002, el artista intercaló canciones con recuerdos de sus giras por América Latina. El show fue en el United Palace del Alto Manhattan, en Nueva York. Un espacio icónico para la escena musical latinoamericana y un lugar de encuentro para los latinos migrantes, donde pasaron artistas como Isabel Pantoja y Romeo Santos. Un teatro que, sin saberlo, tendría una de las últimas presentaciones del ídolo en su faceta como cantor. Luego de interpretar «O quizás simplemente le regale una rosa», su mayor éxito musical, le dijo a su público, en castellano, «cuando llegue el momento de empacar para no retornar, ustedes me recordarán y dirán “se fue el de la rosa”». Favio es y será siempre «el de la rosa», pero también «el de Nazareno Cruz», «el que hizo Aniceto con Piquín» y «el de Perón, sinfonía del sentimiento». «Favio» es la posibilidad de conocer a todos esos que supo ser Leonardo Favio.

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Demian Urdin

Antropólogo social, coleccionista y crítico de la Historieta Argentina. Ganador de la Beca de Investigación Boris Spivacow II de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno en 2018. Colaborador en Revista Blast de Colombia.