El domingo pasado, el seleccionado femenino de fútbol para ciegas obtuvo el primer Mundial de la Federación Internacional de Deportes para Ciegos (IBSA) ganándole 2-1 a Japón en la final. De la mano de la cordobesa Yohana Aguilar, que además fue la goleadora y figura del equipo argentino, dio vuelta el partido y Las Murciélagas festejaron en Birmingham.
Florencia Massenzana, además de ser campeona mundial, es psicóloga y forma parte del equipo de “Las pirañas” de Avellaneda. Juega como volante central defensiva y empezó a practicar fútbol en 2018, aunque su pasión arrancó antes: “Yo tengo un resto de visión pero muy poca. Cuando era chica tenía un poco más y la verdad que siempre me gustó el fútbol, siempre fui muy kamikaze en ese sentido y jugaba de forma convencional con un compañero, con algún amigo que me ayudaba a correr y a encontrar la pelota”, relata.
Sin embargo, siente que su lugar fue cuando encontró la rama femenina del fútbol ciego en 2018 y le encantó. “Era no depender de nadie más que de mí, para poder encontrar y hacer mi juego con la pelota, desde abril de 2018 que estoy en esta pasión hermosa. En noviembre de 2019, me convocaron en esa primera concentración con la selección nacional y a partir de ahí, por suerte, fui convocada siempre”.
Florencia explicó que a partir de 2019, además de la idea de un seleccionado de mujeres, la competencia comenzó a tomar forma. En ese año ni siquiera estaban claras las reglas de visión, que para los varones -por ejemplo- para poder participar en un equipo la exigencia es la de visión B1, que significa que puede existir percepción o no de luces o bultos pero que no debe posibilitar reconocer la forma de una mano u otro objeto.
La jugadora cuenta que en el caso de las mujeres, “como somos muchas menos se amplió ese requisito y podemos ser tanto de B1, B2 o B3 teniendo en cuenta que a la hora de jugar estamos todas en igualdad de condiciones porque usamos las gafas y el parchado dejándonos a todas siendo B1, no viendo absolutamente nada”.
Además de las reglas de visión estrictas, se usan pelotas con sonido dentro de la cancha para que las jugadoras puedan rastrear su ubicación. Otra de las características reglamentarias que se puede observar en los partidos es que cada equipo cuenta con una guía o llamadora, que se sitúa detrás del arco contrario y orienta a las jugadoras con su voz. Por otro lado, un dato no menor es que la arquera es la única que puede ver y que debe permanecer dentro de su área durante todo el partido.
La convocatoria
Luego de la suspensión del Mundial en 2020 por la pandemia de COVID-19, el 2023 significaba la posibilidad real de jugar el certamen. Ahí es cuando Florencia sintió que tenía que estar representando al país: “fue trabajar y mentalizarme un poco en eso, no en qué podría pasar. Tenía que seguir adelante para cumplir ese sueño y quería dar constantemente mi 150% para estar segura de que, en el caso que no quedara [en la lista final], no me había guardado nada. Por suerte todo ese trabajo dio sus frutos y el día que dieron la lista fue una emoción muy grande para mí, porque realmente fue saber que habían reconocido mi esfuerzo, mi trabajo para estar ahí”.
¿Qué se siente ser convocada a un Mundial? La jugadora cuenta que pasó por diversas instancias porque el cuerpo técnico iba reduciendo más la lista a medida que transcurrían las concentraciones: “La lista se iba reduciendo cada vez más y yo veía que seguía estando. Y era un poco decir: ‘estoy yendo por buen camino, es por acá’. Era intentar que no me dominen las emociones”.
El Mundial
Porque no todo son sensaciones, también dialogamos sobre táctica deportiva y el juego: «El partido que me pareció más difícil, porque implicaba más juego, fue la final contra Japón. No era lo que el resto de las selecciones habían planteado, un esquema más defensivo que ofensivo, en el caso de Japón se notaba que querían ser más ofensivas, iban más buscando el resultado y es entendible porque era la final. Tenían una defensa bastante sólida atrás y al mismo tiempo salían a atacar».
«Me sentí más cómoda en el primer partido contra Alemania porque pude desplegar un poquito más mi juego siendo cinco, que es la posición que realmente me gusta a mí jugar y repartir un poco el juego. En el resto de los partidos me han puesto como dos [una posición más defensiva] por las particularidades de las distintas selecciones y porque el cuerpo técnico consideraba que iba a poder obstaculizar los juegos del resto de las selecciones”.
El sueño de toda piba que juega a la pelota es levantar la Copa del Mundo. ¿Cómo fue ganar el primer mundial femenino de IBSA para Florencia? “No estoy segura de haber terminado de dimensionar y de caer en lo que significa haber ganado este primer Mundial. Es histórico, somos pioneras en todo sentido. Argentina en general es pionera en el fútbol femenino y bueno, ahora también estamos siendo pioneras en cuanto a haber ganado este primer Mundial, cuando ni siquiera éramos una selección favorita. Se sabía que eran mucho más fuertes Japón y Alemania. Fue un verdadero batacazo y haber quedado en el primer lugar y saber que en la historia de los Mundiales, de los torneos internacionales que se realicen de acá en más en esta disciplina, saber que fuimos nosotras quienes obtuvimos este primer título, la verdad que es totalmente increíble”.
Porque los objetivos no se terminan con este Mundial, la futbolista va por más: “Creo que va a servir para fomentar que en todos los países, tanto los que participaron como los que no pudieron participar, se siga trabajando y mejorando en esta disciplina para hacerlo cada vez más grande, más inclusivo”.
La Selección Argentina de fútbol para ciegas “Las Murciélagas” fue el mejor equipo de un campeonato en el que participaron Japón, Suecia, Marruecos, Inglaterra, India, Austria y Alemania. “Sé y confío que eso va a impulsar a que muchas más chicas no videntes por un lado y arqueras convencionales tengan ganas de formar parte de esto”, cierra Florencia.
