Cuatro de cada diez pibes y pibas menores de edad que acuden a comedores populares están malnutridos, según indica un estudio realizado por el Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (ISEPCi), que forma parte del Observatorio “Argentina contra el Hambre”. El relevamiento, que se elaboró entre diciembre de 2020 y febrero de 2021 en 1066 ollas populares y merenderos de todo el país, con foco en el Conurbano, la Ciudad de Buenos Aires y los principales centros urbanos del interior, llegó a la conclusión que el 42,1 por ciento de los más de 50 mil niñes y adolescentes que formaron parte del análisis presentan signos de malnutrición: un 39,2 por ciento por exceso de peso y un 2,9 por bajo peso.
Según el informe, el rango etario que se conoce como segunda infancia, de niñes de entre 6 y 10 años, es el más golpeado. La malnutrición trepa en ese sector al 49,1 por ciento de les pibes, lo que representa un crecimiento de 5,3 respecto de la misma encuesta del año pasado. La malnutrición creció también 6,4 puntos respecto del año pasado entre los y las adolescentes de hasta 18 años, por lo que la evolución del problema no trae para nada buenas noticias.
“No se puede analizar la malnutrición en las infancias sin tener en cuenta que la indigencia trepó durante el año pasado más de dos puntos porcentuales según datos oficiales, a caballo de la pandemia. Eso implica que millones de personas profundicen su inseguridad alimentaria, especialmente los más chicos. Nuestro estudio sobre peso y talla confirma esa tendencia y le pone números a esta situación preocupante”, afirmó en diálogo con El Grito del Sur Isaac Rudnik, coordinador del estudio.
Otro de los datos preocupantes que arroja el relevamiento es que el 18,6% de les chiques tiene sobrepeso y el 20,6 % presentó obesidad. Para Rudnik, esos índices están relacionados con la inflación elevada en el precio de los alimentos, que treparon un 5,8 por ciento en marzo según el INDEC. “El sobrepeso y la obesidad en niños y niñas tiene que ver con que las familias adquieren los alimentos más baratos, que llenan la panza, como las harinas o los productos ricos en grasa. Pero no pueden adquirir otros ricos en proteínas y vitaminas, como carnes, lácteos y frutas”, describió Rudnik. “Eso, a la larga, tiene consecuencias. La nutrición deficiente genera problemas en edades donde se conforma la estructura física y emocional de los chicos”, agregó.
Rudnik valoró que, en este contexto, el Estado haya implementado políticas como la Tarjeta Alimentaria, aunque advirtió que el crecimiento de la inflación pone un límite a la ayuda. “Sin la Tarjeta Alimentar y otras políticas, estaríamos en una situación mucho peor. Aunque, de todos modos, si la inflación sigue a este ritmo, lo que entra por una ventana sale por la otra y la pobreza seguirá creciendo”.
El informe también pone la lupa en la situación de la Ciudad de Buenos Aires. En el distrito más rico del país, el indicador de malnutrición trepa al 50 por ciento. “En CABA los niveles son altos desde hace años. Si bien es el distrito con más recursos, tiene grados de desigualdad muy notorios. Los pobres de la Ciudad son mucho más pobres, por decirlo de alguna manera, y ese es el sector donde nosotros relevamos”, aclaró el referente de ISEPCi.
El informe fue presentado este jueves en una conferencia vía Zoom de la que participaron, entre otros, el director del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, Agustín Salvia, y Marcela Rebón, directora general de Información Social Estratégica del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación.
