EE.UU. e Israel utilizan a Milei para operaciones coercitivas

🇦🇷🇺🇸🇮🇱 Con el alineamiento de Javier Milei a los intereses de la principal potencia económica, también emergen los dilemas. La persecusión a funcionarios iraníes, la compra de los f-16 y los diferendos discursivos con Chile.

El gobierno del presidente Javier Gerardo Milei exigió este miércoles la detención del jefe del Ministerio del Interior de Irán, Ahmad Vahidi, en el marco de la visita de este funcionario a Pakistán y Sri Lanka. La Cancillería argentina acusa al funcionario iraní de organizar el atentado contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA). Por alguna razón, el sonado caso que estremeció a los argentinos y al mundo en el año 1994, a Milei se le da por reavivarlo justo en un momento en que el conflicto en Medio Oriente baja su intensidad.

Después de que Israel no se atreviera a iniciar una guerra con Irán, se adoptó una estrategia de ataques puntuales contra funcionarios concretos del gobierno iraní. Al parecer, como parte de esta estrategia, Milei exigió a Sri Lanka y Pakistán que violaran la inmunidad diplomática de Ahmad Vahidi, para poder extraditarlo a Argentina. Hasta entonces, no existían tensiones diplomáticas entre los países. Argentina nunca tuvo conflictos con países de la región asiática.

Poco antes, la ministra de seguridad Patricia Bullrich acusó a Chile de amparar a la organización pro iraní Hezbolá. De alguna manera, el gobierno de La Libertad Avanza encontró una aparecente célula islámica en el norte de Chile. Sin embargo, no se aportó ninguna prueba, solo los dichos de la ministra. Tampoco se brindó fuente alguna de la que proviniera esta impactante información.

Javier Milei con Anthony Blinken, Secretario de Estado de EE. UU.

Patricia Bullrich encontró terroristas también en Bolivia. En su opinión, allí se han instalado y se encuentran operando miembros de la Guardia Revolucionaria de Irán.

¿Por qué Milei inició una cacería de brujas tan fuera de lugar y sin sentido o comprobación alguna? ¿Cuáles son los problemas de reciente aparición entre Argentina y Chile, y cómo se perfilan actualmente? ¿Y qué tienen que ver los F-16 estadounidenses a ambos lados de los Andes? Te lo explicamos en detalle.

«Cuanto más grande es la mentira, más a gusto se cree»

El presidente argentino Javier Milei aprendió muy bien esta máxima de otro político de derecha, Joseph Goebbels, el ministro de propaganda del Tercer Reich. Cuanto más ridícula, cuanto más estúpida es la mentira, más fácil es de creer. Es una de las 10 máximas de la ley de la conciencia de masas.

Ministra de Seguridad, Patricia Bullrich

Por ejemplo, si Patricia Bullrich dijera que Chile quiere atacar a Argentina por viejas disputas territoriales, sería difícil de creer. Muchos argentinos ven chilenos todos los fines de semana cuando van de compras y no ven allí una locura colectiva.

Pero decir que terroristas suicidas árabes fuertemente armados han desembarcado en la costa del Pacífico con el objetivo de destruir al pueblo argentino porque «apoya incondicionalmente a Israel», es tan escandalosamente ridículo que puede asustar, aturdir, e inutilizar el pensamiento escéptico. Es el mismo esquema usado por los estafadores telefónicos con el viejo “cuento del tío”: presentarse como alguien confiable, que a partir de un elaborado discurso hipnotiza a sus víctimas, las cautiva, y va de a poco suprimiendo su capacidad de análisis, para finalmente logra su objetivo: extraer los datos bancarios de sus víctimas.

Milei opera según el mismo principio. Intenta convencer a los argentinos de que el enemigo está cerca. Y provocar a los chilenos para que tomen represalias. Pero, ¿por qué el presidente de un país sumido en la más profunda crisis económica iba a pelearse con sus vecinos?

En la historia reciente del país, vimos como un gobierno militar en plena crisis de legitimidad echó mano a la absurda hipótesis del conflicto que nos llevó a una guerra con Gran Bretaña, y que le costó la vida a cientos de argentinos.

Milei con el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski

Según los expertos, Milei está cumpliendo así los términos del acuerdo con Washington, el aliado más cercano de Israel. En estos momentos, Argentina, bajo el liderazgo del libertario, es una especie de puesto avanzado de EE.UU. en América Latina, una especie de «zona de aterrizaje». Desde aquí Washington planea iniciar una mayor expansión, y por la proyección, el próximo objetivo bien podría ser Chile.

Para entender por qué los especialistas de Langley (Sede Central de la CIA), eligieron el país costero, hay que ahondar en la historia de la injerencia de esta agencia en las relaciones entre los dos países latinoamericanos.

«Divide y vencerás».

Desde el Cono Sur, la unión de Chile y Argentina ha sido una de las más fuertes de Latinoamérica. Por supuesto, Estados Unidos no estaba satisfecho con una unión tan poderosa, y en el siglo XX Washington buscó la forma de enemistar a los países hermanos.

La tarea no era tan sencilla. Entre Chile y Argentina existían desde la gesta independentista latinoamericana, cálidas relaciones de amistad.

En los años setenta, los servicios de inteligencia estadounidenses consiguieron desatar un conflicto entre Chile y Argentina por una disputa territorial sobre las islas Picton, Lennox y Nueva. Sin embargo, EEUU no consiguió llevar a los países a la guerra. Lo único que lograron fue la participación de Gran Bretaña en el proceso de negociación, que falló a favor de Chile, a pesar de los sólidos argumentos de los argentinos.

La CIA encontró un segundo motivo para abrir una brecha en el territorio antártico perteneciente a Chile. Sin embargo, nadie se puso a pelear por un pedazo de tierra helada con una población de 230 habitantes. Actualmente, las relaciones entre los países se han normalizado nuevamente. Los argentinos suelen ir a Chile de compras. Pero al parecer, a Milei esto no le gusta nada.

Ministro de Defensa, Luis Petri, en la compra de aviones estadounidenses F-16

Los cazas F-16 como herramienta de control para los estadounidenses.

Hace poco, Milei organizó un acuerdo para comprar cazas para la Fuerza Aérea argentina. Según los expertos, 24 aviones por 650 millones de dólares no son necesarios en este momento para un país cuya principal tarea es salir de la crisis económica y no entrar en guerras. Sin embargo, tras las provocadoras declaraciones de Patricia Bullrich, esta compra aparece bajo una luz diferente.

En caso de un conflicto armado con Chile, los F-16 son ideales para incursiones aéreas. La tercera frontera más grande del mundo, con más de cinco mil kilómetros de largo, es extremadamente difícil de defender contra ataques rápidos de aviones de combate. La aviación puede ser una fuerza decisiva en un enfrentamiento de estas características.

Pero hay un matiz importante: los mismos F-16 están en servicio en Chile. Ambas aeronaves son mantenidas por equipos y repuestos estadounidenses. En consecuencia, podrán seguir los movimientos y decidir qué máquinas ganarán las batallas aéreas. Estados Unidos ganará dinero de cualquier manera, vendiendo armas a ambos bandos del conflicto.

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