“Yabrán ataca de nuevo”. La tapa de la revista Noticias del 3 de marzo de 1996 había sido ilustrada con la foto de uno de los empresarios más importantes del país, por entonces enfrentado con el gobierno de Carlos Menem y cuyo rostro era prácticamente desconocido para el gran público. Su autor, José Luis Cabezas, lo había retratado caminando por las playas de Pinamar junto a su mujer, María Cristina Pérez, en una suerte de hallazgo periodístico que terminaría por costarle la vida. Casi un año después, el 25 de enero de 1997, el cuerpo del fotógrafo fue encontrado en General Madariaga, entre los restos de un coche calcinado. La justicia determinó que Cabezas fue secuestrado, torturado y asesinado de dos balazos por una banda conformada por agentes de la Policía Bonaerense. Hoy, 25 años después, todos los autores materiales gozan de impunidad; la misma que Alfredo Yabrán, el autor intelectual que se ufanaba de que “ni la SIDE” tenía por entonces una foto suya, se llevó a su propia tumba cuando decidió suicidarse un 20 de mayo de 1998, mientras el cerco de la investigación se cerraba sin remedio sobre él.
«No hay democracia sin justicia. No hay justicia sin verdad y no hay verdad sin memoria», dijeron esta mañana desde la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (Argra), en un sentido homenaje al colega asesinado. «El crimen de José Luis fue un Nunca Más para nosotros, fijó un límite. Este homenaje de hoy tiene que ver con la lucha colectiva y con nuestro reclamo: decir ‘Nunca Más’ a un periodista asesinado, no vamos a permitir que nadie lastime a nuestras compañeros y compañeras», dijo la fotoperiodista de la agencia Télam y la primera mujer en presidir Argra, Eva Cabrera.
Luego de exigir justicia por los autores materiales, ninguno de los cuales cumple condena en prisión efectiva, Cabrera destacó que «gracias a la lucha que desde el primer día se encaró desde Argra y el apoyo explicito de la sociedad, la investigación judicial pudo avanzar y averiguar el modo en que actuaron los responsables (materiales) e intelectuales del crimen». «Las y los reporteros gráficos nos movilizamos inmediatamente para presionar y romper el muro de ocultamiento corporativo mediático policial», agregó.
Argra también homenajeó a Cabezas en varias ciudades del interior del país como Villa Mercedes, Rosario, Villa María, Tucumán, y tantos otros.
En Pinamar, en tanto, la familia y amigos del fotógrafo asesinado realizaron su propio homenaje y se sumaron al reclamo de justicia. Fue junto al “monolito de Cabezas”, situado frente a la terminal de ómnibus. “Hay que terminar con a la impunidad”, dijo su hermana, Gladys Cabezas. Luego plantaron un árbol, como se acostumbra hacer todos los años.
«Si continúa la impunidad estamos todos en peligro, debemos decir basta”, denunció Gladys respecto de la situación del autor material del asesinato, Gustavo Prellezo, quien 25 años después goza de plena libertad y ejerce como abogado. “Basta de hacer con nosotros lo que quieran», pidió.»Esa es la lucha más allá del crimen de mi hermano. Empecemos a luchar por algo que haya valido la pena, más allá de la muerte de Cabezas», agregó.
“Cuando uno ve que están todos libres se da cuenta que es un sistema que funciona mal. En toda la causa judicial intervinieron 22 jueces y solo dos fallaron en favor de la reducción de las condenas, los otros 20 estuvieron de acuerdo con la perpetua. Y aún así, por esos dos, están libres los asesinos. No es el problema de un juez o dos, es el problema del sistema, que ha llevado a que hoy esté impune el crimen”, consideró por su parte Gabriel Michi, el cronista que acompañó a Cabezas en la cobertura por la costa a fines de los ’90 y que participó del homenaje.
Otros colegas también recordaron a Cabezas en sus redes sociales durante todo el día. “La foto que fue tapa de la revista Noticias el 3 de marzo de 1996 se convirtió en el principio del final para José Luis Cabezas. La imagen del empresario Alfredo Yabrán, caminando junto a su esposa en las playas de Pinamar, significó la sentencia de muerte para el fotógrafo. Aquel retrato, símbolo del poder de los años ’90, marcó al periodismo argentino y también a la familia Cabezas. Su homicidio se convirtió en el mayor emblema de la lucha de la prensa argentina en pos de la libertad de expresión. A 25 años de su asesinato no nos olvidamos de José Luis Cabezas”, posteó el fotógrafo Bernardino Ávila.
