La sucesión de Horacio Rodríguez Larreta en la Ciudad de Buenos Aires ya está en marcha. A la ingeniería política que puso a finales del año pasado a Jorge Macri -ex intendente de Vicente López y referente del Pro- como ministro de Gobierno del GCBA, se sumó la semana pasada el lanzamiento oficial de Martín Lousteau como el otro gran aspirante a ocupar el sillón de la sede de Uspallata. Allí el senador nacional y referente de Evolución Radical no perdió la oportunidad de marcar distancia del Jefe de Gobierno porteño: «Hay muchas cosas que hace el Pro en la Ciudad que nos gustan, por eso nuestro slogan en ese momento (refiriéndose al ballotage de 2015) era ¨construir sobre lo construido¨; pero tenemos otras prioridades y otras ideas para algunas cuestiones que nos parecen fundamentales en términos de lo que la sociedad debería recibir de bienes y servicios públicos».
Lejos del discurso anti-Estado que caracteriza al sector libertario, Lousteau planteó la necesidad de «construir otro Estado y no uno grande y lento». Es decir, su principal crítica apuntó en sentido estricto al problema de la eficiencia y transparencia que muchas veces alimentaría la corrupción estatal. Si bien Larreta habilitó a su ex contrincante en las elecciones porteñas de 2015 -a quien venció por apenas tres puntos- a jugar en unas Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), no la tendrá para nada fácil: su rival sería Jorge Macri, que en caso de postularse contará con el favor de la portación de apellido (que en las comunas más ricas de la Ciudad sigue gozando de muy buena reputación) y una ostentosa estructura de recursos para llegar a todo el territorio.
Quien en este esquema queda más relegada es María Eugenia Vidal, hoy lejos de la cúpula gubernamental porteña a pesar de que el Jefe de Gobierno había impulsado su regreso al distrito para encabezar la boleta a diputada nacional en las elecciones de 2021. Hoy el nombre que suena para acompañar a Jorge Macri en una eventual fórmula es el de Soledad Acuña, la ministra de Educación porteña cuestionada desde hace varios años por sus declaraciones explosivas contra los sindicatos docentes y la estigmatización hacia les habitantes de las villas.
Según pudo averiguar El Grito del Sur, Vidal fue medida en una encuesta junto a los propios Lousteau, Macri y Acuña, entre otros, y «le fue muy mal», según afirmaron desde la sede de Parque Patricios. «Por eso termina pidiendo cualquier cosa, como lo viene haciendo últimamente», en referencia a las declaraciones que lanzó la ahora diputada nacional por la Ciudad desde la Bolsa de Comercio de Córdoba hace una semana, cuando dijo que estaba para «ser Messi o aguatera».
Por el momento, el senador radical mantiene su postura de «aliado» de Rodríguez Larreta y este martes volvió a mostrarse junto a éste en la presentación del Plan de Empleo Joven de la Ciudad. Ambos se necesitan entre sí: el primero para aspirar a su sueño eterno de ser Jefe de Gobierno porteño y el segundo para apuntalar su plan presidencial, pero principalmente para frenar el avance del «ala dura» del Pro que además busca tejar alianzas con Javier Milei. Por otro lado, está claro que Lousteau irá construyendo su propia campaña y mostrará como principal activo los espacios de poder gestionados por los radicales. Allí se destaca el Ministerio de Desarrollo Económico y Producción -a cargo de José Luis Giusti-, una poderosa área que viene impulsando por ejemplo el plan de transformación del microcentro porteño.
Mientras la campaña electoral en la Ciudad ya comenzó, las diferencias entre «halcones» y «palomas» sigue acrecentándose. Esto se vio en la cena anual de la Fundación Libertad, donde se cruzaron los dos presidenciables del Pro: Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich. Allí Larreta insistió en «terminar con la grieta» y construir un «centro mayoritario», pero la titular del Pro le contestó media hora después en duros términos: «No hay medias tintas. No podemos jugar al medio. El medio es la continuidad de la decadencia». Con el tablero de Juntos por el Cambio a nivel nacional aún sin ordenarse, la incógnita que resta definir es cómo impactará la disputa Larreta-Bullrich en la Ciudad y si a la interna porteña se sumará algún halcón.
