La credibilidad se construye sobre las propias palabras y actos. Sin embargo, el Gobierno está haciendo todo lo posible para dilapidar esa confianza -entre sus propios votantes y ajenos- a partir de hechos que delatan lo impensado tiempo atrás: «haz lo que yo digo pero no lo que yo hago». Las visitas a la Quinta de Olivos durante la cuarentena más estricta no se limitaron a cuestiones laborales, sino que incluyeron reuniones sociales que rompían el distanciamiento social exigido al resto de la sociedad para frenar el avance de la pandemia.
Así lo reconoció esta mañana Santiago Cafiero, tras conocerse una foto del festejo de cumpleaños de la primera dama, Fabiola Yañez, en la residencia presidencial el 14 de julio del año pasado. «Hubo un evento social que no debió haber ocurrido», admitió el Jefe de Gabinete. El impacto de la noticia tiene fuertes repercusiones políticas y la oposición prepara un pedido de juicio político «por las causales de mal desempeño en la gestión de la pandemia».
La violación de las medidas sanitarias adoptadas por las autoridades competentes reviste mayor gravedad cuando el protagonista es el propio Presidente de la República. Allá por julio de 2020, Alberto Fernández señalaba que «vamos a pedirles a todos que vuelvan a aislarse en sus casas y sólo salgan para buscar provisiones que hacen falta para la vida cotidiana». Sin embargo, la foto de celebración del cumpleaños de Yañez da cuenta que esta exigencia no incluyó al entorno presidencial.
No es la primera vez que el Gobierno queda en «offside» por cuestiones que atañen a la ética política. En febrero de este año, el periodista Horacio Verbitsky reveló que por su amistad con el entonces ministro de Salud Ginés González García -quien luego dio un paso al costado- había sido vacunado por personal del Hospital Posadas. La lista de beneficiados por la «vacunación VIP» incluyó al menos a unas 70 personas inmunizadas con la Sputnik V.
Normas y sociedad transgresora
La transgresión es el comportamiento no ajustado a una norma. Las normas regulan el comportamiento humano principalmente para mantener el orden social. En ese sentido, el psicólogo Juan Martín Neri sostiene que hay que diferenciar los tipos de transgresión y las motivaciones que hay detrás. «No es lo mismo una persona que sale desnuda por las calles que una persona que estuvo encerrada 5 o 6 meses como fue el año pasado, o los casos de niños abusados. Éstas son distintas formas de transgredir una norma. La cuarentena de 2020 llevó a un punto en el que la gente no puede ceder tanto de sí en relación a sus espacios de trabajo o recreativos. En estos ámbitos, la persona también se desenvuelve como sujeto. El año pasado se cedió esto en pos del bienestar común. Dichas actitudes tienen un límite: hay un narcisismo primario que se termina preservando», analiza en diálogo con El Grito del Sur.
Consultado respecto a los efectos de la transgresión de una norma por parte de los liderazgos políticos o sociales, Neri explica que «cuando alguien asume una posición, sea el Presidente o un maestro, tiene una responsabilidad. Uno no puede hacer lo que quiere estando en una determinada posición, hay una ética que está en juego». «La película La Ola nos muestra, por ejemplo, que ciertas particularidades de la enseñanza generan un efecto en los alumnos. Siempre tiene que haber una ética y un proceder para que las cosas no se vayan de las manos», concluye el psicólogo.
