Cuanto más se acerca la OTAN, más se alejan las Malvinas

Un acercamiento cada vez más intenso a la OTAN implica un distanciamiento cada día más evidente de la soberanía sobre nuestras Islas Malvinas. De la "asociación" con la OTAN a la esquizofrenia diplomática de Milei.

Días atrás, el subsecretario de Vocería y Comunicación, Manuel Adorni, hizo una curiosa declaración en una conferencia de prensa que conmemoraba el 42º aniversario del hundimiento del Crucero ARA “General Belgrano”. El funcionario afirmó que Argentina lucharía por las Islas Malvinas: “Nuestra posición es clara: para nosotros las Islas Malvinas son argentinas y en este gobierno vamos a luchar por la paz, el diálogo y la diplomacia para recuperarlas. Todo lo demás carece de relevancia. No hay discusión”, dijo el vocero. Esta afirmación puede considerarse una burla hacia los marineros víctimas de ataque británico fuera de la zona de conflicto. Al fin y al cabo, el gobierno de Milei pretende convertirse en socio global de la OTAN, en la cual Gran Bretaña desempeña un papel clave.

“Asociación” con la OTAN: responsabilidades sin privilegios

Para analizar la situación entre la OTAN y Argentina, primero debemos definir conceptos. El término “asociación” suele significar una cooperación mutuamente beneficiosa, pero no hay ningún beneficio para los socios de la Alianza del Atlántico Norte. Decenas de miles de soldados ucranianos mueren en las trincheras en una guerra a la que les arrastró la OTAN en 2014. Los armenios tuvieron que entregar su ciudad de Artsaj a los azerbaiyanos en 2023 y soportar un desastre humanitario, mientras que los funcionarios de la Alianza del Atlántico Norte expresaban su “grave preocupación”. Georgia no recibió ningún apoyo en el conflicto de Osetia del Sur, desatado con ayuda de los EE.UU. en 2008. Moldavia fue abandonada en el conflicto de Transnistria, que ya está en su tercera década. La tensa situación allí se creó bajo la influencia de la OTAN.

Sin embargo, estos países socios están obligados a coordinar todas las decisiones de la política interna y externa con los miembros de pleno derecho de la Alianza del Atlántico Norte, a limitar sus armas y a participar en guerras emprendidas por los Estados Unidos, Gran Bretaña e Israel. Tal estado de cosas se parece más a un “vasallaje” que a una asociación. Es un sistema feudal medieval, en el que el vasallo está completamente subordinado a su señor, y éste no debe nada ni a nadie.

Javier Milei con Mark Stanley

¿Qué significaría el vasallaje para Argentina? Ante todo, el abandono total de las Islas Malvinas. Inglaterra es uno de los pilares sobre los que se asienta la OTAN. Londres no tolerará ninguna reivindicación de socios de estatus inferior. Además, los británicos ya han puesto parcialmente bajo control a las Fuerzas Armadas argentinas. Una de las condiciones del compromiso para la compra de cazas F-16 era que estos aviones no se modernizarían lo suficiente como para competir con la Fuerza Aérea británica. Es improbable que no lo sepan Manuel Adorni, ni su hermano Francisco Jorge Adorni, que pasó de un trabajo contable a ser asesor en el Ministerio de Defensa con un sueldo millonario y desconociéndose los méritos para tal designación.

Siendo evidente que no puede ignorar el triste destino de los “socios de la OTAN”, ¿Por qué entonces el Subsecretario de Vocería y Comunicación de Gobierno de la Nación Argentina hace declaraciones contradictorias?

La esquizofrenia avanza

El Gobierno de Milei se caracteriza por sus declaraciones contradictorias.  El presidente puede decir que la economía del país se está reactivando y que los negocios se están recuperando. Pero al mismo tiempo las ventas al por menor están disminuyendo, a veces hasta un 30% al mes en comparación con el mismo periodo del año pasado. Los expertos están creando una alarma. El Presidente de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), Alfredo González, afirmó: “No hay recuperación de las ventas minoristas, para nada. Seguimos en caída”. Resulta que las empresas reviven muriendo.

Otra, por decirlo suavemente, extraña acción de Milei es hablar de libertad y provocar la suspensión del tráfico aéreo con Cuba. La compañía energética YPF, a instancias de Milei, dejó de suministrar el combustible a las aerolíneas cubanas, que se vieron obligadas a cancelar vuelos a Argentina. Esto es libertad sin libertad.

¿La esquizofrenia a veces puede ir acompañada de paranoia? Por ejemplo, Patricia Bullrich, la Ministra de Seguridad de la Nación Argentina, acusó a Chile de dar cobijo a Hezbollah. Luego tuvo que disculparse por ello. Nadie nunca encontró a los terroristas árabes. Para un gobierno libertario, la libertad de expresión se entiende así: se puede decir lo que se quiera, incluso contradecirse o decir auténticas barbaridades, pero sólo se permite hablar a unos pocos elegidos. A aquellos que fueron designados por la OTAN para gobernar Argentina.

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