Okupas, cómo te extraño: a 20 años del estreno de la serie que cambió la TV argentina

Dos décadas después, los seguimos parando en la calle para gritarles: "¡Pollo querido!". Nunca se vio nada igual en la TV argentina, y a medida que pasan los años la nostalgia se refuerza. Su director, Bruno Stagnaro, recuerda en diálogo con El Grito del Sur cómo hizo para cambiar para siempre la pantalla chica.

El 18 de octubre del 2000 se emitió el primer capítulo de Okupas, una serie que marcó un quiebre en la historia de la televisión argentina. A lo largo de 11 capítulos que se transmitieron por la Televisión Pública, la serie narró la historia de Ricardo (interpretado por Rodrigo de la Serna), un pibe de clase media que decide iniciar el camino a un submundo callejero, junto a Walter (Ariel Staltari), El Chiqui (Franco Tirri) y El Pollo (Diego Alonso Gómez). Este recorrido se inicia a través de la usurpación de una casa, ubicada en la zona de Congreso, que había sido violentamente desalojada por la policía.

En ese momento, la televisión argentina asistía a la época dorada de la productora PolKa (de Adrián Suar), en la que el costumbrismo y la clase media trabajadora eran los protagonistas. Si bien en esa televisión la crisis económica de la época estaba presente (Gasoleros y Campeones son claros ejemplos), Okupas puso por primera vez el foco en los márgenes de la sociedad.

Con el antecedente de Pizza Birra y Faso (película estrenada en 1998 bajo la dirección de Adrián Caetano y Bruno Stagnaro), Okupas supo reflejar ese “lado B” de una manera cruda, realista y arriesgada, convirtiéndose, sin proponérselo, en un retrato de época.

Dirigida por Bruno Stagnaro y producida por Marcelo Tinelli, quien se encontraba en un proceso exploratorio mientras formaba su productora Ideas del Sur, Okupas recogió recursos y parámetros provenientes del mundo del cine.

“Había una intención desde la forma de filmar y del lenguaje visual de que estuviera bastante anclado en un tipo de relato cinematográfico”, recuerda el director Bruno Stagnaro. “Intentamos darle una impronta casi documentalista, con la cámara muy en movimiento, con una cosa frenética y tratando de evitar el plano y contra plano fijo, típico de televisión, más allá de que muchas veces por cuestiones de tiempo lo terminábamos usando”.

Okupas no sólo describió esta singular historia de amistad entre los cuatro jóvenes, sino que desarrolló su propia estética en la que los personajes se fundían con el paisaje urbano.

Este trasfondo urbano y realista que tanto caracterizó a la serie requirió de mucho trabajo de improvisación previo. En ese sentido, la actriz Ana Celentano describe: “Los actores seguíamos el guión pero al mismo tiempo en el set se improvisaba mucho bajo claras indicaciones de Bruno (Stagnaro). Él tenía muy claro qué quería contar y cómo. Él tiraba directivas concretas y uno se movía en base a eso”. A partir de este trabajo surgieron diálogos que trascendieron la serie y se recuerdan hasta el día de hoy. Los actores coinciden en que es habitual que los paren en la calle y les hagan referencia a frases celebres como “el más capito”, “el cigarrillo dado vuelta”, etc.

En esa línea, el actor Diego Alonso señala: “A nosotros nos ponían en la esquina del Teatro San Martín a pedir monedas como ejercicio de entrenamiento. Íbamos en grupos de dos para mezclarnos entre la gente. A veces nos subíamos al tren y nos grababan con una cámara escondida dentro de una caja de alfajores con un agujero. Nuestra forma de trabajar era esa”.

Para Stagnaro, el origen de esta historia radica en su deseo de hacer algo desde “una temática post adolescente, una historia de crecimiento y de jóvenes adultos enfrentando la vida”. En ese sentido, recuerda que fue marcado por películas que abordan esa temática, como Los inútiles, de Federido Fellini, American Graffiti, de George Lucas y Cuenta Conmigo, de Rob Reiner. “Todas tienen un hilo en común en relación a centrarse en una historia de crecimiento y de amistad”, agregó.

Como la historia se enfocaba en la convivencia de estos cuatro personajes en aquella casa, parte del trabajo previo tuvo que ver con la conformación del vínculo entre los actores, algo que claramente trascendió la pantalla.

Alonso señala: “Como nosotros teníamos que hacer de convivientes, nos teníamos que ir conociendo. Entonces nos mandaron a dormir a la casona mientras ellos iban armando todo. La escena de todos nosotros comiendo de la latita de paté fue de verdad. Nos dormíamos vestidos con la misma ropa. Ese tipo de laburo lo hicimos para después salir a la calle y parecer que éramos de ahí, mezclarnos con el paisaje”.

Ana Celentano, una de las pocas actrices de la serie, asegura: “Seguramente todo ese trabajo se reflejó en la pantalla en esa crudeza y realismo que tenía mucho de creativo. Se buscaba lo vivo de la escena y ahí es donde aparece la enorme tensión dramática. Creo que eso pegó mucho en el público, sobre todo en los jóvenes. Renovó mucho el lenguaje televisivo”.

La actriz recuerda que si bien el programa tuvo una fuerte repercusión, no contó con un gran presupuesto. “Cuando llegué el primer día yo buscaba el motorhome para cambiarme y maquillarme, y me miraron y entre risas me dijeron que tenía que cambiarme en una camioneta y que no había maquillaje. Y mi personaje ameritaba que estuviera arreglada”.

La casa, la otra protagonista de la historia

Stagnaro cuenta que el exterior y frente de la casa se filmó sobre la calle Rivarola, muy cerca del Congreso, y que fue elegido desde el comienzo, a sabiendas de que no podía filmarse por dentro. “Inicialmente teníamos ese ámbito y me parecía bueno por el contexto en el que estaba ubicado. Me interesaba mucho algo que sucedía en esa zona, que tenía que ver con el contraste entre esa cosa muy febril durante el día y algo más áspero y desolado a la noche. Eran dos mundos que convivían en un mismo espacio pero con atmosferas muy diversas”, describe el director.

Mientras se intentaba dar con una locación para grabar en el interior de la casa que pudiera convivir con ese exterior, el productor Claudio Sambi le insistió a Stagnaro para ir a ver una casona de fines del siglo 18, ubicada en San Fernando, que estaba totalmente venida abajo. “En un primer momento me pareció una locura irnos hasta allá para hacer el interior de una casa de la zona de Congreso. Pero él (Sambi) me insistió porque decía que había algo en la atmósfera que me podía interesar. Cuando fui y vi el vitró de la casa fue un encantamiento inmediato. Me di cuenta que definitivamente ese tenía que ser el ámbito donde transcurriera la historia. De algún modo, la locación terminó contribuyendo a la estructura de toda la historia”.

¡Queremos ver Okupas! (en buena calidad)

En la actualidad la serie puede verse en YouTube, pero con mala calidad de imagen. Esto llevó a que los fans de la serie (a través de distintas redes sociales) se unieran en un pedido directo a Marcelo Tinelli para que suba la serie en mejor calidad.

“La gran complicación fue siempre el tema de la música, pero ahora hay una posibilidad bastante concreta de subirla. Estamos trabajando con Santiago Motorizado para tratar de dejar el 70% de la música nacional y reemplazar la que se pueda. Después de muchísimo tiempo hay una gran chance de que en tres o cuatro meses se resuelva. Hay un interés por parte de Netflix”, concluyó Stagnaro.

 

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