Cien días de soledad

🧐 Otra derrota del ejército de improvisados. El radicalismo porteño votó mejor que el peronismo cordobés. Las paritarias de Milei y el peronismo macrista vuelve. Obreros y estudiantes, la vieja fórmula para desempolvar.

NoDNUevo, decía. El Senado le propinó una dura derrota al elenco de improvisados que nos gobierna. Fueron 42 votos a 25, una diferencia holgada que mostró la capacidad de tejer alianzas de la oposición, el repliegue del oficialismo en su núcleo más duro y la fractura expuesta de la UCR. Los gobernadores patagónicos se opusieron y el radicalismo porteño votó mejor que el peronismo cordobés, que en su enésimo intento por congraciar a su verdugo, prefirió abstenerse. Estocolmo sin soda, porque así pega más.

Milei negoció buenas paritarias: tuvo su aumento del 48% y el secretario de Trabajo Omar Yasín se sumó a los miles de despedidos de la nobel gestión. Llega a la estratégica y devaluada cartera de Trabajo un tal Julio Cordero, abogado de Techint y férreo opositor a la reducción de la jornada laboral. Cordero había sido aportante de la campaña libertaria y ahora será el encargado de mediar en paritarias y terciar en conflictos laborales. La ley de oferta y demanda, el mercado que todo lo recompensa y Cordero ya tiene su piel de lobo.

Será revolucionario o no será. El 22 de marzo habrá Congreso del PJ en Ferro. ¿Qué peronismo para enfrentar a Milei? Uno con votos, con territorio y gestión, con programa nacional y mirada federal. La falacia de la unidad ya nos la contaron varias veces los que adolescen de conducción pero les sobra capacidad de daño. Pichetto, Moreno, Llaryora y hasta Randazzo quieren volver ahora al instrumento político del campo popular. Si es con todos, tienen que ser conducidos por el sector más pujante, el menos entreguista, el que no quiso ser vicepresidente de Macri, el que no votó en blanco con Milei enfrente, el que no cogobierna con el PRO y el que no le armó una interna a Cristina. Quedan pocos nombres. Líderes se buscan.

Liquido todo. Este 16 de marzo concluyen los cien días para enamorarse. Sin Ómnibus y con un DNU lastimado, Milei continúa incólume en su plan inicial: destruir el Estado desde adentro, desfinanciarlo a base de motosierra y liquidar salarios con la licuadora. El déficit fiscal como mantra bíblico del gobierno mesiánico. Inflación y pobreza mientras Caputo estrena prendedor con la bandera yanqui y los ingenieros norteamericanos desembarcan en el Paraná. En Ezeiza cuelga el cartel: excelente oportunidad, dueño liquida.

El Senado le propinó una dura derrota al elenco de improvisados que nos gobierna. Fueron 42 votos a 25, una diferencia holgada que mostró la capacidad de tejer alianzas de la oposición, el repliegue del oficialismo en su núcleo más duro y la fractura expuesta de la UCR.

Peronismo sin autocrítica. Qué complejo se vuelve el tema cuando los errores siempre están enfrente. El espejo de la madrastra de Blancanieves suele mentir: no hay peor séquito que el que refuerza la idea de la más linda del reino mientras el fuego arrasa una pradera seca. Es momento de remedar heridas para con la sociedad: parte del capital político de Milei reside en el enojo generalizado con el peronismo. Ni soberanía, ni independencia, ni justicia social. Algo se hizo mal y hay que decirlo rápido. Procesar el trauma con velocidad conductista para salir a pelear el próximo round.

Solo proyectan oscuridad. La industria nacional agoniza, se habilitan las exportaciones de alimentos, el consumo se desploma y la UIA en pleno silencio stampa. Luces, les faltan luces. O será que el gobierno de las corporaciones festeja mientras se funden las PyMes. El proyecto oligárquico en nuestro país es una apuesta a mediano plazo: qué le duelen a los Rocca, a los Roggio o a los Eurnekian cuatro años de hambre cuando la recompensa ofrecida es la muerte de los sindicatos o la reforma laboral escrita por Techint. El pombero, la luz mala, la mano invisible del mercado y el mito del empresariado con conciencia nacional. Ber Gelbard no los perdones, sí saben lo que hacen.

Me matan si no trabajo y si trabajo me matan (de hambre). Ni el busto de Néstor, ni la prohibición del lenguaje inclusivo en las Fuerzas Armadas. El gran trauma actual es la abrumadora pérdida del valor del salario: según el INDEC la canasta básica total de enero se ubicó en $596.823, mientras que la remuneración promedio de los trabajadores formales fue de $555.269. Promedio y formales. Ni te cuento los que están por debajo de esa línea y los que jamás vieron un recibo de sueldo. La CGT elonga con ganas de volver a la cancha.

Universidad de la calle. La gran mayoría de los funcionarios de este gobierno estudió en la universidad pública. Los que se formaron con la tuya ahora te piden que agarres el voucher para estudiar Ciencias de la Familia en la Universidad virtual del Siglo XXI. Las casas de estudios de todo el país ya anunciaron que el presupuesto vigente solo les permite tirar hasta abril. En el país de la Reforma, del Cordobazo, de la Noche de los Lápices y de los bastones largos, buena parte de la esperanza reside en su glorioso movimiento estudiantil universitario. De las aulas a las calles. Vieja escuela y tradición de lucha para pegarle al monstruo desde la cuna de la justicia social: la universidad pública.

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Yair Cybel

Una vez abrazó al Diego y le dijo que lo quería mucho. Fútbol, asado, cumbia y punk rock. Periodista e investigador. Trabajó en TeleSUR, HispanTV y AM750. Desde hace 8 años le pone cabeza y corazón a El Grito del Sur. Actualmente también labura en CELAG y aporta en campañas electorales en Latinoamérica.