Todo está guardado en la Memoria

🎞️ La nueva película de Pedro Almodóvar se mete con las víctimas del franquismo y la falta de Memoria, Verdad y Justicia en España.

Las madres son una de las figuras predilectas de Pedro Almodóvar y esta vez vuelven a ser protagonistas en Madres Paralelas, aunque ya no se trata solo de la relación madre-hijx, sino de una búsqueda de la identidad que va más allá y se une con la historia: la Guerra Civil y la dictadura franquista. Desde los primeros minutos de la película, Janis (Penélope Cruz) cuenta su búsqueda: quiere abrir una fosa común que hay en su pueblo donde están los cuerpos de diez víctimas del franquismo, entre ellas su abuelo. “Todo el pueblo lo sabe”, dice.

Es en medio de esa búsqueda -que lleva años- que Janis conoce a Ana (Melina Smit), una adolescente embarazada. Ambas dan a luz el mismo día y en la clínica les intercambian sus respectivas bebés. Cuando Janis le cuenta a Ana sobre su abuelo y cómo hicieron una colecta particular para llevar adelante la exhumación de la fosa, la joven repite lo que escuchó de su padre, que “hay que mirar al futuro” porque eso “solo sirve para abrir viejas heridas”. Pero Janis responde que “hay 100 mil desaparecidos enterrados en cunetas”, cuestiona el silencio, la complicidad. “A ver si te enteras en qué país vives”, retruca.

“Cuando yo llegué acá en 2002 con mi novio español que tenía su abuelo desaparecido a mí me sorprendió cómo nadie decía nada, cómo no preguntan, y él me decía que en su casa de eso no se hablaba, que cuando se sacaba el tema se armaban peleas entre la familia -cuenta a El Grito del Sur Julieta Olaso, antropóloga argentina que vive en Barcelona y que participó en exhumaciones-. Socialmente no se hablaba, te insultaban con ‘la batallita del abuelo’, te decían no revuelvas la mierda, hay que mirar el futuro. Todas esas frases paralizantes”.

La Guerra Civil española se desarrolló entre 1936 y 1939 y consolidó el gobierno dictatorial de Francisco Franco que duró hasta su muerte en 1975, cuando el rey Juan Carlos I -a quien Franco había nombrado como su sucesor- abrió el proceso democrático. Sin embargo, a diferencia de lo sucedido en Argentina, el retorno de la democracia no estuvo de la mano de la Verdad ni la Justicia.

“Desde la antropología política de la memoria se señala que hubo un pacto (los acuerdos políticos se plasmaron en los Pactos de la Moncloa) en donde les dieron a los franquistas el perdón en la transición a cambio de que soltaran a los presos políticos de la dictadura, que eran un puñado de apenas más de diez personas. Intercambiaron la amnistía por eso. Ese pacto fue muy pesado”, señala Olaso.

Fueron los familiares quienes de a poco y por su cuenta, formando agrupaciones o actuando en forma colectiva -como muestra Almodóvar- que lograron que abrieran la primera fosa común el 21 de octubre del 2000 en Priaranza del Bierzo donde estaban los restos de trece personas. Entre ellas, los de Emilio Silva Faba, abuelo de Emilio Silva Barrera, titular de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica.

“La impunidad es tan fuerte, tan pesada, socialmente aceptada, que cuando empezaron a abrir las fosas el Gobierno no quería que fueran los periodistas. Te dejaban hacer, pero calladito”, recuerda Olaso.

Exhumación en Loma Montija. Foto: Óscar Rodriguez. Gentileza Julieta Olaso.

Otro problema es la identificación, ya que en un principio el Estado no se hacía cargo del costo de los ADN y, ante la falta de reclamo de algunos familiares y tampoco abundan las muestras para cotejar. Asimismo, todo depende de la voluntad de los Gobiernos regionales y de las asociaciones de familiares. “El abuelo de mi marido no estaba en una fosa, estaba en un cementerio clandestino. Apareció un papel donde estaban los nombres de todos los que habían enterrado ahí y es así como supimos. En casos así se analizan los restos y si nada contradice que podía ser él (por la edad, el sexo, los objetos que tenía al momento de desaparecer), lo dan como positivo”, explica la antropóloga.

Y ese mismo trabajo muestra Almodóvar: las entrevistas con familiares que intentan recordar, que cuentan lo que les dijo otro pariente que ya no está, que dicen que su papá agarró un sonajero de bebé cuando se lo llevaron los falangistas, que otro tenía un ojo de vidrio, que llevaba puesta la alianza de bodas o que no tuvo tiempo de ponerse los zapatos.

En Madres Paralelas también se hace referencia a la ley de Memoria Histórica, que se sancionó en 2007 durante el gobierno del socialista José Luis Rodríguez Zapatero y que si bien aborda la reparación a las víctimas del franquismo, no se mete con las fosas comunes.

Exhumación en Loma Montija. Foto: Óscar Rodriguez. Gentileza Julieta Olaso.

La ley fue luego desfinanciada por el expresidente Mariano Rajoy y el año pasado Pedro Sánchez envió al Congreso un anteproyecto de ley de Memoria Democrática que prevé, entre otras cosas, la incorporación de la enseñanza de la represión franquista en las escuelas y la creación de un banco de ADN para identificar a los fusilados que sean recuperados de fosas comunes y cunetas.

“Hoy la sociedad está mirando y tomando conciencia por lo que se puede hablar de este tema, pero la desigualdad creció tanto que, al mismo tiempo, hay un ascenso del fascismo -afirma Olaso-. El franquismo se encargó de educar en el valor a la Patria, el machismo y la religión a la generación de los hijos de la guerra. Pero los hijos de estas personas fueron educados en democracia, en el destape, entonces ahí hubo un quiebre. Algunos de los familiares de las víctimas son quienes pusieron en jaque al sistema y empezaron a criticar al franquismo y a la transición”.

Esto se ve en el personaje de Janis, la nieta que busca, pero Olaso también lo documentó en un corto, Al pie de la fosa, donde recoge testimonios de tres mujeres que buscan a sus familiares.

Pero ahora es Almodóvar -quizás el cineasta más famoso de España- de la mano de Netflix quien pone el ojo sobre las fosas, esos lugares que se sabe dónde están gracias a un fusilado que vive, a que alguien escuchó disparos, a que un miliciano franquista se ufanó en un bar de lo que había hecho, a que alguien tomó nota con lujo de detalles.

“Esto da la vuelta al mundo, es Almodóvar -dice Olaso-. La película puede remover conciencias y mostrarle al mundo lo que pasa acá”.

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Ludmila Ferrer

Periodista y Licenciada en Comunicación Social (UBA). Escribe también en Página/12 y sigue más podcasts de los que puede escuchar.