Lacunza tiene tres nombres pero sólo utiliza el tercero: se llama Jorge Roberto Hernán y es el flamante Ministro de Hacienda designado por Mauricio Macri para enfrentar la peor crisis financiera de los recientes años y comandar la economía en los últimos tres meses y medio de su primera -y probablemente última- gestión presidencial.
Lacunza acompañó a María Eugenia Vidal en el Ministerio de Economía de la provincia de Buenos Aires desde su asunción como gobernadora. Con 50 años de edad, Lacunza llega para reemplazar a Nicolás Dujovne tras su despedida en voz baja y con la cabeza gacha, motivada por el pésimo resultado electoral y la mala gestión económica. Dujovne abandonó el puesto por la puerta de atrás con una carta de renuncia dirigida a Mauricio Macri, donde explicaba que el Gobierno necesitaba una renovación en el área económica y finalizaba sentenciando: «Di todo de mi».
Economista de la Universidad de Buenos Aires y con un posgrado en la Di Tella, Hernán Lacunza trabajó en el ámbito privado junto al ex presidente del Banco Central, Martín Redrado, en su consultora «Fundación Capital». A la función pública llegó de la mano del Centro de Economía Internacional del Ministerio de Relaciones Exteriores, donde ofició como director entre 2002 y 2005. Luego, y hasta el año 2010, ofició de gerente general en el Banco Nación, donde llegó a partir de su vínculo con Redrado. Luego se apartó de la función pública para dirigir la consultora Empiria, pero en 2013 retornó luego de ser convocado por Mauricio Macri para acompañarlo al frente del Banco Ciudad, que presidía por entonces el actual ministro del Interior, Rogelio Frigerio.
Hombre de confianza de la cúpula PRO y de buen vínculo con Guido Sandleris, actual presidente del Banco Central, Lacunza se enteró de su nombramiento mientras vacacionaba en Villa La Angostura. En su paso por el Ministerio de Economía de la Provincia, se jactó de haber alcanzado el superávit primario a costa del despido de empleados públicos, la finalización de contratos y los retiros voluntarios, la licuación de gastos por la inflación y la reducción de la inversión estatal. Recientemente declaró que, como Ministro de Economía, desearía tener una tasa del 5%, algo que parece lejano frente a un gobierno que ha aumentado los intereses hasta alcanzar la irrisoria suma de 70%.
Luego de su nombramiento, el hermano del flamante ministro, el periodista Sebastián Lacunza, se diferenció de la gestión actual y dijo que se considera «muy crítico de las políticas de este gobierno». ¿Si los hermanos se pelean los devoran los de afuera? No sabemos en qué terminará el affaire económico de Macri con Lacunza, pero una certeza es que, desde afuera, siguen pendientes de devorar lo poco que queda de reservas en el país. Y Lacunza (a priori) no parecería ser el más capacitado para defenderlas.
